Una candidata incombustible a las cr¨ªticas
Clinton afianza su ventaja sobre Barack Obama para las primarias dem¨®cratas
Para Catherine Jackson, esta vez es m¨¢s dif¨ªcil que nunca elegir a un candidato de su partido a la presidencia de Estados Unidos. Como madre de un marine de 25 a?os que ya ha sido tres veces movilizado a Irak y que teme que todav¨ªa tenga que volver a combatir en esa guerra o en otras por declarar, lo que le pide el cuerpo es un candidato radical que prometa borrar del mapa a George Bush, a Dick Cheney y a todos los responsables de este periodo, para ella, tan negro de la historia norteamericana. Pero lo que la cabeza le aconseja es votar por el que tenga m¨¢s posibilidades de ganar, votar por Hillary Clinton, por ejemplo, a quien casi todos sus compa?eros del Partido Dem¨®crata dan por segura vencedora.
Hillary va 15 puntos por delante de Obama en las encuestas
Clinton cuida sus movimientos y sus palabras con precisi¨®n quir¨²rgica
"Estas elecciones van a marcar el tono del resto del siglo", dijo la aspirante
"Creo que tenemos muy buenos candidatos y que vamos a volver a la Casa Blanca, y eso es lo m¨¢s importante. En cuanto a mi voto, lo tengo que pensar todav¨ªa un poco m¨¢s despu¨¦s de lo que he visto hoy", afirma esta mujer, todav¨ªa excitada despu¨¦s de haber disfrutado el jueves de dos ocasiones de oro para comparar a los aspirantes.
Primero fue invitada a tomar la palabra en el debate celebrado en la Universidad de Nevada. Confes¨® ante los candidatos que tiene miedo de que maten a su hijo en combate y les pregunt¨® qu¨¦ har¨¢n para evitar una guerra en Ir¨¢n. Barack Obama se aproxim¨® bastante a lo que Jackson quer¨ªa o¨ªr: Bush est¨¢ buscando excusas para atacar a Ir¨¢n y algunos dem¨®cratas, Hillary Clinton entre ellos, le hacen el juego aprobando en el Congreso leyes que, como ocurri¨® con Irak, sirven despu¨¦s para justificar la guerra. Hay que hablar con el r¨¦gimen iran¨ª y hay que hacerlo sin condiciones, dijo el ¨²nico candidato negro.
Clinton acept¨® ese di¨¢logo, pero lo formul¨® de una manera m¨¢s vaga, m¨¢s diplom¨¢tica, m¨¢s profesional, m¨¢s presidencial, pero menos comprensible para Catherine Jackson, que no consigui¨® disipar todos sus temores.
Despu¨¦s del debate, Jackson fue una de las participantes en la cena de recaudaci¨®n de fondos que el Partido Dem¨®crata ofreci¨® a sus candidatos en el hotel Par¨ªs de Las Vegas. Tuvo de nuevo la oportunidad de escucharles en un ambiente m¨¢s ¨ªntimo, sin c¨¢maras en directo ni analistas midiendo cada gesto. Pero tampoco all¨ª despej¨® sus dudas. "Todos parecen tener raz¨®n, pero ?qu¨¦ ser¨¢ lo mejor para nosotros? ?cu¨¢l ser¨¢ el mejor?". Seguramente, las mismas preguntas que se hacen hoy otros cientos de miles de dem¨®cratas que en menos de dos meses tendr¨¢n que elegir a uno solo entre todo este paquete.
?Cu¨¢l ser¨¢ el mejor? Obama tiene un atractivo natural, la nobleza del reci¨¦n llegado, el atrevimiento de su juventud. Los ¨²nicos que gritaban con entusiasmo en defensa de su candidato a las puertas del comedor donde se celebr¨® la cena eran los j¨®venes seguidores de Obama. Probablemente, ning¨²n pol¨ªtico ha tenido semejante poder de seducci¨®n en las filas dem¨®cratas desde John Kennedy. Pero Obama es todav¨ªa una ilusi¨®n, mientras que Hillary Clinton es real.
Nadie gritaba con esa fuerza por Hillary Clinton fuera del sal¨®n, pero ella era la que m¨¢s seguidores ten¨ªa entre los comensales y la que va casi 20 puntos por delante de Obama en las encuestas en Nevada y 15 puntos por delante en el conjunto del pa¨ªs.
