??tica voluntaria?
Tradicionalmente, nos hemos referido a qu¨¦ hacemos con los resultados econ¨®micos que obtenemos, incluso a por qu¨¦ los buscamos, pero ahora se impone la necesidad de hablar de c¨®mo los alcanzamos. Es un verdadero placer que en los discursos empresariales se utilicen ya de forma habitual conceptos como reputaci¨®n, ¨¦tica, responsabilidad, ecolog¨ªa, transparencia... Son nociones vinculadas a la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o Corporativa, cuya emergencia demuestra que algo est¨¢ cambiando en la forma de entender la econom¨ªa y las relaciones de la empresa con la sociedad.
La Comisi¨®n Europea public¨® en 2001 el Libro verde titulado Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas, en el que animaba a prestar una mayor atenci¨®n a lo que defini¨® como "la integraci¨®n voluntaria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en sus relaciones con sus interlocutores". Sin embargo, la actual proliferaci¨®n del concepto de RSE est¨¢ provocando desconfianza, pues se asocia con frecuencia al marketing y la publicidad. As¨ª que se exige, cada vez m¨¢s, que toda declaraci¨®n que hagamos las empresas est¨¦ respaldada por compromisos y resultados concretos. Ahora es necesario concretar esa responsabilidad: hay que acotarla y determinar la forma de medirla. Las cooperativas somos precisamente una clase de empresa que, desde mediados del siglo XIX, mantenemos vigentes unos principios ¨¦ticos que constituyen nuestro c¨®digo moral. El cooperativismo tiene dos rasgos que lo configuran como un modelo muy pr¨®ximo al que propone la Comisi¨®n Europea: la transparencia, cualidad indispensable en una empresa que pretenda generar confianza en sus interlocutores; y la participaci¨®n, elemento clave para el di¨¢logo de todos los actores de la vida empresarial. Pero, afortunadamente, la ¨¦tica empresarial no es patrimonio nuestro.
?Debe establecerse un m¨ªnimo de moralidad cuya violaci¨®n suponga sanci¨®n a las empresas?
El Gobierno de Espa?a aprob¨® hace poco la creaci¨®n en el Senado de un Consejo de Responsabilidad Empresarial que analizar¨¢ la conveniencia de una regulaci¨®n legal de los compromisos sociales de la empresa. En la Comunidad Valenciana, este asunto tambi¨¦n nos ha preocupado y ocupado: hace m¨¢s de tres a?os, la Fundaci¨®n ?tnor nos propuso participar en la creaci¨®n de un observatorio que posibilitara un diagn¨®stico sobre el estado de las empresas de nuestra Comunidad en materia de ¨¦tica y de responsabilidad social. El proyecto que presentaba ?tnor no pod¨ªa ser m¨¢s oportuno y, por supuesto, la Confederaci¨®n de Cooperativas de la Comunidad Valenciana acept¨® participar en ¨¦l, junto a la Generalitat Valenciana y Cierval.
Todos estos an¨¢lisis han dejado en el aire muchas inc¨®gnitas: ?hasta qu¨¦ punto la responsabilidad social ha de ser voluntaria?; ?debe establecerse un m¨ªnimo de moralidad cuya violaci¨®n suponga sanciones a las empresas?; ?o basta con establecer un c¨®digo de buenas pr¨¢cticas al que, voluntariamente, puedan acogerse las empresas que lo deseen?; ?conviene que haya un registro oficial de empresas ¨¦ticas que est¨¦ abierto a la consulta p¨²blica? Los interrogantes son muchos, porque el concepto es nuevo y su regulaci¨®n es pol¨¦mica. No parece que todos est¨¦n dispuestos a aceptar de buen grado la asunci¨®n de nuevas obligaciones legales para las empresas ni el control por parte de los poderes p¨²blicos, en lo que podr¨ªa considerarse una pol¨ªtica intervencionista. Pero ?se puede permitir que empresas que se conducen de espaldas a la ¨¦tica act¨²en impunemente en el mercado?; ?tienen los poderes p¨²blicos la obligaci¨®n de garantizar la limpieza de su tejido empresarial? Al final, parece que el Gobierno limitar¨¢ su acci¨®n al campo de la promoci¨®n de la RSE y la estandarizaci¨®n de informes y verificaciones, dejando a las empresas libertad para acogerse a estas pr¨¢cticas.
En nuestra opini¨®n, los empresarios, cooperativos o no, debemos afrontar este asunto con valent¨ªa. Desde luego, hay que hacer un esfuerzo por mantener el equilibrio, pero teniendo presente en todo momento que ¨¦tica y libertad no son ideas antag¨®nicas, sino todo lo contrario: son conceptos que se complementan y fortalecen entre s¨ª. Estamos de acuerdo en que la ¨¦tica no puede imponerse por decreto, pero ?para qu¨¦ queremos una libertad que d¨¦ cobertura moral a determinados atropellos que, por otra parte, son infrecuentes y absolutamente condenables? La sociedad est¨¢ demandando una acci¨®n compartida de empresarios y Administraci¨®n para avanzar en la construcci¨®n de un tejido empresarial que progrese de cara a la cohesi¨®n social y al compromiso medioambiental. El Observatorio de ?tica y Responsabilidad Social Empresarial de la Comunidad Valenciana ha puesto de manifiesto desequilibrios que debemos corregir. Es un ejercicio que nos ayudar¨¢ a mejorar, porque, como afirma la profesora Adela Cortina, "la ¨¦tica es rentable". Y el ¨²nico camino posible para que este mundo sea un lugar mejor para vivir y para trabajar.
Luis Valero Lahuerta es presidente de la Confederaci¨®n de Cooperativas de la Comunidad Valenciana.
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