Desobediencias
Una vaskiria es una walkiria que, en lugar de entonar el "?Hojotoho! ?Heiaha!", lanza un irrintzi. Es a lo que nos tiene acostumbrados Bego?a Errazti, nuestra vaskiria esencial, cada vez que se decide a comunicarnos algo. Hace unos d¨ªas nos ha deleitado con unos gorgoritos monta?eros extraordinarios, gorgoritos que ella considerar¨¢ socialdem¨®cratas, aunque deben de provenir de la socialdemocracia de Transilvania, o as¨ª. Ya se sabe que las palabras se suman como las manzanas, y que palabra bonita m¨¢s palabra bonita es igual a socialdem¨®crata. Y es que alg¨²n r¨®tulo debe llevar ella en la feria de las vanidades que la diferencie de los Xabieres, y ella ha elegido uno de dos manzanas, o sea, un frutero. ?Hojotoho! Y frutero en mano, ah¨ª la tenemos voceando su mercanc¨ªa para despertarnos el apetito. El pueblo debe reaccionar contra Zapatero, que nos quiere enviar los tanques para impedirnos la consulta. Hay que ir a la desobediencia civil si no hay consulta. Y lo cierto es que, al margen de bromas, esta se?ora dice cosas grav¨ªsimas. Es una sectaria como la copa de un pino transilvano, una nacional-mendigoizale, que es tal vez lo que en su pueblo deben de creer que es ser social-dem¨®crata.
Es bien sabido lo que las vaskirias entienden por pueblo. Nada que ver con lo que entendemos por esa palabra los mortales, que s¨®lo usamos palabras marchitas, como nuestros propios destinos. No se trata del conjunto de los ciudadanos de una comunidad pol¨ªtica; tampoco de lo que se ha solido denominar el pueblo llano, colectivo no ya marchito, sino marchit¨ªsimo, tanto, que cuando pretende autodenominarse no llega a pronunciar la palabra pueblo, ya que antes de que lo haga se la quitan de la boca. No, una vaskiria porta la voz -o el irrintzi- de un destino, y el destino es siempre cosa de elegidos. En boca de las vaskirias, "nuestro pueblo" es justo aquello sin lo que ellas no existir¨ªan, un conjunto receptivo a su voz, una caracola para el murmullo de la fatalidad. Y ese pueblo ha de tener un h¨¦roe conductor, ¨¦se por el que las vaskirias suspiran, ese por el que entonan sus irrintzis arrolladores: Juan Jos¨¦, el hombre que lleg¨® a la cumbre en una bici, pedaleando con Fern¨¢ndez. As¨ª que, tras propugnar la desobediencia civil en caso de que el mentiroso Zapatero trate de impedir la consulta, dice la vaskiria Errazti que habr¨¢n de ser el Gobierno y el Parlamento vascos los impulsores de esa estrategia, a los que se sumar¨¢n los abertzales "con el convencimiento que da la seguridad de ser patriotas, ciudadanos de una naci¨®n que pide ¨²nicamente lo que es justo". ?Hojotoho! ?Heiaha!
Bego?a Errazti es la presidenta de EA, y como tal tiene pleno derecho a pedir una consulta, el oro, el moro y hasta un queso de Idiazabal. Se da adem¨¢s la circunstancia de que el partido que preside forma parte de nuestra troika gubernamental, hecho que tampoco le impide a ella seguir pidiendo toda nuestra maravillosa huerta, pimientos de Mungia incluidos. A lo que s¨ª debiera moverle esa circunstancia, sin embargo, es a conocer las atribuciones y l¨ªmites de representaci¨®n de ese Gobierno del que forma parte su partido. Debiera saber, por ejemplo, que es un Gobierno que representa a todos los ciudadanos vascos, tambi¨¦n a los lisiados que no formamos parte del pueblo de destino del que ella es irrintzilari. Y debiera saber tambi¨¦n que ese Gobierno puede, por supuesto, tomar decisiones que s¨®lo satisfagan a una parte de la poblaci¨®n, pero siempre que entren dentro del ¨¢mbito de sus atribuciones. Lo que no puede, de ninguna manera, es adoptar decisiones de parte para las que no est¨¢ capacitado, iniciativa que supondr¨ªa un verdadero asalto a las instituciones para instrumentalizarlas contra un sector de la poblaci¨®n, de ese pueblo vasco cuyos derechos se dice que no se respetan, poblaci¨®n que ver¨ªa de ese modo secuestradas sus instituciones mediante una operaci¨®n que podr¨ªamos calificar de golpe de mano. No hay derecho del pueblo vasco, se?ora vaskiria, que vaya m¨¢s all¨¢ que el de la ciudadan¨ªa vasca, y uno de ellos es el respeto de sus instituciones.
Ni un solo euro m¨ªo para que se cometa una ilegalidad en mi nombre, se?ora Errazti. ?sta podr¨ªa ser una propuesta para una desobediencia civil que, a diferencia de la que usted propugna, no inducir¨ªa a mi Gobierno a cometer m¨¢s ilegalidades, sino que invitar¨ªa a protestar a la ciudadan¨ªa para que se restaurara una legalidad usurpada y se les devolviera a las instituciones la dignidad que se les sustrae. Con la consulta, s¨ª, ya ve usted se?ora vaskiria, qu¨¦ cosas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.