Ca¨®tico Palau de les Arts
La consejera de Cultura, Trinidad Mir¨®, se ha negado a informar en las Cortes sobre la situaci¨®n del Palau de les Arts de Valencia despu¨¦s de las ¨²ltimas inundaciones y sus graves consecuencias para el coliseo. Aleg¨® que no era el momento adecuado, aunque tambi¨¦n es cierto que acaso tampoco era la persona id¨®nea para afrontar un problema de tal calado y en el que acaba de aterrizar. Pero, entonces ?a qui¨¦n habr¨ªa que pedirle explicaciones sobre ese retablo de desmadres presupuestarios, desprop¨®sitos de planificaci¨®n y oscurantismo en que ha venido a parar el que sin duda es el proyecto estrella del presidente Francisco Camps?
No se nos oculta que estamos ante una obra singular, tanto por sus dimensiones arquitect¨®nicas como por sus ambiciones art¨ªsticas y ello conmina a ser prudentes al juzgar los eventuales desajustes e incidencias que se produzcan a lo largo -y ya vamos por el primer decenio- de su compleja construcci¨®n. Pero esto no exime a los gestores pol¨ªticos y t¨¦cnicos responsables de informar acerca de aquellos aspectos y episodios de inter¨¦s general, sobre todo cuando son excepcionales, notorios y, a veces, escandalosos. Como las recientes inundaciones, aunque no ¨²nicamente.
En este sentido, a nadie debe extra?ar que las copiosas lluvias recientes hayan provocado goteras u otros desperfectos en un edificio tan vasto e inacabado. Pero la noticia, en la medida que se conoce, no se ha limitado a unas goteras, sino que ha constatado las torrenteras que se han colado por las puertas, lucernarios y subsuelo, afectando seriamente las instalaciones el¨¦ctrica, audiovisual e inform¨¢tica, con los da?os a?adidos en vestuario y mobiliario. En realidad, ha irrumpido agua por todos los sitios menos por los grifos. Un episodio que, sumado al no lejano colapso de la plataforma esc¨¦nica, delata importantes lagunas en el dise?o y equipamiento Y si citamos el dise?o no resulta desde?able mencionar la incomodidad, butacas ciegas y deficiente ac¨²stica de algunas salas.
Esta ristra de deficiencias o chapuzas se agranda a luz de unos costos que crecen a modo de estampida. Baste recordar que los 106,8 millones de euros del presupuesto original superan hoy con creces los 400 y es imprevisible la cantidad de reparaciones, a?adidos, revocos y reformas que han de hacerse todav¨ªa debido a que nunca hubo un proyecto definido. Esto ha sido como darle un cheque en blanco a quien ha demostrado ser, como el genial arquitecto Santiago Calatrava, un depredador de los dineros p¨²blicos que, por otra parte, resultar¨ªa chocante que no tributasen fiscalmente donde cualquier vecino. O sea, aqu¨ª.
Todos estos precedentes explican las prisas del Gobierno auton¨®mico por inaugurar el fara¨®nico auditorio con lo que, adem¨¢s de rentabilizarlo pol¨ªticamente, se desactivaban las muchas preguntas -como las que el mismo PSOE ha formulado en Cortes, sin respuesta- que quedan en el aire acerca de la financiaci¨®n, asistencias t¨¦cnicas, seguros, pol¨ªtica de personal y etc¨¦tera. La mejor manera, sin duda, de aventar cr¨ªticas y curiosidades era poner en marcha la programaci¨®n y, de ah¨ª, las sucesivas y temerarias inauguraciones del Palau -en 2005 y 2006 con obras de Bethoven y asistencia de la Reina- aun sin concluir las obras y carecer del preceptivo informe de los bomberos y licencia municipal de actividad. Que en este apartado se haya recurrido a un atajo administrativo no deja de ser una trampa legalista que les ha salido cara. Y lo que es peor, les o nos ha ridiculizado en el universo de la meloman¨ªa.
Alguien con los debidos galones habr¨ªa de haber dado la cara e incluso asumir responsabilidades cuando se requer¨ªan, tanto ahora como a lo largo de este rosario de incidencias. Pero ya hemos dicho m¨¢s arriba c¨®mo se ha sacudido las pulgas la titular del departamento concernido, pas¨¢ndole el muerto a la intendente del Palau, Helga Schmidt, que a su vez y s¨®la ante los periodistas se ha exculpando diciendo que ella est¨¢ ah¨ª ¨²nicamente por la m¨²sica y los contenidos. Al final resultar¨¢ que la culpa de todo la tendr¨¢ la gota fr¨ªa o la sequ¨ªa. Jo s¨®c m¨²sic, se dice en los pueblos para desentenderse de los problemas. En estas circunstancias los m¨²sicos forman una banda.
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