Un amplio sector de presos de ETA reprocha a la c¨²pula su olvido durante la negociaci¨®n

Un amplio sector de los presos de ETA reprocha a su direcci¨®n haber sido olvidados durante el proceso de paz, seg¨²n fuentes nacionalistas. El des¨¢nimo de muchos presos de ETA por la gesti¨®n del proceso, y la situaci¨®n de Batasuna, donde se est¨¢n produciendo cr¨ªticas en la misma direcci¨®n, han empujado a ETA y Batasuna a ofrecer nuevas explicaciones para exculparse y responsabilizar del fracaso al Gobierno en exclusiva. As¨ª se interpreta en medios nacionalistas la publicaci¨®n, este fin de semana, por el diario Gara de un especial de 64 p¨¢ginas sobre el fallido proceso de fin dialogado del terrorismo.

El texto, que intenta ser un historial completo del proceso, recoge estos cap¨ªtulos: El ¨²ltimo intento; el Cronograma del proceso; Los hechos; Las siete claves de c¨®mo se lleg¨®; los cinco factores contra un proceso; Los protagonistas; La propuesta del Anaitasuna y los documentos.

Al margen de algunas an¨¦cdotas, el texto no aporta novedades respecto a lo ya conocido y que el propio diario Gara public¨® en primavera, una vez roto el alto el fuego por ETA. La respuesta que ayer dio el Gobierno fue: "Nos cuentan una novela para justificar la violencia y buscar la desuni¨®n de los dem¨®cratas". Fuentes del Ejecutivo a?aden que ETA trata de "vengarse de que este Gobierno no haya cedido a sus pretensiones intentando que lo pague en las urnas".

La necesidad de reiterar argumentos ya conocidos por parte de ETA y Batasuna significa que sus bases est¨¢n muy mal, se?alan fuentes nacionalistas. La publicaci¨®n de Gara coincide con un comunicado de Batasuna de la v¨ªspera en el que dice que "Zapatero, igual que sus predecesores en el cargo, dise?¨® su hoja de ruta con la ¨²nica intenci¨®n de conseguir un proceso de rendici¨®n".

Un dato significativo es la situaci¨®n del colectivo de 750 presos de ETA. La mayor¨ªa de ellos acogieron con esperanza el anuncio del proceso y lo apoyaron. Tras su fracaso han entrado en una fase de des¨¢nimo y proliferan las cr¨ªticas a la gesti¨®n del proceso por la direcci¨®n de ETA, se?alan fuentes nacionalistas. Algunas de esas cr¨ªticas se centran en el olvido de la direcci¨®n de ETA sobre su situaci¨®n, precisan las fuentes consultadas.

ETA, en sus contactos con el Gobierno, prim¨® la b¨²squeda de un preacuerdo pol¨ªtico antes que la negociaci¨®n de una salida de sus presos a cambio de una reafirmaci¨®n del cese definitivo de la violencia, como estaba previsto en la hoja de ruta del proceso. La ¨²nica propuesta que ETA hizo al Gobierno sobre sus presos se refiri¨® a la adopci¨®n de medidas especiales para los enfermos.

ETA y Batasuna tambi¨¦n encuentran problemas en ANV (Acci¨®n Nacionalista Vasca), la marca con la que comparecieron algunos de sus seguidores en las elecciones municipales del 27-M. Algunos ediles de ANV se sienten enga?ados porque se presentaron en las listas para contribuir a un proceso de paz y ahora se encuentran ante un proceso de confrontaci¨®n total, con el agravante de que ETA esper¨® a despu¨¦s de las elecciones para romper la tregua formalmente, se?alan fuentes nacionalistas.

El desconcierto tambi¨¦n est¨¢ instalado en Batasuna que, a fines de a?o, renovar¨¢ su c¨²pula. Su portavoz, Arnaldo Otegi, est¨¢ en la c¨¢rcel desde hace tres meses, y muchos de sus cuadros con procesos judiciales pendientes en los que arriesgan a?os de prisi¨®n. La falta de respuesta en Batasuna al encarcelamiento de Otegi y la clara merma de la capacidad de convocatoria de sus movilizaciones, desde que ETA rompi¨® el alto el fuego, preocupa a su c¨²pula por el des¨¢nimo que se aprecia en sus bases.

La Iglesia vasca, con fuerte peso nacionalista, que se implic¨® en los proleg¨®menos de la tregua, tambi¨¦n responsabiliza a ETA de la ruptura. Lo mismo sucede con un sindicato de fuerte acento nacionalista, como ELA-STV, y con organizaciones internacionales que colaboraron en el proceso, como el Sinn Fein.

La percepci¨®n del Gobierno es que ETA y Batasuna han salido de esta tregua a¨²n m¨¢s d¨¦biles que de la anterior, la de 1998. En aquella ocasi¨®n su debilidad se manifest¨® en la escisi¨®n que sufri¨® Batasuna en varios grupos, especialmente Aralar, as¨ª como en la p¨¦rdida de m¨¢s de 100.000 votos y la mitad de los esca?os -de 14 a 7- entre las elecciones de 1998, celebradas al inicio de la tregua, y las de 2001, al a?o y medio de su ruptura.

Su p¨¦rdida de peso tras aquella tregua, se debi¨® a que no logr¨® convencer a sus seguidores de que la responsabilidad de la ruptura de la tregua era del Gobierno. Tres meses despu¨¦s de la ruptura de la nueva tregua de marzo de 2006, el Ejecutivo est¨¢ convencido de que tanto ETA como Batasuna est¨¢n m¨¢s d¨¦biles a¨²n que tras la tregua de 1998. No s¨®lo por las detenciones policiales, que muestran un alto control sobre ETA y un decisivo apoyo internacional, sino por el aislamiento de Batasuna por el resto del nacionalismo, que ya no tolera que no rechace el terrorismo.