Que se abstengan otros

Una escueta -escuet¨ªsima- referencia del Consejo de Ministros de ayer da cuenta de la decisi¨®n de "facultar a la Abogac¨ªa del Estado para actuaciones ante el Tribunal Constitucional". Esa actuaci¨®n ser¨ªa la impugnaci¨®n de dos miembros del Tribunal por considerarlos contaminados (por haber hecho p¨²blica su opini¨®n en una carta) para el asunto sobre el que deben decidir: el recurso de inconstitucionalidad del PP contra la reforma legal que permitir¨ªa a la presidenta del Tribunal, Mar¨ªa Emilia Casas, continuar al frente del mismo hasta su renovaci¨®n. El galimat¨ªas es ya dif¨ªcil de seguir, pero lo sustancial es que de ese juego de recursos e impugnaciones depende un cambio de mayor¨ªa en el Tribunal.

Hasta ahora, el voto de calidad de la presidenta, Mar¨ªa Emilia Casas, inclinaba las votaciones del lado del llamado sector progresista; el otro sector intenta asegurar su mayor¨ªa coyuntural, alcanzada merced al voto de calidad del presidente en funciones. De ah¨ª su ins¨®lita decisi¨®n de obligar al magistrado P¨¦rez Tremps, ponente de la resoluci¨®n a favor de la abstenci¨®n de la presidenta y del vicepresidente, Guillermo Jim¨¦nez, en el recurso del PP, a que argumente de forma que se cierre las puertas a la posible recusaci¨®n por el Gobierno de los magistrados Garc¨ªa-Calvo y Rodr¨ªguez-Zapata, puntales de la mayor¨ªa conservadora, en el caso de que no se abstengan del conocimiento de dicho recurso.

Esa decisi¨®n, de atenderse por P¨¦rez Tremps en los t¨¦rminos solicitados, no tendr¨ªa efecto jur¨ªdico alguno, pero es reveladora del empe?o de los magistrados conservadores. Una llamada al uso prudente de las causas legales de abstenci¨®n y recusaci¨®n siempre debe ser bien acogida. Pero no deja de resultar hip¨®crita que venga de magistrados que se avinieron al segundo intento de recusaci¨®n por parte del PP, tras rechazar el primero, de su compa?ero P¨¦rez Tremps para apartarle del recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto catal¨¢n. Del informe te¨®rico sobre las relaciones exteriores de Catalu?a elaborado por dicho magistrado cabr¨ªa deducir en principio un posicionamiento favorable a dicho Estatuto, pero eso no le inhabilitaba para enjuiciarlo en su conjunto. Como tampoco inhabilitan al magistrado Garc¨ªa-Calvo que de sus conocidos posicionamientos jur¨ªdicos quepa augurar un pronunciamiento en contra.

Lo que s¨ª es causa de abstenci¨®n y, en su caso, de recusaci¨®n es que un magistrado prejuzgue un asunto sometido a su jurisdicci¨®n. Y eso es lo que han hecho Garc¨ªa-Calvo y Rodr¨ªguez-Zapata al pronunciarse p¨²blicamente, prejuzg¨¢ndola, contra la reformal legal que ampl¨ªa el mandato de la presidencia y la vicepresidencia hasta la renovaci¨®n del Tribunal. Pero Garc¨ªa-Calvo y Rodr¨ªguez-Zapata no s¨®lo no se abstienen, aunque apoyan y aplauden la abstenci¨®n de otros -la de Casas y Jim¨¦nez-, sino que pretenden impedir que el Gobierno pueda recusarles. Lo peor del embrollo es que, cualquiera que sea la resoluci¨®n sobre el Estatuto catal¨¢n que se apruebe, nacer¨¢ deslegitimada y con suficientes puntos d¨¦biles en su tramitaci¨®n como para que la parte perdedora no la acepte. ?sa ser¨¢ la responsabilidad de los magistrados que han antepuesto intereses de facci¨®n o personales a los de su funci¨®n.