En Afganist¨¢n
La muerte ayer de dos soldados de las fuerzas espa?olas en la provincia de Farah, en Afganist¨¢n, junto a su int¨¦rprete, no debe ser motivo para plantear una retirada o una reducci¨®n de la presencia militar junto a otros 36 pa¨ªses en la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad), que el Consejo de Seguridad de la ONU acaba de renovar por dos a?os m¨¢s y de reforzar. Pero s¨ª para un debate a fondo sobre esta guerra que viene durando casi seis a?os, en la que los avances son demasiado escasos y que puede acabar en fiasco ante la falta de medios y el renovado avance de los talibanes (y de Al Qaeda). Lo ocurrido ayer es consecuencia tr¨¢gica de la guerra de car¨¢cter asim¨¦trico que libran los talibanes con minas -sumamente dif¨ªciles de detectar-, coches bomba y atentados suicidas, y que tienen ante s¨ª un Gobierno, el del presidente Karzai, que, pese a su elecci¨®n, ha perdido popularidad y credibilidad. Para no perder esta guerra, tambi¨¦n Karzai y los afganos deben esforzarse y cumplir sus compromisos.
Que aquello es "una zona de guerra" y que los militares espa?oles corren "un grav¨ªsimo riesgo", como ayer espet¨® el secretario general del PP, es ya una perogrullada. Pero para los soldados espa?oles estar en medio de una guerra no es lo mismo que tener una misi¨®n de guerra -para lo que se requerir¨ªa otro tipo de autorizaci¨®n del Parlamento-, pues sus objetivos son de autoprotecci¨®n y de apoyo a los Equipos Provinciales de Reconstrucci¨®n, en el marco de la ONU y dentro de la OTAN. En t¨¦rminos relativos, la contribuci¨®n espa?ola a la ISAF se ha reducido del 6? al 11? puesto. No es tampoco momento de frenar el env¨ªo, que se abordar¨¢ hoy en el Congreso de los Diputados, de dos grupos para formar a militares afganos. Pues la estrategia internacional sigue siendo la de afganizar este conflicto entrenando a soldados y polic¨ªas locales, una labor que ya lleva retraso.
Pero guerra, hayla. La ofensiva de los heterog¨¦neos talibanes, que antes se concentraban m¨¢s en el sur, ha ido desplaz¨¢ndose tambi¨¦n hacia el oeste, donde est¨¢n, fundamentalmente, las tropas espa?olas e italianas (dos de estos soldados fueron liberados en una cruenta acci¨®n militar la v¨ªspera tras haber sido secuestrados por los talibanes). Es una v¨ªa de paso hacia Turkmenist¨¢n e Ir¨¢n para el tr¨¢fico de estupefacientes, y su control es decisivo para unos y otros.
No lejos se han registrado acciones de los talibanes para cerrar escuelas y ocupar temporalmente poblados. No es una guerra en vano, sino en defensa de la libertad de los afganos, para que sus hijos e hijas puedan ir a las escuelas, y tambi¨¦n en defensa de la seguridad de muchos otros, incluida Espa?a, en un mundo globalizado. Pero Afganist¨¢n ha costado ya la vida de 85 militares espa?oles (65 de ellos en el accidente del Yak-42). En este caso, uno de los fallecidos era ecuatoriano. La aportaci¨®n de la inmigraci¨®n no es s¨®lo a la econom¨ªa de Espa?a, sino a su seguridad.
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