Mentiras y mentirosos
Rectificar es de sabios. Hacerlo a medias cuando las evidencias son tan abrumadoras es quedarse atrapados en la mentira. Para colmo, en pol¨ªtica, la verdad es lo que los ciudadanos perciben como verdad, no lo que los pol¨ªticos tratan de que parezca verdad.
Eso es lo que ha ocurrido con la declaraci¨®n de Rajoy en torno a la ilegalidad de la guerra de Irak tras conocerse las conversaciones de Aznar y Bush en el famoso rancho tejano. Esa guerra que nos oprime con su actualidad tr¨¢gica e inacabable.
Pero confunde todo pretendiendo que ¨¦sa es la ¨²nica diferencia con Afganist¨¢n. La diferencia, no es s¨®lo la que media entre una guerra ilegal y otra legal, con ser mucha por esa sola raz¨®n. En Irak no hab¨ªa v¨ªnculos con el terrorismo internacional que se deb¨ªa combatir, ni armas de destrucci¨®n masiva. En Afganist¨¢n, el propio Estado talib¨¢n estaba involucrado con Al Qaeda en la amenaza del terrorismo internacional. La ¨²nica duda era si depend¨ªan m¨¢s los gobernantes de Al Qaeda que lo contrario. Era un Estado ligado al terrorismo y la ONU respald¨® por ello la intervenci¨®n militar. Nada que ver con Irak, a pesar del car¨¢cter sangriento de la dictadura de Sadam. ?Otra ser¨ªa la suerte de Afganist¨¢n si no hubiera existido la aventura iraqu¨ª!
Era tan claro que la guerra unilateral estaba decidida que a pocos sorprenden las conversaciones rancheras, salvo por su crudeza y por las mentiras a la opini¨®n p¨²blica que la acompa?aron. Era claro meses antes que el objetivo era Irak, y Afganist¨¢n una estaci¨®n intermedia.
Por eso, los que no ten¨ªamos la est¨²pida tentaci¨®n de cambiar 200 a?os de historia para caer en una nueva dependencia, apoyamos la decisi¨®n de la ONU sobre Afganist¨¢n y la del Gobierno de Aznar de enviar tropas, a pesar del riesgo y de la distancia con nuestras prioridades.
Igual de clara era la oposici¨®n a la decisi¨®n de declarar la guerra a Irak de forma ilegal, injustificada y llena de mentiras. As¨ª lo vio la oposici¨®n y toda la opini¨®n p¨²blica, menos los visionarios que pretenden cambiar la historia sacando pecho de lata imperial... ?y sus ac¨®litos!
La pol¨ªtica exterior que se pretend¨ªa cambiar era la posfranquista al socaire de los 200 a?os. La pol¨ªtica hecha a base de esfuerzos por rescatar nuestra autonom¨ªa y por consolidar un consenso b¨¢sico que nos hiciera fuertes en la dimensi¨®n de nuestras posibilidades. Sin exageraciones de monaguillos pegados a la cola de los oficiantes para aparecer en la foto. La pol¨ªtica que nos permit¨ªa hacer un papel respetable en la construcci¨®n de una Europa unida, tras vencer las resistencias a la entrada. La que nos pod¨ªa unir con los pa¨ªses hermanos de Am¨¦rica Latina y nos permitir¨ªa impulsar una pol¨ªtica mediterr¨¢nea seria, respetuosa de nuestros vecinos. La pol¨ªtica que nos permitir¨ªa reequilibrar la relaci¨®n con Estados Unidos, rescat¨¢ndola de la vergonzosa entrega de soberan¨ªa a cambio de mendigar reconocimiento que hab¨ªa hecho el franquismo.
Por eso no es lo mismo, Sr. Rajoy, que estemos en Afganist¨¢n, con todos los riesgos que implicaba cuando ustedes lo decidieron, y que sigue implicando hoy como dolorosamente comprobamos estos d¨ªas, que meterse en la guerra de Irak. Si lo piensa serenamente y cae en la cuenta de que con la tercera parte del compromiso de fuerza involucrado en Irak se habr¨ªa estabilizado Afganist¨¢n y el mundo en que vivimos ser¨ªa diferente y seguramente mejor en materia de paz y seguridad.
Pero como no ha parecido bastante, ahora vemos c¨®mo se calientan los motores para incrementar la aventura de la guerra sin fin -la derivada de la justicia infinita- incluyendo a Ir¨¢n. Me preocupa, como a todos, la proliferaci¨®n de armas nucleares y hay que trabajar para que haya menos, no m¨¢s. Pero es un ejercicio de cinismo que griten m¨¢s los que m¨¢s tienen, sin ofrecer planes siquiera sea de reducci¨®n o que lo hagan contra unos a los que se les supone la intenci¨®n de fabricar armas, como Ir¨¢n, mientras se mira para otro lado o se coopera con otros que las desarrollan rompiendo el Tratado de No Proliferaci¨®n. Tanto cinismo no puede dar resultado.
Nuestro pa¨ªs, como Europa, ha perdido relevancia relativa desde la ca¨ªda del muro. Pero en lugar de reforzar un papel europeo unido, como aliados confiables pero con autonom¨ªa creciente en el proceso de toma de decisiones, seguimos empe?ados en fracturar m¨¢s y m¨¢s la realidad de la Uni¨®n, desde aquella est¨²pida aventura que nos dividi¨® entre vieja y nueva Europa por la guerra iraqu¨ª.
?Qu¨¦ ten¨ªamos que ofrecer en ese disparate al que fue tan contento el Gobierno del Sr. Aznar? Que dividir¨ªamos a los europeos, que convencer¨ªamos a nuestros amigos latinoamericanos para que se plegaran a intereses que no eran los suyos y poco m¨¢s. Lo contrario justo de lo que pod¨ªan esperar de nosotros los socios europeos que nos hab¨ªan visto incorporarnos a la Uni¨®n y trabajar para que ¨¦sta se consolidara con una pol¨ªtica exterior propia y acorde con sus intereses. Lo contrario de lo que esperaban los pa¨ªses de habla hispana presentes en el Consejo de Seguridad de una Espa?a democr¨¢tica y solidaria con ellos para reforzar sus autonom¨ªas en defensa de sus intereses frente a la capacidad indudable de condicionamiento de Estados Unidos.
Cuando dej¨¦ el Gobierno, nuestro papel en Europa estaba consolidado y era respetado. Nuestra relaci¨®n con el Magreb y el Mediterr¨¢neo era equilibrada y basada en la solidaridad y la defensa de nuestros intereses. Con el ¨¢rea hispana de Am¨¦rica y con Brasil se hab¨ªa producido una nueva fase, radicalmente distinta a la de la ¨¦poca de las dictaduras. Con Estados Unidos se hab¨ªa negociado con gran esfuerzo y dificultad un nuevo convenio que nos permit¨ªa recuperar soberan¨ªa sin poner en cuesti¨®n una relaci¨®n que era de confianza. Y as¨ª, sucesivamente.
?Era esto lo que quer¨ªan cambiar! ?Y para cambiar esto acabaron con el consenso laboriosamente trabajado? No ser¨¢ por los resultados. Rectifiquen de verdad y busquemos de nuevo un consenso que nos permita dar fortaleza y previsibilidad futura a nuestra pol¨ªtica exterior. Porque el cambio copernicano que se cre¨ªan nos retrotra¨ªa a las dependencias que se generaron en la dictadura y nos sacaba de nuestro papel como pa¨ªs democr¨¢tico, europeo, mediterr¨¢neo e hispano.
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
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