"Que dejen a mi hija en paz, que la dejen morir"
"Hace 15 a?os Eluana no es m¨¢s que un cuerpo en las manos de quienes la asisten", con estas palabras, Beppino Englaro, padre de Eluana, describi¨® a EL PA?S las condiciones de su hija. En una entrevista telef¨®nica, el hombre coment¨® la sentencia de la Corte di Cassazione italiana (el equivalente del Supremo espa?ol) que el lunes volvi¨® a abrir el juicio para obtener el permiso legal para desconectar a su hija. Eluana vive desde 1992 en estado vegetativo por los traumas sufridos en un accidente de coche cuanto ten¨ªa 19 a?os.
La noche del accidente, fue trasladada de urgencia al hospital de Lecco (en el norte de Italia). En ausencia de los familiares y dada la gravedad de su situaci¨®n, toc¨® a los m¨¦dicos decidir qu¨¦ hacer. Aplicaron un protocolo de reanimaci¨®n y, desde entonces, Eluana se ha quedado durmiendo.
"El Vaticano puede opinar lo que quiera, pero yo s¨¦ lo que ella me dijo"
El padre revindic¨® el derecho a dejar que la naturaleza siguiese su curso, dejar que Eluana muera Despu¨¦s de a?os de batallas legales, la Corte Suprema ha emitido una sentencia hist¨®rica que fija dos condiciones para que se pueda interrumpir la terapia de reanimaci¨®n: que se pruebe que se trata de un estado vegetativo irreversible y que se compruebe que el paciente, en el caso de poder elegir, habr¨ªa preferido no continuar el tratamiento.
Pregunta. ?C¨®mo juzga la sentencia de la Corte Suprema?
Respuesta. Esta sentencia vuelve a establecer el dualismo entre m¨¦dico y paciente. Cuando una persona est¨¢ consciente tiene el derecho a rechazar una terapia. Mi hija no tiene voz, pero tiene un tutor especial, y la sentencia ahora establece que este tutor puede pedir que se interrumpa el tratamiento.
P. Usted ha insistido en que este caso no tiene que ver con la eutanasia: ?cu¨¢l es la diferencia?
R. Eluana simplemente preferir¨ªa que la dejen morir. Preferir¨ªa que la naturaleza siga su curso. Yo no estoy pidiendo a nadie intervenir para causar su muerte. Se trata de dejar a Eluana en paz, dejarla morir. Dejarse morir es una cosa muy distinta de la de quitarse la vida, y la sentencia de la Corte Suprema explica precisamente esto.
P. ?Cu¨¢ndo decidi¨® que hab¨ªa llegado el momento de suspender la terapia?
R. Yo lo ten¨ªa claro desde el principio. Los m¨¦dicos dijeron que las primeras 48 horas eran determinantes para la vida o la muerte. No tuvieron que esperar mi consentimiento para practicarle la traqueotom¨ªa. Cuando llegu¨¦ al hospital simplemente me dijeron que hab¨ªan seguido con los protocolos de reanimaci¨®n. Ya hab¨ªamos hablado en familia, en otras ocasiones, de estas terapias de reanimaci¨®n sin resultado, Eluana las conoc¨ªa, y hab¨ªa dicho que en una situaci¨®n parecida habr¨ªamos tenido que intervenir.
P. En esta nueva sentencia la voluntad de Eluana es crucial, ?est¨¢ usted seguro de poder demostrar que su hija quer¨ªa esto?
R. Yo estoy seguro de poder dar mi contribuci¨®n en la direcci¨®n que Eluana me hab¨ªa indicado. Yo estoy seguro simplemente de saber exactamente lo que ella dijo. Tiempo antes de su accidente Eluana hab¨ªa visto un amigo suyo en la situaci¨®n en la que se encuentra ella ahora, exactamente en el desenlace final del estado vegetativo permanente. Lo hab¨ªamos hablado, para nosotros estaba todo claro, incontrovertible. No existe un caso mas transparente que este. Los m¨¦dicos, que hicieron el juramento de Hip¨®crates, siguiendo las indicaciones del c¨®digo deontol¨®gico, decidieron hacer esto. "Tenemos este poder y este deber", dijeron. Y ahora, viendo c¨®mo est¨¢n las cosas, dicen, "lo sentimos, pero no podemos hacer nada porque Eluana nunca estuvo muerta".
P. El Vaticano dijo que la decisi¨®n acerca de la voluntad de la paciente, si est¨¢ inconsciente, es una decisi¨®n arbitraria...
R. El Vaticano puede decir lo que quiera, yo s¨¦ lo que ella me dijo. Si no me creen, no me importa. No busco nada. No tengo que convencer a nadie. No necesito pedir que me crean. El Vaticano es libre de pensar y decir lo que quiera. Pero estos no son mis problemas. Los estados civiles tienen que ser laicos.
P. ?Es usted religioso?
R. No pertenezco a ninguna iglesia.
P. Hubo casos inexplicables de personas que se despertaron del coma, ?nunca confi¨® en esta posibilidad?
R. Nunca me cansar¨¦ de repetirlo: desde el punto de vista cl¨ªnico, en el caso de Eluana no hay ninguna divergencia: su situaci¨®n es irreversible.
P. ?Cu¨¢nto le ha costado esta batalla legal?
R. El coste es humano. Los otros costes no me interesan, no los tomo en consideraci¨®n. Hago como si tuviera recursos ilimitados. Pero el coste humano es desastroso.
P. ?Cree que lograr¨¢ ganar su batalla?
R. No s¨¦ si lo lograr¨¦, pero sin duda ganar¨¢ la libertad. Nadie puede matar la libertad. S¨®lo revindico el derecho a la libertad fundamental de decir no a curas y terapias. No reivindico el derecho a la eutanasia.
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