Padre y patr¨®n
Es bastante oportuno el dinero para ayudas a necesitados que el Gobierno nacional anuncia en estos tiempos a cargo de los presupuestos generales del Estado. Son cantidades casi insignificantes, convenientes desde hace a?os, para familias pobres, con hijos, numerosas, a las que se piensa subir pensiones y prestaciones como complemento al plan de derecho a la procreaci¨®n, con su aguinaldo natal de 2.500 euros para ricos, medianos y pobres, regalo del Estado-padre, o del Estado-abuelo, que echa un cheque en la cuna del reci¨¦n nacido.
Parece a simple vista un signo de proximidad de los gobernantes a sus hijos, los gobernados, pero es m¨¢s bien un signo de distancia medieval: se?or y siervo. La distribuci¨®n de fondos seg¨²n las necesidades ciudadanas, que deber¨ªa ser normal en la Administraci¨®n del Estado, el Gobierno la convierte en espect¨¢culo de beneficencia antigua, reparto de limosnas dominical, exactamente en domingo de elecciones.
Puede que sea preocupaci¨®n por la comunicaci¨®n con los futuros votantes, como dicen los expertos en mercadotecnia pol¨ªtica, o por la propaganda, como se dec¨ªa antes. Por ejemplo, la ley andaluza del derecho a la vivienda se refiere m¨¢s bien al derecho a comprar una vivienda gracias a un plan de construcci¨®n de 700.000 pisos, y contin¨²a el trasvase de propiedad p¨²blica del suelo a propiedad privada, aunque, como novedad, la Administraci¨®n garantice, sin concretar mucho, la disponibilidad de casas por las que el comprador no pague m¨¢s de un tercio de sus rentas, seg¨²n aconsejan los manuales de autoayuda financiera. Cada propietario futuro tendr¨¢, como hoy, lo que merezca su bolsillo.
El Gobierno andaluz ha comunicado muy bien su pol¨ªtica y ha conseguido que gente adversa a la construcci¨®n desaforada celebre la construcci¨®n de 700.000 viviendas m¨¢s.
Creo que a muchos de aqu¨ª les fastidia esta manera de entender la pol¨ªtica, con premios para los votantes en v¨ªsperas de elecciones. No es que lo que se haga sea absurdo, econ¨®mica o pol¨ªticamente: el PP promete bajadas de impuestos si gana las elecciones, y el Gobierno socialista baja los impuestos en plena precampa?a electoral. Pero en Andaluc¨ªa esto fastidia porque tenemos una memoria de regi¨®n pobre, para la caridad, donde el trabajo se retribu¨ªa con limosnas, y el trabajador era un mendigo o un ladr¨®n pagado, o eso se dec¨ªa en las casas con corte de pordioseros y p¨¢rroco particular.
Hoy es inadmisible la idea del Estado como padre patr¨®n. Y ahora, otra vez, la idea gira en el aire, modernizada, en esta campa?a electoral eterna, en la que los argumentos principales son las cantidades de dinero que el Estado repartir¨¢ entre sus s¨²bditos.
El viernes, mientras llov¨ªa bestialmente y sonaban sirenas de bomberos y ambulancias, y el agua se llevaba cortijos y bares playeros, hubo un corte de luz de cuatro horas al este de M¨¢laga, y entre goteras vislumbramos la sombra del desastre el¨¦ctrico catal¨¢n mientras Manuel Chaves valoraba los 4.000 millones de euros para Andaluc¨ªa en los presupuestos del Estado de 2008. Andaluc¨ªa, dice el presidente Chaves, "se lleva m¨¢s dinero que Catalu?a". "Vamos a llevarnos m¨¢s dinero que ellos", profetiz¨® pedag¨®gicamente Chaves, para que cualquiera lo entienda.
Existe una man¨ªa por Catalu?a, muy andaluza y muy espa?ola, de la derecha y de la izquierda. Los pol¨ªticos andaluces jam¨¢s recuerdan los fondos destinados a ninguna otra regi¨®n, fondos vascos o madrile?os o murcianos. Su fijaci¨®n es catalana, hist¨®rica. Es muy importante llevarnos m¨¢s dinero que ellos, catalanes, o catalinos, como dicen en los bares con televisi¨®n futbol¨ªstica.
No s¨¦ si as¨ª movilizar¨¢n electores para las votaciones de primavera. No s¨¦ si la concepci¨®n del Estado como repartidor de cheques moviliza a m¨¢s ciudadanos que la idea, y la pr¨¢ctica, de que los ciudadanos somos corresponsables en la construcci¨®n del Estado a trav¨¦s de nuestros impuestos. El Estado patriarcal cuenta con la inhibici¨®n sumisa de sus hijos. O impone el voto obligatorio o cultivar¨¢ la abstenci¨®n.
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