Armados contra los piratas del sureste asi¨¢tico
"Las formalidades administrativas y burocr¨¢ticas son realmente criminales en buena parte de los pa¨ªses". Santiago Gonz¨¢lez Zunzundegui y su familia consiguieron recorrer el mundo, conocer otros modos de vida y entablar nuevas amistades en cientos de lugares, pero no puedieron evitar la burocracia ni, lo que es peor, la corrupci¨®n de las autoridades. Aprendieron a manejarse en el soborno, aunque muchos de esos polic¨ªas les introdujeron en las lenguas y costumbres de sus pa¨ªses.
Los Gonz¨¢lez Erraztin tambi¨¦n disfrutaron con la generosidad de m¨²ltiples tribus que se encontraron a lo largo de su ruta, sobre todo en Polinesia o Pap¨²a Nueva Guinea.
Ya en el sureste asi¨¢tico tuvieron que enfrentarse a gentes menos hospitalarias, los piratas herederos de Sandok¨¢n. "La crueldad de estos piratas es cierta. Tuvimos mucha suerte, aunque tambi¨¦n nos enfrentarnos a ellos. Hubo que usar las armas; es tu vida y la de tu familia o la de ellos. Son situaciones muy desagradables, pero te ves fortalecido por la raz¨®n", recuerda. "Eso s¨ª, el ser humano es extraordinario en todos los lugares, aunque siempre hay alg¨²n sinverg¨¹enza, pero el balance es muy positivo".
El viaje se desarroll¨® siempre entre los tr¨®picos. Tuvo la tentaci¨®n de pasar por el cabo de Buena Esperanza para regresar, pero "hubo rebeli¨®n a bordo. La tripulaci¨®n se plant¨®, los chavales quer¨ªan volver ya a casa y emprendimos camino por el canal de Suez". Llevaban m¨¢s de 15 a?os viajando alrededor del mundo. Santiago valora de manera extraordinaria la experiencia vital acumulada, "empezando por la convivencia en 40 metros cuadrados en el primer barco y continuando por lo que supone enfrentarte a nuevas costumbres en cada lugar".
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