De Chad a Venezuela, una sola diplomacia
La diplomacia espa?ola ha tenido que lidiar en cuesti¨®n de d¨ªas con dos jefes de Estado torbellino: Sarkozy y Ch¨¢vez. En Chad y en Chile. Uno y otro se desenvuelven, en pol¨ªtica interna y externa, cual ciclones pol¨ªticos. Ambos adoran a los medios de comunicaci¨®n, de los que saben sacar buen partido y, a la vez, dichos medios resultan fascinados por ellos.
Comparten otra cualidad: la legitimidad de origen, ya que ambos han sido elegidos democr¨¢ticamente. Sin embargo, la legitimidad de ejercicio del presidente Ch¨¢vez (esto es, el comportamiento n¨ªtidamente democr¨¢tico y respetuoso con las reglas del juego una vez celebrados los comicios) est¨¢ siendo crecientemente cuestionada. Aparte de las inadecuadas acusaciones y malas formas de las que ha hecho gala en Santiago de Chile, quisiera resaltar un par de desprop¨®sitos del l¨ªder bolivariano. Uno, acusar al rey Juan Carlos de apoyar en 2002 a quienes intentaron derrocarle por la fuerza porque "es el mismo Rey quien dirige la pol¨ªtica exterior". Dislate e ignorancia constitucional, pues en Espa?a el jefe del Estado no dirige la pol¨ªtica exterior. Otro, recordar que ¨¦l, Ch¨¢vez, ha sido elegido y el Rey, no. Arriesgada afirmaci¨®n y, de nuevo, ausencia de finura institucional, pues nuestro Monarca se apoya y es apoyado por el pacto constitucional de todas las fuerzas pol¨ªticas, refrendado por las Cortes Generales, y goza de una legitimidad de ejercicio que para s¨ª quisiera el mandatario venezolano.
Espa?a ha actuado con sabidur¨ªa y eficacia ante dos casos complicados
Nuestros aliados, democr¨¢ticos y occidentales, son los de la Uni¨®n Europea
La diplomacia espa?ola ha debido hacer frente a dos delicadas circunstancias externas. Una, la "diplomacia de cantina, barriobajera" de Ch¨¢vez -se-g¨²n la concept¨²a un diario colombiano-, "poniendo freno a quien con sus insultos y desmanes ha pretendido ganar vitrina, agradar a los validos y jalar las barbas de los poderosos, con una arrogancia de nuevo rico que le permite comprar aplausos y silencios que cohonesten sus insultos". Otra, la conclusi¨®n pocos d¨ªas antes, con discreci¨®n y ¨¦xito, de la operaci¨®n de rescate de la tripulaci¨®n espa?ola retenida en Chad.
Es cierto que la diplomacia televisada del presidente franc¨¦s hab¨ªa logrado la liberaci¨®n de los periodistas galos y las azafatas espa?olas (aunque no de los principales implicados de El Arca de Zo¨¦), pero con un coste que nosotros no hemos pagado. Lo que no empece que celebremos el resultado humanitario de la acci¨®n de Sarkozy. T¨¦ngase adem¨¢s en cuenta que en la Uni¨®n Europea el principio de subsidiariedad funciona tambi¨¦n en la acci¨®n exterior. De ah¨ª que, en ausencia de medios diplom¨¢ticos in situ, un Estado miembro solicite o gustosamente acepte, la r¨¢pida intervenci¨®n de quien s¨ª los tiene. Eso permite al Gobierno a quien se brinda la solidaridad ganar tiempo para preparar su propia acci¨®n si a¨²n quedan ciudadanos a quienes amparar o intereses nacionales que defender. Tal ha sido el caso de Espa?a en Chad y en esa l¨ªnea solidaria avanzar¨¢ en un futuro no lejano un Servicio Exterior Com¨²n de la Uni¨®n Europea. No hay, pues, raz¨®n alguna para sentirse "humillado", como voce¨® Aznar.
?En qu¨¦ ha consistido el costo de la acci¨®n francesa? Un diario apresuradamente calific¨® al chadiano de "sistema judicial de cuyo nivel de garantismo procesal cabe dudar" (Abc, 10-11-07). Sin embargo, han sido los jueces chadianos quienes han puesto en solfa las palabras de su jefe de Estado, quien, ante
su hom¨®logo franc¨¦s, dijo en Yamena (4-11-07): "La liberaci¨®n de los periodistas y las azafatas no se debe a las presiones pol¨ªticas de Francia. Ha sido la justicia quien ha revisado la situaci¨®n de estas personas y actuado con absoluta independencia".
