Hacia fuera
El grupo escoc¨¦s Travis se muestra decidido a escapar de ese destino ef¨ªmero al que su proverbial falta de pegada, en detrimento de otras bandas posteriores como Coldplay, les conden¨®: ser considerados como arte menor, aunque celebrado, en un oficio de gigantes. Entonces ellos lo llevaban con salero y encanto, pero han tenido alrededor de 15 a?os para haber tomado la senda de la inmortalidad, cosa a la que parecieron renunciar de forma voluntaria.
Pues bien, hete que en 2007 parece que se lo han pensado mejor y, de hecho, salen a escena con la sinton¨ªa de la pel¨ªcula Rocky, ataviados los cuatro componentes con sendos batines de boxeadores y con actitud de golpear hacia fuera lo que anta?o era reflexi¨®n mel¨®dica hacia dentro. En su visita a Madrid su repertorio estuvo compuesto por temas de su ¨²ltimo disco, el ciertamente menor The boy with no name, del que apenas sobresalen algunos destellos como Closer, dedicado al reciente hijo del solista Fran Healey. Pero, junto a los nuevos temas, el cuarteto lanz¨® como andanadas de fuego graneado canciones extraordinarias -mucho m¨¢s meritoria la composici¨®n que el arreglo- que le han servido para ganarse un puesto privilegiado en el Olimpo de los grupos de pop de los ¨²ltimos 20 a?os: Sing, Beautiful occupation, Flowers in the window o As you are.
Travis
Francis Healey (guitarra y voz), Andy Dunlop (guitarra), Doug Payne (bajo) y Neil Primrose (bater¨ªa). Sala La Riviera. Madrid, viernes 5 de octubre.
La multitud que abarrotaba la sala celebr¨® hasta el ¨²ltimo riff y melod¨ªa de un Healey ciertamente volcado en el papel de rock star al nivel de Bono, una de las mayores influencias musicales del grupo. En consecuencia, la audiencia vibr¨® ante una m¨²sica basada en tantos referentes que estar¨ªa hasta feo se?alar, pero que, insospechadamente, cobraron en vivo una fuerza y hasta una virulencia que elevaron la temperatura ambiente hasta donde suele marcar el term¨®metro de los grupos de rock. Y esto, no se olvide, no es rock.
Para el final, en plan apote¨®sico, Travis regal¨® una tradicional revisi¨®n del One more time de la pobre y baqueteada Britney Spears y hasta se atrevieron a atizarle a unos AC/DC, que eso s¨ª que no les pega para nada, en una especie de aqu¨ª estamos, qu¨¦ os cre¨ªais, que dice mucho de la voluntad de persistencia de Travis.
?Lo conseguir¨¢n? ?Lograr¨¢n sobrevivir a unos tiempos en los que, para ser una estrella duradera, poco menos que hay que componer uno o dos cl¨¢sicos del g¨¦nero a la altura de, al menos, los U2 u Oasis? Pues parece que est¨¢ el horno para pocos bollos, pero, oye, nunca se sabe.
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