Esperanza en tierra de perdedores
La regi¨®n semiaut¨®noma del Kurdist¨¢n iraqu¨ª se ha convertido en una 'isla' pr¨®spera que se parece cada vez menos al resto del pa¨ªs

Entre los cinco millones de personas que habitan en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª es muy dif¨ªcil encontrar a alguien que no haya perdido su casa, sus tierras o alg¨²n familiar en la campa?a de bombas y armas qu¨ªmicas lanzada por Sadam Husein y su primo Al¨ª el Qu¨ªmico entre 1986 y 1989. Pero si alg¨²n ciudadano escap¨® de aquel genocidio, entonces ser¨¢ dif¨ªcil que no le hayan matado o torturado a alguien tras la rebeli¨®n de los kurdos contra la dictadura que Huse¨ªn aplast¨® en 1991. Si alguien sali¨® ileso de lo uno y de lo otro, es improbable que no perdiera a nadie en la guerra civil, la guerra que mantuvieron las milicias del Partido Dem¨®crata del Kurdist¨¢n (PDK) y la Uni¨®n Patri¨®tica del Kurdist¨¢n (UPK) entre 1994 y 1997.
Los viejos guerreros descubren la paz en medio del infierno que vive Irak
Si alg¨²n kurdo logr¨® esquivar todo lo anterior, a¨²n le aguardaba un atentado en febrero de 2004 en Erbil con 98 muertos, otro en mayo de 2005 en la misma ciudad (60), uno m¨¢s en mayo en Majmur (50) y uno sincronizado con cuatro camiones bomba en agosto en el pueblo de Qahataniya (500).
Todos los kurdos iraqu¨ªes han perdido algo muy preciado en la historia reciente. Y sin embargo, la regi¨®n semiaut¨®noma del Kurdist¨¢n, cada vez se parece menos a Irak. Los viejos guerreros no viven ya con el Kalashnikov detr¨¢s de la puerta y empiezan a descubrir las delicias de la paz en medio del infierno iraqu¨ª.
Desde 1991, bajo el r¨¦gimen de Sadam Husein, los kurdos iraqu¨ªes consiguieron una relativa autonom¨ªa que no ha hecho m¨¢s que crecer. Los dos partidos que mantuvieron una guerra civil en los noventa ahora gobiernan en coalici¨®n sobre una regi¨®n m¨¢s extensa que Andaluc¨ªa y mucho m¨¢s segura que el resto de Irak.
Cada vez que cualquier ciudadano entra en una universidad, en un hotel o en el Sami Abdul Rahman (el equivalente en Erbil al Retiro madrile?o o al sevillano parque de Mar¨ªa Luisa), es cacheado por soldados kurdos. Y la gente, encantada. Porque ¨¦se es el precio que tienen que pagar por disfrutar de una tarde de ocio tranquila, con lago, pantallas de cine en un prado y mantas tendidas con merienda. Y con la paz lleg¨® el dinero.
Las carreteras, las viviendas, los comercios, se construyen a una velocidad casi de programa inform¨¢tico. Hay un bulle-bulle, una efervescencia mercantil que hace dif¨ªcil pensar en que a una hora y media en coche, en Kirkuk, ponen una bomba cada dos d¨ªas y en Mosul, a 80 kil¨®metros y bajo la administraci¨®n de Bagdad, imperan los secuestros y las torturas. En el Kurdist¨¢n iraqu¨ª, en cada pueblo, en cada barrio de cada ciudad hay un control de seguridad. Si un iraqu¨ª, ya sea sun¨ª o chi¨ª viaja al Kurdist¨¢n, un kurdo deber¨¢ responder por ¨¦l ante las autoridades. Si no, no entra.
Claro que tambi¨¦n hay grandes nubarrones. "Los dos grandes partidos del Gobierno lo controlan todo. La gente tiene miedo de expresarse libremente", comenta Rony, nombre supuesto de un estudiante de ¨²ltimo curso de ingl¨¦s en la universidad de Saladino. "Miedo a perder el trabajo, miedo a que te arresten, a que tengas que dar explicaciones ante la polic¨ªa". "La calidad de la ense?anza es muy mala. Los libros son muy antiguos", comenta un compa?ero suyo. "Y el futuro es muy incierto, no tenemos muchas posibilidades de encontrar trabajo", a?ade otro estudiante. "Mucha gente joven abandona el pa¨ªs", se?ala el franc¨¦s Matthigu Saint-Dizier, director del centro Arthur Rimbaud, financiado en buena parte con dinero del Gobierno del Kurdist¨¢n iraqu¨ª. "En 2004, cuando yo llegu¨¦ a Erbil, los j¨®venes organizaban m¨¢s actividades culturales, hab¨ªa m¨¢s movimiento. Muchos se han desencantado y hacen lo que sea para marcharse a Suiza o Dinamarca".
Barbara Lakebart, estadounidense afincada en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª, directora de la ONG Concordia, prosigue con el listado de factores negativos: "El Gobierno roba dinero del pueblo. No hay control ni transparencia. No se sabe cu¨¢nto dinero recibe cada ministerio y cu¨¢nto gasta".
En el Gabinete del primer ministro, Nechirwan Barzani, trabaja como consejero un europeo que con la condici¨®n del anonimato responde a todas las cr¨ªticas: "M¨¢s que corrupci¨®n, que no digo que no exista, lo que hay es inoperancia. Aqu¨ª no encontrar¨¢s a un solo profesional cualificado. La gente se saca un certificado donde se dice que es m¨¦dico, o ingeniero o abogado. Pero no lo son. En el 90% de los casos que he visto [de posible corrupci¨®n] se trataba de dinero mal empleado que se usa sin criterio. Estamos intentando contratar un sistema de auditor¨ªa externa. Pero las empresas extranjeras no quieren instalarse. Porque esto es Irak y las compa?¨ªas de seguro cobran unos precios alt¨ªsimos por asegurar a sus empleados. Si se compara con la corrupci¨®n de los pa¨ªses vecinos, creo que salimos bastante bien parados".

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