Estados Unidos y Europa deben apoyar a Kosovo
Recientemente particip¨¦ en las Naciones Unidas en una reuni¨®n surrealista que, con el fin de discutir el estatus final de Kosovo, junt¨® a delegaciones de alto nivel procedentes de Kosovo y de Serbia. Me sirvi¨® para recordar algo que no presagia nada bueno: estamos exactamente donde est¨¢bamos al finalizar, hace ocho a?os, la guerra de Kosovo.
Desde el lado kosovar propusimos un Tratado de Amistad y de Buenas Relaciones entre dos futuros Estados independientes, Kosovo y Serbia. La idea era que proyectar un futuro conjunto dentro de una Europa unida facilitar¨ªa tanto el proceso de "definici¨®n del estatuto" como el de reconciliaci¨®n. La delegaci¨®n serbia, recurriendo a la misma expresi¨®n que vienen utilizando todas las autoridades de Serbia desde 1989, ofreci¨® una vez m¨¢s un programa de "autonom¨ªa sustancial" para Kosovo.
Nosotros trat¨¢bamos de recuperar el esp¨ªritu de los padres de la Europa contempor¨¢nea, Robert Schuman y Jean Monnet, que intentaron cimentar la colaboraci¨®n entre antiguos enemigos. La delegaci¨®n de Belgrado pretend¨ªa recuperar el esp¨ªritu de Slobodan Milosevic, cuya oferta de "autonom¨ªa sustancial" a punta de pistola expuls¨® a un mill¨®n de kosovares de sus casas y caus¨® la muerte de m¨¢s de 10.000. As¨ª se lleg¨® a la intervenci¨®n de la OTAN en 1999 y a que Kosovo fuera administrado por la ONU, que ten¨ªa el mandato de crear las condiciones necesarias para llegar al estatuto definitivo, que es lo que ahora nos ocupa.
A mediados de octubre tendremos otra sesi¨®n de este tipo en Bruselas, y probablemente algunas otras antes del 10 de diciembre, cuando la troika negociadora (la UE, EE UU y Rusia) presente su informe al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
No podemos prejuzgar qu¨¦ contendr¨¢ ese informe, pero si la reuni¨®n celebrada en Nueva York nos sirve de indicio, aqu¨¦l tendr¨¢ que enfrentarse al mismo desfase conceptual a¨²n vigente a estas alturas: los kosovares quieren plena soberan¨ªa; los serbios, la subordinaci¨®n de Kosovo.
Como bien saben ahora los Estados miembros de la UE, cualquier intento de llegar a un punto medio est¨¢ condenado al fracaso. Esto se debe a que el proceso de ampliaci¨®n de la UE s¨®lo se negocia con Estados completamente soberanos, y Kosovo y Serbia s¨®lo podr¨¢n aspirar a entrar en la UE cuando se haya aclarado definitivamente la situaci¨®n de Kosovo.
Adem¨¢s, siguiendo las recomendaciones de Martti Ahtisaari, enviado especial de la ONU para Kosovo, que present¨® su plan despu¨¦s de meses de negociaciones, la UE sustituir¨¢ a las Naciones Unidas en el papel de "supervisor" de la independencia de Kosovo. No obstante, Rusia ha bloqueado el visto bueno al plan de Ahtisaari en el Consejo de Seguridad. Este veto de facto de la pol¨ªtica exterior europea por parte de Rusia est¨¢ enervando al continente.
Est¨¢ claro que la obstinaci¨®n de Mosc¨² forma parte de una nueva imagen general de Rusia, que se muestra m¨¢s impositiva y observa todos los elementos de sus relaciones con el mundo occidental a trav¨¦s del prisma de la nueva geopol¨ªtica. Durante el ¨²ltimo a?o, todas las se?ales emitidas por Rusia -desde las expresiones de ira por el desmantelamiento de los monumentos de la Segunda Guerra Mundial en Tallin, hasta la oposici¨®n a la propuesta de instalaci¨®n de un sistema de radares en la Rep¨²blica Checa, pasando por el rechazo a las aspiraciones de admisi¨®n en la OTAN de Georgia- han sido negativas. Y no hay razones para creer que vaya a haber un cambio de aqu¨ª a diciembre.
