L¨®gica artificial
Si la arquitectura es paisaje, los edificios son monta?as". A grandes rasgos, en ese tipo de deducciones consiste la l¨®gica natural de Vicente Guallart (1963). El arquitecto valenciano lleva media vida investigando c¨®mo funcionan las cosas. Le interesa todo: desde la frecuencia del paso del metro hasta el tiempo que necesita una hierba para crecer. (Por hablar s¨®lo de tiempos). Pretende que la arquitectura se nutra de la naturaleza. De ah¨ª el t¨ªtulo de esta exposici¨®n, L¨®gica natural, que puede verse en el IVAM. ?sta es una muestra justa, porque retrata a un arquitecto en todas sus vertientes: la ut¨®pica, la realista y la mezcla de todo que es, finalmente, la que suele definir la arquitectura. Y la vida. Vitalmente, es significativo que, m¨¢s all¨¢ del icono Calatrava, Valencia reconozca a su "arquitecto ultramoderno" (como lo define Consuelo Ciscar, directora del IVAM y cocomisaria de esta exposici¨®n) y es oportuno que lo haga ahora, cuando el gran proyecto urban¨ªstico Sociopolis, ideado por Guallart, est¨¢ a punto de iniciarse.
Tratando de describir c¨®mo procede este arquitecto que titula sus proyectos en ingl¨¦s, el comisario de la muestra Aaron Betsky explica que "opt¨® por dise?ar edificios que para muchos no parecen edificios", y que "su trabajo puede parecer raro, pero no es m¨¢s que su manera de reaccionar ante la naturaleza que rodea a los seres humanos". Esos argumentos indican tambi¨¦n que Guallart "imita el desarrollo natural para desestabilizar", que pertenece al grupo de los que "quieren que la arquitectura construya una alternativa cr¨ªtica al mundo en que vivimos", y que "se diferencia de quienes s¨®lo construyen estructuras ¨²tiles y se aferran a una capitulaci¨®n reaccionaria construyendo con materiales preindustriales". As¨ª define Betsky el hacer de Guallart que cataloga como "arquitectura emergente" un t¨¦rmino "cuyo origen", dice, "se desconoce".
Vayamos por partes. Lo de escuchar al paisaje lo hacen, o lo intentan, todos los buenos arquitectos. No s¨®lo los ultramodernos, tambi¨¦n los ultraantiguos. Siendo adem¨¢s el paisaje no s¨®lo la topograf¨ªa sino tambi¨¦n su historia, su fauna, su flora, el viento, la lluvia y el sol. Lo de criticar a quien construye con materiales preindustriales no tiene sentido a menos que el se?or Betsky vista todos los d¨ªas de l¨¢tex o tergal y coma pastillas en lugar de pescado con patatas. Finalmente, que Guallart investiga lo creemos. (La buena voluntad se nos presupone a todos). Que hace propuestas, podemos verlo. Pero que ¨¦stas se parezcan en algo a lo que finalmente consigue construir, francamente, cuesta m¨¢s de ver. Como recuerda en el cat¨¢logo el que fuera su profesor Jos¨¦ Mar¨ªa Lozano, los trabajos de este arquitecto "a veces han sido premiados, alguna vez construidos y pr¨¢cticamente siempre publicados". ?sa es una de las claves que definen a Guallart. Se ha hecho fuerte en las dos dimensiones del papel y ha investigado arropado por los trucos de la pantalla. Por eso sus obras construidas, tambi¨¦n incluidas en la exposici¨®n, no son como la monta?a que propone para el Pabell¨®n de Wroclaw 2012. Esos proyectos adquieren una dosis de realidad (sensatez, la llama Betsky) que les confiere a veces un aire rampl¨®n (como los apartamentos Thalassa en Cambrils) y otras (como las rocas artificiales del paseo de Vinaroz) permiten so?ar con esa l¨®gica natural tan artificial con la que Guallart parece sentirse tan a gusto. -
Vicente Guallart. L¨®gica natural. IVAM. Guillem de Castro, 118. Valencia. Hasta el 11 de noviembre.
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