Ra¨ªces paulinas de Europa
"Tiene usted que contar eso a algunos m¨¢s", suplicaba el nonagenario filonazi, Carl Schmitt, al jud¨ªo de izquierdas Jacob Taubes. Lo que ten¨ªa que contar era la clave de por qu¨¦ Occidente se hab¨ªa embarcado desde el siglo IV en entender la pol¨ªtica como una confrontaci¨®n entre amigos y enemigos. Esa clave era una discutible interpretaci¨®n de la Carta a los Romanos de un tal Pablo de Tarso.
Jacob Taubes, un autor desconocido en Espa?a pero que fue, junto a Marcuse, el referente de los estudiantes berlineses de 1968, buscaba las claves de la crisis pol¨ªtica de Europa en las ra¨ªces religiosas. Eso le hab¨ªa llevado a interesarse por la figura de Pablo, aut¨¦ntico fundador del cristianismo y caladero privilegiado de los grandes temas de la cultura occidental: concepto de universalidad, relaci¨®n entre ley y libertad, conciencia de que el tiempo es un bien escaso, etc¨¦tera. Segu¨ªa en esto la pauta de los grandes pensadores de Europa -los Agust¨ªn, Lutero o Nietzsche- y se adelantaba a lo que hoy hacen Agamben, Badiou o Zizeck.
LA TEOLOG?A POL?TICA DE PABLO
Jacob Taubes
Traducci¨®n de M. Garc¨ªa Bar¨®
Trotta. Barcelona, 2007
207 p¨¢ginas. 20 euros
?Y qu¨¦ es lo que ve¨ªan en Pa
blo de pol¨ªticamente decisivo? Su concepci¨®n del tiempo o, dicho en t¨¦rminos paulinos, la dimensi¨®n apocal¨ªptica del mundo, esto es, la conciencia de que tanto el hombre como el mundo tienen un tiempo limitado. Eso es lo que un¨ªa al revolucionario jud¨ªo y al ultraconservador cat¨®lico. Uno y otro extra¨ªan sus consecuencias pol¨ªticas del mismo principio aunque interpretado en sentido opuesto. Para el cat¨®lico Schmitt, si el mundo tiene un t¨¦rmino la pol¨ªtica consiste en aplazarle, asentarse en lo que hay y posponer al m¨¢ximo la llegada del final que ser¨¢ el momento del caos. Al caos se le combate con el orden y la negaci¨®n de todo lo que invite a alterar la marcha de la historia. Para el jud¨ªo Taubes, por el contrario, lo que procede es anticipar el final, es decir, vivir el presente teniendo en cuenta la promesa de realizaci¨®n final. Europa se ha construido desde la opci¨®n conservadora y eso explicar¨ªa el prestigio de las teocracias y la mayor¨ªa de las pol¨ªticas seculares celosas del orden establecido y sordas a la idea de que los recursos del mundo son limitados.
Las interpretaciones son tan dispares que un Carl Schmitt enfermo ruega a su permanente rival que le visite, algo que Taubes hab¨ªa evitado por la significaci¨®n pol¨ªtica del famoso jurista. Esta vez acude. Durante tres d¨ªas desmenuzan la Carta a los Romanos hasta que Schmitt entrev¨¦ la luz. La lectura jud¨ªa que hace Taubes de Pablo ilumina con otra luz los dos problemas pol¨ªticos que han torturado a Europa: en primer lugar, que la versi¨®n cat¨®lica, reaccionaria, de Pablo no se sostiene. Pablo tiene desde luego que elaborar la frustraci¨®n que supuso el hecho de que la parus¨ªa, la vuelta inminente del Mes¨ªas, no tuviera lugar, pero no traduce esa frustraci¨®n por renuncia al cambio radical de l¨®gica pol¨ªtica. Lo que tiene claro es que el Mes¨ªas no volver¨¢ como Superm¨¢n sino como resultado de un cambio interior. Nada que ver con el miedo cat¨®lico al final. Y luego est¨¢ lo del amigo-enemigo. Schmitt reconoce que se ha inspirado en Romanos 12. Ah¨ª se habla del nuevo Israel, abierto a todos, es decir, universal. Es una universalidad rara porque excluye mucho. De ella no forman parte, en efecto, los "enemigos", es decir, los jud¨ªos. Esa universalidad excluyente es lo que inspira su definici¨®n de la pol¨ªtica como enfrentamiento entre "amigos" (que son los de la propia comunidad) y los "enemigos" (que son los que quedan fuera, es decir, los de otra comunidad). Taubes le hace ver c¨®mo eso no se sostiene porque esos "enemigos" son reconocidos al mismo tiempo como la ra¨ªz o el resto sobre el que hay que construir la universalidad no excluyente. Cuando el an¨¢lisis pol¨ªtico se agota en encuestas, he ah¨ª un pensador provocador que convoca a la escatolog¨ªa mesi¨¢nica para extraer de ella recursos para la pol¨ªtica.
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