Es muy pronto para hacer pron¨®sticos -Howard Dean llevaba una ventaja similar por estas fechas-, pero, en todo el tiempo transcurrido en esta campa?a, Clinton no ha hecho otra cosa que consolidar su papel de favorita. Entre otras razones, porque Clinton no es Howard Dean ni su estrella se pueda apagar de repente en un mal d¨ªa de campa?a, como ocurri¨® con el que hoy es presidente del partido. Es una candidata consistente que parece nacida para dirigir esta naci¨®n y que lleva a?os prepar¨¢ndose para ello. Ha dedicado a esto esfuerzo y le ha costado demasiados sacrificios como para dejar que un joven advenedizo dotado de un verbo f¨¢cil y una sonrisa angelical le robe la cartera en los ¨²ltimos metros.
Si el ¨¦xito en la pol¨ªtica fuera el fruto de la perseverancia, la voluntad y la fe, la victoria de Clinton se podr¨ªa dar ya por garantizada. Pero muchas veces no lo es, y por eso hay que contemplar muchos otros factores.
Tomemos como ejemplo lo ocurrido en la cena de los dem¨®cratas en Nevada, donde aparecieron duras fricciones internas -se trata de la izquierda norteamericana, despu¨¦s de todo- y donde se record¨®, dicho en palabras del congresista Dennis Kucinich, que "lo que se est¨¢ librando aqu¨ª es una batalla por el alma del Partido Dem¨®crata".
Obama trat¨® de capturar esa alma con palabras arriesgadas y hermosas: "La mejor manera de ganar es la de no estar preocupados por perder. No tenemos que estar pendientes de las encuestas sino de los principios, no tenemos que ocuparnos de los c¨¢lculos sino de las convicciones".
Hillary Clinton dijo algo m¨¢s simple y rotundo: "Ganaremos". Y sonaba muy cre¨ªble en su boca. Su mensaje no es muy po¨¦tico; tampoco, desde luego, nada radical. Lo m¨¢s que les dijo a sus compa?eros en Las Vegas fue que "Estados Unidos va a volver a ser un pa¨ªs del que nos podamos sentir orgullosos", que "queremos un Gobierno que trabaje para todos" y cosas as¨ª. Pero todo en ella resulta muy convincente, muy solvente, de nuevo, muy profesional.
Con la profesionalidad de qui¨¦n sabe por qu¨¦ est¨¢ en esto y para hacer exactamente qu¨¦, mientras que Obama no acaba de creerse su ¨¦xito. "Nunca esper¨¦ estar aqu¨ª", reconoci¨® en la cena de mi¨¦rcoles.
"Hilary Clinton es una ganadora nata. Su candidatura crece d¨ªa tras d¨ªa", afirma David Gergen, que trabaj¨® como asesor en los tres Gobiernos anteriores al de Bush. "No s¨®lo es una persona muy inteligente sino tambi¨¦n muy met¨®dica y organizada, condiciones, estas ¨²ltimas, que no mencionar¨ªa yo en el caso de su marido", opina Leon Panetta, que fue jefe de Gabinete de Bill Clinton.
"Mi marido tiene una extraordinaria habilidad para el liderazgo", dijo en una reciente entrevista con The New York Times, "pero no est¨¢ interesado en la gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa. ?l est¨¢ mucho m¨¢s enfocado en nuestros objetivos y metas, en qu¨¦ tipo de pol¨ªtica tenemos que hacer y c¨®mo persuadir a la gente con la que tenemos que hacerla. Yo intento combinar el liderazgo con la gesti¨®n".
Probablemente, es esa capacidad de gesti¨®n escrupulosa la que le ha permitido construir su poderosa maquinaria de campa?a y su portentosa capacidad para recaudar dinero, mucho m¨¢s que supuestos compromisos secretos con Wall Street de los que le acusa la izquierda de su propio partido. No s¨®lo sabe gestionar el d¨ªa a d¨ªa, sino el minuto a minuto. Por eso puede parecer a veces fr¨ªa o calculadora, pero lo cierto es que, como hizo en Las Vegas, cuida sus movimientos y sus palabras ante reporteros o curiosos con la precisi¨®n de un cirujano.
Toda la prudencia del mundo no fue suficiente, sin embargo, para que su actuaci¨®n en Nevada no dejara en evidencia un ¨¢ngulo esencial en la carrera presidencial de Hillary Clinton, su condici¨®n de mujer.
Aparte de tener que soportar con su mejor sonrisa ese tipo de preguntas est¨²pidas que s¨®lo suele hacerse a las mujeres, como "?qu¨¦ prefiere, los diamantes o las perlas?", Clinton ha creado un compacto equipo de asesoras a su alrededor, busca el voto femenino y es consciente de que su sexo es un argumento para hacer historia.
Entr¨® y sali¨® del sal¨®n en Las Vegas al grito de ?Go, girl, go! -?Vamos, chica, vamos!- y aunque dijo a sus contertulios que no quer¨ªa ser presidenta por ser mujer sino por ser la mejor preparada, las encuestas no ofrecen dudas sobre el entusiasmo que Hillary Clinton despierta entre el electorado femenino.
