Una pareja en el ojo del hurac¨¢n
Las ausencias de C¨¦cilia Sarkozy disparan las insinuaciones de ruptura
Las redacciones de buena parte de los medios de comunicaci¨®n franceses herv¨ªan, literalmente, el pasado fin de semana. Esperaban que, de un momento a otro, desde el palacio del El¨ªseo llegara un comunicado anunciando la separaci¨®n de la pareja formada por el presidente Nicolas Sarkozy y su esposa, C¨¦cilia Ciganer, su apellido de soltera. La expectaci¨®n hab¨ªa alcanzado proporciones delirantes. Sobre las mesas se acumulaban fotograf¨ªas y rese?as biogr¨¢ficas. En la calle, los reporteros intentaban encontrar mimbres para armar la historia.
Los Sarkozy se reconciliaron a principios de 2006, a tiempo para la campa?a presidencial
Mimbres no faltaban. En el origen de este alboroto medi¨¢tico, la en¨¦sima ausencia de la primera dama de una cita oficial: concretamente del viaje del jefe del Estado a la capital b¨²lgara Sof¨ªa, en el contexto de la reciente liberaci¨®n de las enfermeras encarceladas en Libia, lograda precisamente con la intervenci¨®n de C¨¦cilia Sarkozy. De nada sirvieron las explicaciones del propio presidente en el sentido de que su esposa, tras la pol¨¦mica pol¨ªtica que despert¨® en su momento su misi¨®n libia, hab¨ªa preferido "mantenerse al margen" del viaje oficial.
La credibilidad de las explicaciones oficiales sobre las coartadas de C¨¦cilia Sarkozy est¨¢ a la baja. Este verano, en Estados Unidos, cuando los Sarkozy fueron invitados por la familia Bush -el presidente y sus padres- a un almuerzo en su residencia veraniega en Nueva Inglaterra, C¨¦cilia no acudi¨®. Fue su marido el que explic¨® que ten¨ªa fiebre a causa de unas "anginas blancas", pero al d¨ªa siguiente pudo ser vista con unos amigos de compras por un centro comercial.
La nota del El¨ªseo no lleg¨®. Pero el lac¨®nico desmentido -"no comment"- del portavoz presidencial, David Martinon, no ha hecho sino mantener la intriga sobre el futuro de la pareja. Martinon, amigo personal del matrimonio, protegido del jefe del Estado, que le ha nombrado a dedo como candidato para sustituirle en la alcald¨ªa de Neuilly-sur-Seine, la pr¨®spera ciudad de la periferia parisiense que sirvi¨® a Sarkozy como trampol¨ªn para su carrera pol¨ªtica.
De nuevo, el pasado s¨¢bado, C¨¦cilia protagoniz¨® otra ausencia notoria. No estaba en Cardiff, en el Reino Unido, junto a su marido, presenciando la ¨¦pica victoria del equipo de rugby de Francia frente a los temibles All Blacks de Nueva Zelanda, todo un acontecimiento nacional que fue visto por m¨¢s de 18 millones de espectadores.
Quien s¨ª estaba, sin embargo, era la ministra de Justicia, Rachida Dati, amiga ¨ªntima de C¨¦cilia - "mi hermana", dice la primera dama- y protegida del presidente, que la defiende a capa y espada frente a las presiones de buena parte de la judicatura que no admite someterse a la jerarqu¨ªa de una mujer, que adem¨¢s es de origen magreb¨ª.
Mientras, C¨¦cilia mantiene silencio desde hace m¨¢s de un mes, cuando, por sorpresa, apareci¨® acompa?ando precisamente a Dati en un hotel parisiense, donde esta ¨²ltima hab¨ªa concertado una entrevista con un periodista de L'Est R¨¦publicain. Quer¨ªa aclarar su papel en la misi¨®n en Libia y se salt¨® todos los protocolos. "Fue ella la que se dirigi¨® a m¨ª", explic¨® el periodista Yves Derai, "estaba inquieta, irritada, se quejaba de la imagen que transmit¨ªan algunos medios de comunicaci¨®n de su misi¨®n en Libia. Le propuse tomar la palabra. Y lo hizo".
El presidente Sarkozy parte hoy de viaje a Mosc¨², donde permanecer¨¢ hasta el mi¨¦rcoles. No se sabe si ella le acompa?ar¨¢. Lo ¨²nico que se sabe es que su influencia sobre el presidente es grande. La pareja ya se rompi¨® una vez, en 2005. Se supo entonces que ¨¦l manten¨ªa una relaci¨®n sentimental con una periodista. Ella contraatac¨® abiertamente y se dej¨® fotografiar en Nueva York con el publicista Robert Attias, que hab¨ªa colaborado con el entonces presidente de la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP) para organizar el congreso en el que fue proclamado l¨ªder de la formaci¨®n conservadora. Paris-Match public¨® la fotograf¨ªa y su director fue despedido por el due?o del grupo editorial, Arnaud Lagard¨¨re, otro hermano del presidente.
C¨¦cilia y Nicolas se reconciliaron a principios de 2006, a tiempo para lanzar la campa?a que le llevar¨ªa finalmente a la presidencia. Pero ella es una mujer independiente, que se resiste a entrar en la horma del papel inconsistente que se le adjudica a la primera dama de Francia.
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