Empero, a prop¨®sito de dicha liberaci¨®n, Abdulaye Cheikh, presidente del sindicato de magistrados chadianos, declaraba a Le Monde (10-11-07): "La justicia chadiana ha sido avasallada en la instrucci¨®n del caso Arca de Zo¨¦. Los jueces no son due?os de sus expedientes y las decisiones son tomadas por otros. La intervenci¨®n previa del jefe del Estado supone un grave atentado a la independencia judicial".
Es obvio que para la opini¨®n p¨²blica chadiana, un "desembarco" pol¨ªtico y medi¨¢tico como el llevado a cabo por Sarkozy puede reavivar el sentimiento anti-franc¨¦s, lo que tampoco es bueno para Europa. De ah¨ª que el m¨¦todo elegido por la diplomacia espa?ola, aunque menos acelerado, haya conseguido parejos resultados, sin contribuir a la situaci¨®n de rid¨ªculo en que la judicatura chadiana manifiesta haber quedado por la acci¨®n de su propio presidente y de Sarkozy y sin da?ar nuestra imagen ni en Chad ni en ?frica.
El Gobierno espa?ol -sabe-dor de que toda negociaci¨®n diplom¨¢tica incluye distintas etapas y un resultado final, y que ¨¦ste puede fracasar si las etapas son sometidas a controversia p¨²blica- ha actuado congruentemente. Sabe que la negociaci¨®n es un proceso y no un episodio (y menos un episodio televisado en directo) y que cada paso que se d¨¦ ha de ser confidencial.
Espa?a ha actuado en Chad con sabidur¨ªa pol¨ªtica y diplom¨¢tica. Hemos defendido los intereses de los ciudadanos -como ha afirmado la vicepresidenta del Gobierno- "de manera dialogante, con sosiego y de forma cooperativa". Y como tambi¨¦n ha manifestado el secretario de Estado de Exteriores, Bernardino Le¨®n, "hubo momentos dif¨ªciles porque hab¨ªa presi¨®n interna y medi¨¢tica", pero en estas gestiones diplom¨¢ticas "siempre paga la discreci¨®n, tomarse las cosas con tiempo y frialdad y saber respetar a quienes est¨¢n al otro lado"... incluida la magistratura chadiana.
Es comprensible que en alguna etapa del proceso, alg¨²n afectado se intranquilice. "Se ha impuesto el silencio, s¨®lo sabemos que siguen las negociaciones", dijo el director general de la compa?¨ªa a¨¦rea Girjet. Pero justamente la imposici¨®n del silencio garantizaba el ¨¦xito. Se trataba de la "diplomacia callada" (Moratinos), discreta y respetuosa, apreciada por el mismo presidente chadiano.
A aquellos que ahora claman -sin ni siquiera reconocer la pertinente actuaci¨®n de nuestro presidente del Gobierno en la Cumbre Iberoamericana, incluida su exquisita defensa de Aznar- contra la "falta de pol¨ªtica exterior del Gobierno"; a los que le piden, como Rajoy, que "busque sus aliados entre los gobernantes occidentales y democr¨¢ticos"; a quienes vocean que el Gobierno de Espa?a debe llamar a consultas a su embajador en Caracas; a todos ellos hay que decirles que los aliados de Espa?a, occidentales y democr¨¢ticos, son obviamente los de la Uni¨®n Europea, y que la pol¨ªtica exterior de toda democracia est¨¢ sujeta al debate parlamentario p¨²blico, pero que la ejecuci¨®n de la misma corresponde al Gobierno elegido por los ciudadanos.
Y este Gobierno continuar¨¢ trabajando, sin fanfarria, con discreci¨®n y coordinadamente, por consolidar la democracia y la integraci¨®n regional en Am¨¦rica Latina, am¨¦n de defender los derechos humanos all¨ª donde sean conculcados. Entre otras razones, por la que oportunamente aporta Xavier Vidal-Folch en EL PA?S del pasado d¨ªa 9: Espa?a puede y debe "brindar al futuro servicio exterior com¨²n (de la UE) el patrimonio f¨ªsico y pol¨ªtico de la densa red diplom¨¢tica propia en Am¨¦rica Latina y los excelentes mimbres de su singular encaje cultural en aquel continente".
Emilio Men¨¦ndez del Valle es embajador de Espa?a y eurodiputado socialista.
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