"El mal teatro es insoportable", afirma Peter Brook
El director presenta en Barcelona una retrospectiva de su cinematograf¨ªa
Peter Brook (Londres, 1925), el magistral director de teatro y de cine, se encuentra en Barcelona con motivo de la retrospectiva de sus pel¨ªculas que ha programado el 14? Festival de Cine Independiente. Su estancia en Catalu?a coincide con la representaci¨®n anoche en Girona de su montaje de piezas cortas de Beckett Fragmentos. Genial y encantador, un punto travieso a lo Puck o Yoda, mirando el mundo a trav¨¦s de unos desconcertantes ojos de un azul pur¨ªsimo y min¨²sculas pupilas, Brook -el ¨²nico capaz de comparar al Marco Antonio de Shakespeare con Moshe Dayan, de decir que Marco Antonio y Cleopatra tiene la calidad caleidosc¨®pica de un Jackson Pollock o que el secreto de Hamlet es que "resulta absolutamente imposible decir que has encontrado su secreto"-, explic¨® ayer cu¨¢les son, en su opini¨®n, las diferencias entre hacer teatro y hacer cine. "En el cine el director trabaja en solitario, es el autor, un personaje autoritario que impone una visi¨®n personal, un punto de vista, el enfoque de la c¨¢mara, y cuya equivalencia absoluta en la sociedad ser¨ªa el dictador y en el arte el director de orquesta. El teatro es exactamente al contrario. El teatro es un trabajo colectivo, la reuni¨®n de puntos de vista diferentes. No s¨®lo con los actores sino, sobre todo, en los momentos clave, con el p¨²blico".
Brook ha intentado en su cine romper con la idea dictatorial del punto de vista ¨²nico. "En mis pel¨ªculas uso diversas c¨¢maras a la vez, algunas independientes de mi voluntad, por ejemplo en Tell me lies (1977) sobre Londres durante la guerra del Vietnam, mostrando opiniones divergentes o en Marat/ Sade (1967)".
Explic¨® Brook que ¨¦l pasa de uno a otro, de cine a teatro, "porque los dos me apasionan". Aunque, como espectador, "prefiero el cine; el mal teatro es absolutamente insoportable, en cambio, una pel¨ªcula mala puede incluso ser un aburrimiento agradable". Hacer cine, sin embargo, puede ser desesperante: "Hay que esperar y esperar, a veces para que luego todo se cancele; mientras que en el teatro puedes empezar en cualquier momento, aqu¨ª mismo, con lo que tenemos a mano".
Brook dijo ayer que contin¨²a su inter¨¦s por Gurdjieff -que le llev¨® a filmar Meetings with remarkable men (con la disc¨ªpula de este, Jeanne Salzman, y Terence Stamp en el reparto)-. "Gurdjieff", justific¨®, "es el hombre que desarroll¨® la visi¨®n m¨¢s amplia sobre el lugar del hombre en la vida y la historia". Tambi¨¦n, obviamente, sigue fiel a Shakespeare: "Es ¨²nico, alguien aparte. Lo abarca todo. Nadie puede saber cu¨¢l es la ra¨ªz de ese fen¨®meno". Hay otros dos autores que le interesan especialmente: "Ch¨¦jov, porque no era un profesional del teatro, era m¨¦dico y eso le dio una generosidad abierta a toda la especie humana", y Beckett -al que conoci¨®- que "a trav¨¦s del minimalismo encontr¨® el macrocosmos dentro del microcosmos". Beckett, abund¨®, "buscaba la pureza" y es un malentendido hacerlo sin¨®nimo de desesperanza y pesimismo cuando su obra "es luminosa, irradia luz".
Brecht, en cambio, no es santo de su devoci¨®n. Le parece "de calidad", pero con algo "totalmente inaceptable": su didactismo, el concepto de obra-lecci¨®n. "Nadie tiene derecho a mostrar esa actitud superior en teatro".
Brook regal¨® una an¨¦cdota estupenda: cuando con Marguerite Duras buscaban un hombre que encarnara al protagonista de Moderato cantabile, se lo propusieron a Jorge Sempr¨²n. ?ste estaba encantado de hacer de actor hasta que cay¨® en la cuenta de que era una actividad bastante contradictoria con su trabajo en la clandestinidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.