Gemma, Eva, Lorenzo

Los Ondas ponen en orden lo que pasa en el tiempo, y esta vez han puesto su nimbo sobre las cabezas de Gemma Nierga, Eva Hache y Lorenzo Mil¨¢, entre otras figuras. Los que vemos tambi¨¦n damos nuestros premios, y a veces damos tambi¨¦n nuestros castigos, que para eso existe el dial de la radio y para eso est¨¢ el mando (nunca mejor dicho) de la tele. Y esas tres personas est¨¢n en el lado de los que nunca abandonan al oyente o al telespectador, unos pueden ir a un lado o a otro, pero jam¨¢s ser¨¢ porque lo que hagan no tenga los niveles de exigencia necesarios. Gemma ha hecho de La ventana un programa que se parece a ella: inquisitiva pero tierna, apasionada pero respetuosa, y los oyentes (y ahora los Ondas) la premian con una fidelidad de la que s¨®lo son capaces los que escuchan radio. Ense?a a preguntar desde la normalidad; jam¨¢s quiso estar por encima de sus personajes y nunca ha querido ser ella un personaje. Eva Hache traslad¨® a la tele, en un programa de entretenimiento, un desparpajo que muy pocos pueden mantener si tienen delante (o en la memoria) el cors¨¦ inevitable de un gui¨®n. El gui¨®n es una pauta; para algunos es un palo que se les atraviesa en la garganta. Eva ha diluido el palo. Y Lorenzo Mil¨¢. Reinvent¨® la naturalidad, hizo que la gente se olvidara de la corbata como asunto de importancia, y al frente de Tengo una pregunta para usted se convierte en un ciudadano m¨¢s: como los que preguntan, como los que responden. Respeta, y eso en un periodista es la expresi¨®n de un elogio.