Felaci¨®n
Como persona que vive del uso profesional de las palabras y personalmente enamorada de m¨¢s de una -ellas no se tienen celos-, he sido abducida por el encanto de la combinaci¨®n de un adjetivo y un sustantivo que me parecen muy adecuados. Me asaltan a menudo estos amores gramaticales, que se acumulan y que, conforme pasan los d¨ªas, se superponen, permitiendo que los nuevos hallazgos -palabras como promesas, palabras como recuerdos, palabras que ning¨²n viento puede llevarse- se conviertan en la punta de un iceberg, que pronto ser¨¢ recubierta tambi¨¦n por otro flechazo verbal.
Acostumbrada a asomarme temprano a la pantalla del ordenador -aunque no desde?o la inmersi¨®n en fotos y filmaciones-, fui presa de la pasi¨®n mencionada leyendo elpais.com. Pronto, rauda, lleg¨® a mi hogar de Barcelona la versi¨®n impresa que, negro sobre blanco -dos vocablos que ni los s¨¢ncheces ni los dragones han conseguido ensuciar- impresion¨® mi previa impresi¨®n. "Extraordinaria placidez", le¨ª, corrobor¨¦, ratifiqu¨¦. Creo que nadie como don Jaime Mayor Oreja (y que me perdonen Acebes, Aznar, Rajoy y toda la panda: no le llegan ni a la suela de la trompa de Eustaquio) ha sabido definir mejor, utilizando la palabra justa (placidez: agrado, tranquilidad, alegr¨ªa, jocunda), aquello que sintieron en el franquismo o con el franquismo (no bajo el franquismo) quienes se hallaban en el bando adecuado. El a?adido del adjetivo en su femenina concordancia, "extraordinaria", no s¨®lo remata sino que revive aquellos placenteros d¨ªas.
De aquellas pl¨¢cidas extraordinariedades devienen estas hist¨¦ricas crispaciones, sin duda. Debe de ser muy duro abandonar el colch¨®n de plumas que ven¨ªa parejo con la placidez que, todo lo m¨¢s, ped¨ªa un obsecuente refer¨¦ndum de cuando en cuando, para hallarse en este sinvivir de permanente campa?a electoral, con el miedo, adem¨¢s, de salir perdiendo.
No soy columnista equidistante, pero siempre hay que lamentar la p¨¦rdida de aquella... ?c¨®mo era? Perdonen, pero lo he olvidado. S¨ª, lo s¨¦. Se trataba de un sustantivo precedido por un adjetivo.... Quia. Ni modo.
Acabo de ser arrebatada por dos palabras reci¨¦n aparecidas en mis medios favoritos. Felaci¨®n, monja. Qu¨¦ pl¨¢cida me siento.
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