Pr¨®ximamente en las librer¨ªas
Autores y editores utilizan tr¨¢ileres en Internet para promocionar sus obras
?Cu¨¢ntos segundos separan una aldea de un pa¨ªs subsahariano de los graffitis del metro de Chicago? En avi¨®n, millones. En un libro pueden ser algunas decenas, justo el tiempo de pasar p¨¢gina, como ocurre en La aventura ambigua, novela del escritor senegal¨¦s Cheik Hamidou Kane. Pero en un tr¨¢iler al m¨¢s puro estilo cinematogr¨¢fico esos segundos se convierten en mil¨¦simas. "El viaje se hace infinitamente m¨¢s r¨¢pido y gana en inmediatez". Con estas palabras, Luis Sabat, director de la editorial barcelonesa Elipsis, ilustra la decisi¨®n de empezar a utilizar, al igual que ya ocurre en los mercados de otros pa¨ªses, tr¨¢ileres como estrategia de mercadotecnia paralela al lanzamiento de t¨ªtulos. La idea es ofrecer a los lectores una especie de contracubierta animada.
As¨ª lo hizo a principios de 2007 con la novela de Hamidou Kane, considerado por el premio Nobel J. M. Coetzee como uno de los precursores de la literatura africana moderna, y han repetido hace unas semanas con Diarios de la calle, de la estadounidense Erin Gruwell. En la web de la editorial (www.elipsisediciones.es) hay un enlace que remite directamente a los v¨ªdeos colgados en YouTube, en los que los usuarios pueden hacerse una idea del contenido de las novelas. "De alguna manera, intentamos conceptualizar el relato con asociaciones de im¨¢genes, voces en off, sonidos y comentarios escritos", explica Sabat, que se da por satisfecho con el intento. As¨ª, por ejemplo, la m¨²sica tribal se mezcla con los rascacielos de una metr¨®polis occidental para evocar el contraste entre civilizaciones descrito en La aventura ambigua, mientras que algunas secuencias de la pel¨ªcula Diarios de la calle se convierten en la mejor presentaci¨®n para la novela en la que est¨¢ basada. "La idea ha sido afortunada. Estos tr¨¢ileres han recibido miles de visitas y eso, si se piensa que algunos de nuestros t¨ªtulos tienen una tirada de 2.000 ejemplares, ya es todo un ¨¦xito".
El consultor Javier Celaya, encargado de comprimir en menos de tres minutos las 212 p¨¢ginas de la novela de Hamidou Kane, se lo tom¨® como una especie de experimento. "Si una editorial se quiere dirigir a potenciales lectores menores de 35 a?os, no puede permitirse el lujo de olvidarse de la Red. Hay millones de aficionados a la lectura constantemente conectados", apunta apasionado. Lo corrobora Domingo S¨¢nchez Mesa, docente de Teor¨ªa de la Literatura en la Universidad Carlos III de Madrid: "Este fen¨®meno tiene mucho que ver con la Web 2.0. Cada lector se puede crear as¨ª su propia pieza de cine".
En Espa?a se han producido estas brev¨ªsimas piezas tambi¨¦n para t¨ªtulos como El tesorero de la catedral, de la editorial cordobesa Almuzara, o Atrapada en el Limbo, publicado por Plaza & Jan¨¦s. Sin embargo, esta estrategia queda lejos de haber sido explotada como ocurre en el Reino Unido o en Estados Unidos, donde las mayores editoriales preparan cuidados tr¨¢ileres para lanzamientos de Naomi Klein o reediciones de Tolkien. "Se trata de un cap¨ªtulo m¨¢s de la relaci¨®n entre literatura y soporte audiovisual", a?ade S¨¢nchez Mesa. Tanto es as¨ª que quiz¨¢ dentro de unos a?os la expresi¨®n "adaptado a YouTube" nos sonar¨¢ tan familiar como "llevado al cine".
Babelia
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