Agresi¨®n racista

Hay un aspecto del brutal ataque a una joven ecuatoriana en el metro de Barcelona que no ha sido suficientemente comentado, y es la reacci¨®n, o m¨¢s bien, la ausencia de reacci¨®n, de la tercera persona presente en el vag¨®n.

Que alguien menudo no se atreva a enfrentarse f¨ªsicamente con un energ¨²meno alto, violento e imprevisible puede comprenderse, aunque la reacci¨®n conjunta de dos personas indignadas -¨¦l y la v¨ªctima- no siempre es desde?able. Pero que, una vez desaparecido el agresor, este testigo permanezca inm¨®vil e imp¨¢vido, sin ni siquiera acercarse a la v¨ªctima para ofrecer ayuda o consuelo, deber¨ªa resultar incomprensible; tan incomprensible como que algunos medios que emitieron la noticia no consideraran que merece un comentario.

En todos los casos de violencia y acoso (y esto incluye el entorno dom¨¦stico, el instituto y el trabajo), la intervenci¨®n de los terceros resulta vital, puesto que la mayor¨ªa de las personas entramos en esta categor¨ªa.

Y s¨®lo si nos enfrentamos con quien maltrata y nos solidarizamos con quien sufre el ataque podremos evitar que nuestra sociedad, en su totalidad, se componga ¨²nicamente de v¨ªctimas y maltratadores.