Proceso de paz permanente
A fin de noviembre est¨¢ previsto que se re¨²nan en Annapolis (Estados Unidos) el primer ministro israel¨ª, Ehud Olmert, y el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas, pero sin que haya la menor garant¨ªa de que la cumbre vaya a celebrarse, de tanto que los anfitriones norteamericanos advierten que nadie espere milagros; los israel¨ªes, que la conferencia no es para decidir nada; y los palestinos, en las ant¨ªpodas de los anteriores, que si no es para sentar bases seguras y reconocidas de un arreglo global, mejor quedarse en casa, aunque la est¨¦n bombardeando. Pero a¨²n dentro de esa afasia negociadora, el Gobierno israel¨ª tiene un plan que, forzado a ello, podr¨ªa poner un d¨ªa sobre la mesa.
No hay la menor garant¨ªa de que la cumbre de EE UU vaya a celebrarse
Los problemas comienzan, sin embargo, con los n¨²meros. Fuentes oficiales israel¨ªes consideran que el muro y valla, que trata de impermeabilizar contra el terrorismo al Estado sionista s¨®lo abraza un 8% de la Cisjordania ocupada; pero fuentes palestinas e internacionales independientes sostienen que lo que muerde de tierra ¨¢rabe es un 15%. ?C¨®mo pueden producir resultados tan dispares ciencias positivistas como la Aritm¨¦tica y la Geograf¨ªa?
Abbas, muy significativamente, afirmaba en estas ¨²ltimas fechas que la agregaci¨®n de Cisjordania y Gaza abarca casi 6.300 kil¨®metros cuadrados -extensi¨®n similar a la de la comunidad de Madrid- sobre los que se supone que un d¨ªa habr¨ªa de establecerse el Estado palestino. Pero Abbas no estaba dando una clase de Geograf¨ªa, sino de C¨¢lculo, con el pensamiento puesto en la cita norteamericana, porque Cisjordania en versi¨®n de AP tiene unos cuantos cientos de kil¨®metros m¨¢s que la israel¨ª. Y ello se debe a que, tras la conquista de la Jerusal¨¦n ¨¢rabe en la guerra de 1967, el Gobierno sionista fue ampliando los l¨ªmites de la Ciudad Santa, de unas docenas de kil¨®metros cuadrados de superficie hasta unos cientos, y casi mil si nos referimos a la llamada ¨¢rea metropolitana de la capital. As¨ª, Cisjordania tiene algo menos de 6.000 kil¨®metros cuadrados en la versi¨®n ¨¢rabe, puesto que hay que restar 360 de Gaza, y alrededor de 5.000 en la jud¨ªa, porque los cientos de kil¨®metros cuadrados de diferencia han sido ya anexionados como parte de Jerusal¨¦n, y no entran en esa cuenta.
El Gobierno de Olmert podr¨ªa ofrecer, seg¨²n respetables fuentes israel¨ªes, una retirada del 97% de su Cisjordania para anexionarse el 3% restante, que es donde se hallan los mayores asentamientos, con, quiz¨¢, 200.000 de los casi 300.000 colonos instalados fuera de la Jerusal¨¦n inflacionista. Y ese 3% se compensar¨ªa con la transferencia a la AP de la misma extensi¨®n de territorio de lo que hoy es Estado de Israel. El debate sobre si la oferta ser¨ªa o no aceptable hay que remitirlo, por tanto, a lo que ocurra con esa nueva Jerusal¨¦n que se extiende por Cisjordania, que es lo que determinar¨ªa cu¨¢nto territorio recuperaban los palestinos. El planteamiento israel¨ª m¨¢s favorable admitir¨ªa que los barrios ¨¢rabes fueran para los ¨¢rabes -puesto que habitaci¨®n mixta casi no hay- y los jud¨ªos para los jud¨ªos. Pero como ha habido una emigraci¨®n masiva a esos nuevos bloques residenciales, los palestinos saldr¨ªan perjudicados en el reparto.
Una negociaci¨®n en esa l¨ªnea -en Annapolis, o m¨¢s tarde- no har¨ªa, por otro lado, sino repetir Camp David, en julio de 2000, entre el fundador Yasir Arafat y el primer ministro israel¨ª Ehud Barak -hoy ministro de Defensa- bajo el arbitraje del presidente Bill Clinton. Entonces se habl¨® de devolver un 94% de Cisjordania, pero a?adiendo una serie de limitaciones al futuro Estado palestino. Un 10% del valle del Jord¨¢n se arrendar¨ªa a Israel por un plazo de 21 a?os para instalar varias bases militares, que hoy ya existen, y el resto del territorio estar¨ªa cruzado por una cicatriz inacabable de v¨ªas israel¨ªes, que lo dividir¨ªan en numerosos cantones separados. Y si eso no basta, siempre est¨¢n los Santos Lugares del Islam -la explanada de las mezquitas- a cuya soberan¨ªa Israel nunca ha querido renunciar; m¨¢s el problema de los refugiados, que si Abbas es seguro que sabe que no podr¨¢n volver jam¨¢s a sus antiguos hogares en Israel, porque anegar¨ªan la poblaci¨®n jud¨ªa, algo habr¨ªa que darles. Ham¨¢s, parapetado o acorralado en Gaza, y siempre rechazado como interlocutor, tiene por tanto s¨®lidas razones para creer que nos hallamos ante un nuevo tipo de conversaciones: el proceso de paz permanente.
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