Con respecto a Kosovo, lo que Rusia quiere es volver a los "viejos tiempos". Seg¨²n Mosc¨², las dos partes deber¨ªan llegar a un acuerdo, pero sin fijar plazos y sin que las decisiones puedan tomarse fuera del Consejo de Seguridad. Traducida a un lenguaje cotidiano, la posici¨®n rusa supone que no podr¨¢ haber acuerdo a menos que Belgrado lo acepte; dicho de otro modo, la situaci¨®n podr¨ªa prolongarse indefinidamente.
Este enfoque tan propio de la guerra fr¨ªa ya ha tenido sus costes; las autoridades de Belgrado han utilizado el respaldo ruso para impedir que en el propio territorio de Kosovo se produzcan avances positivos. De hecho, tanto el Gobierno como el presidente de Serbia, Boris Tadic, han rogado a los serbios de Kosovo que no participen en las pr¨®ximas elecciones parlamentarias y municipales de noviembre.
En los ¨²ltimos ocho a?os de administraci¨®n internacional, las autoridades de Serbia, siguiendo una t¨¢ctica aprendida de la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, han alentado la aparici¨®n en el norte de Kosovo de un territorio caracterizado por un "conflicto congelado". El objetivo de dicha t¨¢ctica es impedir la independencia de Kosovo o desestabilizar a esta provincia y perturbar la supervisi¨®n de la UE despu¨¦s de que nos declaremos independientes.
El momento de decidirse llegar¨¢ m¨¢s pronto que tarde. Ahora, de lo que se trata no es de saber si se puede llegar a un acuerdo o a un punto medio, sino de si habr¨¢ un Kosovo independiente, con m¨¢s consenso entre la comunidad internacional del que hab¨ªa en agosto, cuando se inici¨® esta ¨²ltima ronda del proceso.
Los l¨ªderes kosovares tienen una obligaci¨®n para con su pueblo. Hemos participado en las conversaciones que, auspiciadas por la ONU, ha dirigido Martti Ahtisaari, haciendo concesiones en materia de derechos de las minor¨ªas y de descentralizaci¨®n que van m¨¢s all¨¢ de las pr¨¢cticas y normas vigentes actualmente en Europa. Tambi¨¦n estamos participando en las dem¨¢s conversaciones patrocinadas por la troika.
Sin embargo, este proceso no puede prolongarse indefinidamente como sugieren los rusos ("Fijaos en los palestinos, llevan 60 a?os de espera"). Partiendo de las responsabilidades asumidas en materia de derechos de las minor¨ªas durante las deliberaciones con Ahtisaari, es preciso proclamar la independencia de Kosovo y solicitar su reconocimiento.
Por lo que a nosotros respecta, sin independencia no podremos tener el sistema pol¨ªtico responsable y la seguridad jur¨ªdica necesarios para que una econom¨ªa funcione. En un pa¨ªs en el que el desempleo supera el 50%, es urgente avanzar en estos aspectos.
En 1999, una iniciativa concertada de EE UU y la UE impidi¨® el genocidio en Kosovo, superando las objeciones de Rusia. Una vez m¨¢s se necesita ese mismo liderazgo para resistirse al car¨¢cter impositivo que adopta Rusia en un nuevo entorno.
Veton Surroi ha sido redactor jefe de Koha Ditore, el principal peri¨®dico de los musulmanes albano-kosovares. En la actualidad forma parte del equipo negociador de Kosovo en las conversaciones auspiciadas por la ONU con Serbia para determinar el estatuto definitivo de Kosovo. Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo. ? Global Viewpoint, 2007.
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