Almas peque?as
Como quien quema el Gran Teatro del Liceo sin moverse de su habitaci¨®n, Llu?sa Cunill¨¦ escribi¨® Barcelona: Mapa d'ombres, estrenada en la sala Beckett de la Ciudad Condal en marzo de 2004, para un ciclo de miradas sobre la ciudad que, ni en el mejor de los pron¨®sticos, pod¨ªa haber so?ado con una disecci¨®n tan precisa, l¨²cida e inc¨®moda del alma colectiva de una urbe que se sue?a inmaterial, pero se revela tan peque?a que cabr¨ªa (realquilada) en un piso del Ensanche. A prop¨®sito del estreno, escrib¨ªa Marcos Ord¨®?ez en las p¨¢ginas de este diario el 20 de marzo de 2004: "No falta ni sobra nada en este texto. Todo es importante, nada es 'simb¨®lico' o 'significativo'. No hay costumbrismo. No hay opacidad. Llu?sa Cunill¨¦ ha dado un gran salto con esa obra, pero sigue siendo escandalosamente desconocida fuera de Catalu?a. Porque su tono es inusual. No es una autora dif¨ªcil, como se ha dicho. Es una autora clara: lo que sucede es que hay demasiado ruido, demasiado tintineo a su alrededor. Y es una autora mayor, que quedar¨¢, cuando caigan las etiquetas y la pereza receptiva". La pel¨ªcula de Ventura Pons cumple, de entrada, una funci¨®n ejemplar: servir de caja de resonancia a un texto teatral excepcional, audaz, que marca la conquista de un tono y la consolidaci¨®n de la etapa de madurez en la perseverante trayectoria de una autora que, de haber desarrollado su labor en un contexto m¨¢s receptivo a la insularidad y a la discreci¨®n del genio, ya llevar¨ªa tiempo cargando con la etiqueta de aut¨¦ntico fen¨®meno. Pons vuelve a revelarse poseedor de virtudes infrecuentes entre los cineastas de aqu¨ª: tener las antenas muy bien orientadas a lo que se cuece en la escena teatral y escoger con muy buen gusto sus fuentes de inspiraci¨®n.
BARCELONA (UN MAPA)
Direcci¨®n: Ventura Pons. Int¨¦rpretes: N¨²ria Espert, Jos¨¦ Mar¨ªa Pou, Rosa Maria Sard¨¤, Mar¨ªa Botto, Jordi Bosch, Pablo Derqui. G¨¦nero: drama. Espa?a, 2007. Duraci¨®n: 90 minutos.
Es muy dif¨ªcil contar Barcelona (Un mapa), porque lo mejor es adentrarse en el microcosmos oscuro, human¨ªsimo, marciano, miserable y conmovedor que levanta la autora dej¨¢ndose llevar (y ganar) por su esquinado humor, sus calculadas cargas de profundidad y mala leche, sus virajes hacia lo po¨¦tico y lo fant¨¢stico. Baste insinuar su excusa argumental: una pareja de ancianos comunica a los hu¨¦spedes que tiene realquilados en su viejo piso del Ensanche que ha llegado la hora de mudarse. El anciano, con las horas contadas, quiere morir en casa. Entre los personajes hay una profesora de franc¨¦s, l¨²cida y desencantada, cuyo hijo arquitecto ha contribuido a construir la nueva Barcelona de dise?o y asepsia, una joven camarera inmigrante embarazada y un guardia de seguridad abandonado por su esposa, con Edipo insatisfecho y una abandonada carrera como futbolista. Tambi¨¦n aparece el hermano de la casera, un m¨¦dico que sue?a con incendiar la ciudad, aunque el poder para hacerlo estar¨¢ en otro rinc¨®n de esta historia de transformismos, endogamias, combustiones espont¨¢neas e inconvenientes emergencias de la memoria hist¨®rica.
Este universo mal ventilado, peque?o y mezquino, culpable y claustrof¨®bico, pero con la potencialidad de una liberadora autodestrucci¨®n, es llevado a la pantalla por Pons con una opci¨®n estil¨ªstica que resulta un tanto discutible: frecuentes flashes rompen el ritmo, la cadencia y, sobre todo, la atm¨®sfera del relato, delatando cierta inseguridad a la hora de jugar a fondo la carta de la rigurosa estrategia conceptual de Cunill¨¦. Ser¨ªa interesante ver un remontaje sin esas interferencias: no ser¨ªa una pel¨ªcula f¨¢cil, pero s¨ª excelente teatro destilado en buen pulso cinematogr¨¢fico. M¨¢s comprensible es la apuesta por el star-system: aunque cueste olvidar el deslumbrante trabajo del reparto original -encabezado por Mon Plans y Alfred Luchetti-, la pel¨ªcula -con, para empezar, Pou, Espert y Sard¨¤- deja colmado al m¨¢s insaciable degustador de interpretaciones sobresalientes.
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