Estatuto y Tratado
El Tratado de Lisboa, recientemente aprobado, refuerza la dimensi¨®n regional de la Uni¨®n Europea (UE). De una parte, reconoce la capacidad de las regiones para ejercer ante las instituciones de la Uni¨®n la defensa de sus competencias y, de otra, reconoce expl¨ªcitamente la diversidad cultural y ling¨¹¨ªstica de Europa. Dos aspectos que reflejan algunas de las reivindicaciones planteadas desde Catalu?a y que se hallaban recogidas en el fallido Tratado Constitucional.
Resulta especialmente significativo para Catalu?a que en el nuevo texto se mantengan las referencias a las regiones introducidas en la Constituci¨®n, ya que ambicionamos una participaci¨®n efectiva en el engranaje multinivel europeo, aspiraci¨®n compartida con los representantes de otras regiones europeas con poder legislativo. Estas regiones se agrupan en la red de Regiones con Poder Legislativo (REGLEG) con el objetivo de ser mejor reconocidas como actores dentro de la Uni¨®n. Durante este a?o Catalu?a ostenta la presidencia de dicho grupo, que re¨²ne ayer y hoy en Barcelona a los presidentes de sus regiones, estados (L?nder), comunidades aut¨®nomas y naciones para analizar las nuevas oportunidades que representa el tratado. Pese a los avances recogidos en el Tratado de Lisboa -en los que el impulso de REGLEG y de su presidencia, ejercida por el presidente Montilla, han tenido mucho que ver-, las regiones con competencias legislativas mantienen como retos y aspiraciones comunes el reconocimiento del papel de las regiones, el uso extendido de nuestras lenguas en las instituciones europeas, el acceso directo al Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea y el establecimiento del Comit¨¦ de las Regiones como instituci¨®n de pleno derecho de la Uni¨®n, as¨ª como nuestra participaci¨®n en los procesos de toma de decisi¨®n en el seno de las instituciones comunitarias.
Se puede afirmar que nos hallamos en una buena situaci¨®n para participar en las decisiones de la Uni¨®n
El reconocimiento por parte de la UE de un mayor protagonismo de las regiones, y singularmente de aquellas con poder legislativo, no debe verse como una amenaza para los estados o la viabilidad de la Uni¨®n. La extensi¨®n de la subsidiariedad al ¨¢mbito regional no debe entenderse s¨®lo en clave de defensa competencial, sino tambi¨¦n en t¨¦rminos de participaci¨®n. La subsidiariedad funciona en dos direcciones y las regiones deben poder tambi¨¦n exigir el buen funcionamiento del nivel federal europeo. La Uni¨®n, para avanzar, requiere de todas sus partes. Nuestras regiones transponen y aplican normas europeas, desarrollan las pol¨ªticas y estrategias de la Uni¨®n y, ajenas a los cors¨¦s de la diplomacia tradicional, son capaces de tejer redes transnacionales de alto valor para el desarrollo de la propia integraci¨®n europea. En definitiva, su mejor acomodo en el entramado institucional europeo debe reconocerse como una necesidad.
Catalu?a ha aprobado un nuevo Estatuto de Autonom¨ªa que contiene, por primera vez en la ley b¨¢sica de una regi¨®n europea, un cap¨ªtulo dedicado a las relaciones con la Uni¨®n, el cual ampl¨ªa significativamente nuestro ¨¢mbito de acci¨®n. As¨ª, por ejemplo, el Gobierno de Catalu?a ha participado, a partir del mecanismo de consulta previsto con el Estado, en el proceso de reforma del tratado. A estas nuevas capacidades estatutarias, se sumar¨¢n las posibilidades que abre el nuevo Tratado de Lisboa. El Gobierno de Catalu?a se ha dotado de nuevos instrumentos, una Secretar¨ªa para la Uni¨®n Europea que comprende la Delegaci¨®n del Gobierno de la Generalitat, ya no en Bruselas, sino ante la Uni¨®n Europea, de acuerdo con la nueva denominaci¨®n estatutaria.
Despu¨¦s del periodo de ratificaci¨®n del tratado, Europa deber¨¢ volver con nuevo impulso a su agenda pol¨ªtica: estrategia de Lisboa, proceso euromediterr¨¢neo, lucha contra el cambio clim¨¢tico... Los ¨²ltimos a?os nos han demostrado que el proceso de integraci¨®n europea depende del grado de complicidad que sus dirigentes pol¨ªticos, tambi¨¦n los regionales, sean capaces de establecer. Europa no est¨¢ fuera; no hay otra Europa que la compuesta por la suma de cada uno de nosotros. Un nuevo tratado: ante este escenario podemos afirmar que nos hallamos en una buena situaci¨®n para participar en las decisiones de la Uni¨®n.
Anna Terr¨®n i Cus¨ª es secretaria para la Uni¨®n Europea de la Generalitat.
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