Cuba, ?robo o expulsi¨®n del talento?
El Periodo Especial en Tiempos de Paz, nombre dado por el Gobierno a la severa crisis que azota Cuba desde la p¨¦rdida de las cuantiosas subvenciones de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y pa¨ªses del Este de Europa desde fines de 1989, pronto cumplir¨¢ 19 a?os. Los efectos negativos de esta crisis sobre la sociedad cubana han sido inmensos y variados. En particular, ha provocado un proceso de continuada descapitalizaci¨®n material y humana. En lo material se ha reflejado en los medios de producci¨®n, el transporte, las edificaciones y la infraestructura en general. Se observa a simple vista en las v¨ªas destruidas, las f¨¢bricas paralizadas o semiparalizadas con tecnolog¨ªas obsoletas, la agricultura en estado calamitoso, el transporte casi colapsado en la mayor parte del pa¨ªs; todo como consecuencia de la falta de reposici¨®n, adecuado mantenimiento e inversiones, lo que se refleja en un porcentaje de formaci¨®n de capital fijo en relaci¨®n con el producto interno bruto (PIB) no superior a un d¨ªgito durante la mayor parte de este periodo.
En los campos, la mecanizaci¨®n pr¨¢cticamente ha desaparecido a favor de la tracci¨®n animal. En la mayor¨ªa de las ciudades, el transporte se realiza fundamentalmente con carretas tiradas por caballos. De manera oficial se ha reconocido que aproximadamente el 60% del agua bombeada para el consumo humano y productivo se pierde en el trayecto debido al mal estado de las conductoras, a veces mezcladas con las aguas negras, tambi¨¦n vertidas por las p¨¦simas condiciones de su evacuaci¨®n, problema complicado por un alcantarillado en un alto grado infuncional. El 15% de la electricidad generada se pierde, seg¨²n datos de la Oficina Nacional de Estad¨ªsticas, por el precario estado de las redes de conducci¨®n y distribuci¨®n. El fondo habitacional est¨¢ en m¨¢s del 43% en mal o regular estado, seg¨²n el Instituto Nacional de la Vivienda; un indicador que algunos especialistas estiman superior.
Si la descapitalizaci¨®n material es grave, con tasas de inversi¨®n inferiores a los montos de la depreciaci¨®n del capital existente, m¨¢s seria a¨²n es la descapitalizaci¨®n humana, tanto en la dimensi¨®n cient¨ªfico-t¨¦cnica, como en la referida a los valores espirituales. La fuga incesante de personal calificado hacia el exterior en busca de mejores condiciones de vida representa un permanente drenaje de talento. A ello se agrega los profesionales que se dedican a labores distintas a sus calificaciones para mejorar la situaci¨®n econ¨®mica, casi siempre en trabajos de menor nivel acad¨¦mico, pero m¨¢s retribuci¨®n, lo que invierte adversamente la pir¨¢mide social. Los profesionales que contin¨²an ejerciendo carecen de est¨ªmulo o informaci¨®n para seguir especializ¨¢ndose, incluido el acceso a Internet, muy controlado y vedado para la inmensa mayor¨ªa de los cubanos. Un proceso conducente a una masiva desactualizaci¨®n, en un mundo donde los avances cient¨ªfico-t¨¦cnicos transcurren cada vez con mayor celeridad en todas las ramas del conocimiento. Los efectos de esta compleja situaci¨®n han ocasionado la p¨¦rdida de cuantiosas inversiones dedicadas a la instrucci¨®n y, lo m¨¢s importante, una grave afectaci¨®n al principal activo productivo nacional: el capital humano. Las causas radican en la falta de est¨ªmulo material y espiritual, as¨ª como en una infranqueable barrera al despliegue del talento y la creatividad, que genera vidas oscuras y carentes de confianza en el futuro.
En Cuba, el salario promedio mensual es de 387 pesos, aproximadamente 13 euros, pagados en una moneda que el mismo Estado no admite en sus imprescindibles tiendas de venta por divisas. A esto se a?ade la escasa consideraci¨®n social hacia los especialistas y t¨¦cnicos, cuya resultante es que un maletero, un parqueador o un sirviente en un hotel, profesiones dignas y respetables pero sin calificaci¨®n, reciben en un d¨ªa por propinas de los extranjeros ingresos superiores al salario mensual de un m¨¦dico, un ingeniero, un profesor o un cient¨ªfico. Esta realidad est¨¢ enmarcada en un asfixiante escenario pol¨ªtico donde por encima de los conocimientos y la capacidad se privilegia el servilismo; factores que inciden funestamente en las nuevas generaciones, al desestimularlas a superarse.
El deterioro de los valores morales es un asunto tan preocupante y evidente que hasta dirigentes del Partido Comunista y la prensa oficial han tenido que abordar el problema, aunque sin manifestar las verdaderas causas ni ofrecer soluciones. Los or¨ªgenes est¨¢n en un sistema generador de miserias humanas y materiales; un ambiente conducente a la degradaci¨®n, a la corrupci¨®n y el delito para poder sobrevivir. Condiciones no adecuadas para el florecimiento de las virtudes sino para el enga?o y la doble moral, que crean una ¨¦tica negativa.
Resulta penoso lo acontecido. Un proceso social que promet¨ªa felicidad y desarrollo al pueblo cubano ha terminado descapitalizando integralmente la naci¨®n, con lo cual se pierden inmensos recursos materiales y de conocimientos atesorados por generaciones durante siglos. Es tiempo de que esta situaci¨®n se modifique, mediante la transformaci¨®n radical del sistema pol¨ªtico, econ¨®mico y social. No tiene sentido hablar de robo de cerebros, cuando en realidad ha existido la expulsi¨®n masiva de personas calificadas, incluidos talentosos atletas de alto rendimiento, quienes han tenido que marcharse al extranjero, por razones econ¨®micas o pol¨ªticas, para ofrecer una vida digna a sus familias, e incluso ayudar a los parientes y amigos enviando remesas al pa¨ªs.
En Cuba se necesita un cambio radical que cree condiciones para la elevaci¨®n del nivel y la calidad de vida de los cubanos, incluidos los cientos de miles de especialistas que permanecen en condiciones deplorables. ?nica f¨®rmula viable para detener la continuada desvalorizaci¨®n del capital humano, cre¨¢ndose as¨ª tambi¨¦n las condiciones para el regreso de los cubanos residentes en el extranjero y, en un marco de reconciliaci¨®n, por encima de diferencias ideol¨®gicas, reconstruir unidos la naci¨®n.
?scar Espinosa Chepe es economista y periodista cubano.
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