"El aborto es un asunto duro, y por eso no evito los detalles"

Resulta casi imposible ver 4 meses, 3 semanas y 2 d¨ªas sin revolverse en la butaca. La pel¨ªcula, dirigida por el rumano de 39 a?os Cristian Mungiu, duele demasiado. Ganadora de la Palma de Oro en el ¨²ltimo Festival de Cannes, ha recibido en San Sebasti¨¢n el premio a la mejor pel¨ªcula del a?o seg¨²n la cr¨ªtica internacional, el llamado Premio Fipresci. Ayer, el filme abr¨ªa los Encuentros de Zabaltegi.

Cristian Mungiu habla perfecto ingl¨¦s y entiende sin problemas el castellano. Tiene la piel muy p¨¢lida y la cara muy redonda. Explica que en Rumania hay 35 salas de cine para 20 millones de habitantes, que desde 2002 hay una nueva ola de cineastas a la que ¨¦l pertenece y que con el dinero y las alas que le ha dado la Palma de Oro se ha comprado una caravana con la que pasea su pel¨ªcula por los pueblos de su pa¨ªs. Pregunta a los periodistas si conocen Rumania y luego saca los colmillos y bromea: "?Ya saben, Transilvania!". Reconoce que su filme es duro pero dice que para muchas mujeres rumanas hasta se queda corto. "En Rumania la respuesta ha sido muy emocional. Muchas mujeres me han dado las gracias, pero otras me han dicho que la pel¨ªcula no es nada comparado con lo que vivieron. El impacto en el extranjero ha sido m¨¢s fuerte que en mi pa¨ªs, donde se conoce bien la realidad que cuento".

A grandes rasgos, 4 meses, 3 semanas y 2 d¨ªas (enmarcada dentro de un proyecto de varias pel¨ªculas sobre las "leyendas urbanas" de la Rumania comunista) es la historia de dos amigas y el aborto clandestino que practican a una de ellas en una habitaci¨®n de hotel en los ¨²ltimos tiempos del r¨¦gimen de Ceausescu. En 1966 el aborto fue prohibido en Rumania, lo que provoc¨®, por un lado, el baby boom que buscaba el r¨¦gimen (estallido demogr¨¢fico al que pertenece el director), y por otro una red de aborto ilegal que caus¨® la muerte de m¨¢s de medio mill¨®n de mujeres. "No creo que el aborto sea un asunto s¨®lo femenino. Creo que es un asunto humano y ya est¨¢. En cualquier caso, uno de los mejores halagos que me han dicho por esta pel¨ªcula es que mi interior parece el de una mujer".

El filme de Mungiu no cae en discursos demag¨®gicos o maniqueos: "El comunismo no me parece ni malo ni bueno, aunque le rodean muchos detalles s¨®rdidos. Y el aborto me parece que ni se puede prohibir ni se puede tomar a la ligera". Al preguntarle por un plano que ser¨¢ pol¨¦mico (en el que se muestra en el suelo, sin efectismos ni subrayados, al feto de m¨¢s de cuatro meses ya sin vida), asegura que incluirlo era "un deber". "No se pueden entender los 30 minutos finales, la angustia de la chica, sin ese plano". "El aborto", a?ade, "es un asunto muy duro y evitar los detalles hubiese sido negar esa dureza".

"Mi pel¨ªcula no quiere ser un ejercicio de estilo", contin¨²a Mungiu. "Quer¨ªa dejar espacio y libertad a los actores. Muchas escenas se rodaron en una sola toma, ellos entran y salen del plano, se les escucha y no se les ve. No me interesaba la perspectiva que tiene un cineasta de hoy, sino la que ten¨ªa una mujer en aquel momento. La c¨¢mara es subjetiva, cuando ella est¨¢ fren¨¦tica, la c¨¢mara lo est¨¢, y cuando ella est¨¢ quieta, la c¨¢mara tambi¨¦n reposa".