"Probablemente el mejor momento de todo el debate", opina James Carville, que fue uno de los cerebros de la primera campa?a electoral de Bill Clinton, "fue cuando Hillary aludi¨® a sus sentimientos como mujer en medio de un juego fundamentalmente masculino. Estoy seguro de que en ese momento lleg¨® al coraz¨®n de millones de mujeres norteamericanas".
Hillary Clinton hab¨ªa dicho en el debate que no cre¨ªa que la atacasen por ser mujer sino por ir en cabeza. Pero, a continuaci¨®n, relat¨® la emoci¨®n que le produce encontrarse de vez en cuando a lo largo de su campa?a con algunas mujeres de m¨¢s de 90 a?os que conocieron la ¨¦poca en la que no les estaba permitido votar y que desean ahora con todas sus fuerzas tener vida suficiente para ver a una mujer en la Casa Blanca.
Fuera de todo c¨¢lculo electoral, es f¨¢cil reconocer que eso supone ya una revoluci¨®n en s¨ª mismo. Pero como el c¨¢lculo electoral es imprescindible en la pol¨ªtica, hay que destacar que el voto femenino va a tener un papel muy importante en esta campa?a.
"Yo no juego la carta femenina, juego la carta ganadora. Me llena de orgullo ser la primera mujer presidenta, pero lo que me importa es reconquistar la Casa Blanca para los dem¨®cratas", prometi¨® a sus compa?eros de partido. ?se es, sin duda, un deseo compartido por todos. Aunque con matices y consejos.
"?ste va a ser un momento trascendental para cualquiera que vaya a ser presidente", le advirti¨® uno de sus compa?eros, el veterano senador Joe Biden, que todav¨ªa es candidato presidencial ¨¦l mismo. "El que sea elegido presidente esta vez", a?adi¨®, "no va a tener tiempo de reunir asesores, esperar consejo y pensar tranquilamente qu¨¦ decisi¨®n tomar. Esta vez va a ser necesario actuar de inmediato, literalmente al d¨ªa siguiente de llegar a la Casa Blanca". "Todos los ojos est¨¢n puestos en nosotros, nos est¨¢n observando con m¨¢s intensidad que nunca", record¨® Obama.
Tanta presi¨®n pondr¨ªa en apuros al pol¨ªtico m¨¢s experimentado. Pero no a Hillary Clinton. Ella misma se confes¨® consciente del momento crucial en el que se libra esta campa?a electoral. "?stas son unas de las elecciones m¨¢s importantes de la historia", dijo, "porque van a marcar el tono del resto del siglo".
En efecto, una nueva victoria republicana sumir¨ªa a los dem¨®cratas en una profunda depresi¨®n y dar¨ªa argumentos al nuevo presidente para completar la revoluci¨®n conservadora que tuvo que interrumpir Bush por su impopularidad en el ¨²ltimo periodo de su mandato. Por el contrario, la victoria dem¨®crata, siempre dentro de los l¨ªmites de moderaci¨®n que se imponen en este pa¨ªs, abrir¨ªa una nueva era para Estados Unidos y sus relaciones con el resto del mundo.
Y es, precisamente, la trascendencia de estas elecciones la que coloca a Hillary Clinton en una posici¨®n estelar ante Obama y los dem¨¢s. Por mucho que sus enemigos traten de demonizarla como una peligrosa comunista, la senadora de Nueva York ha demostrado ya en el Congreso, en la propia Casa Blanca, en todos los ¨¢mbitos de la vida pol¨ªtica en los que le ha tocado actuar, madurez y responsabilidad, y ha generado, por tanto, confianza en su capacidad de gesti¨®n. Las grandes empresas que contribuyen tan generosamente a su campa?a lo saben, los lobbys que hacen fila a su puerta, los diplom¨¢ticos extranjeros, todos ellos lo saben. Y pronto se comprobar¨¢ si lo creen tambi¨¦n los votantes del Partido Dem¨®crata.
Una candidata incombustible a las cr¨ªticas
En la reuni¨®n de Las Vegas surgi¨® el asunto, delicado para Hillary Clinton, de que las encuestas le reconozcan, en efecto, un gran respaldo, pero tambi¨¦n detecten una gran inquina de parte de quienes la rechazan. Esas encuestas recogen un ¨ªndice de desaprobaci¨®n de la senadora superior al 40%, m¨¢s que a ning¨²n otro pol¨ªtico de relieve, excepto Bush. "No es la persona mejor preparada para cumplir con la misi¨®n urgente de unificar este pa¨ªs", viene advirtiendo Barack Obama en sus ¨²ltimos discursos. "Nuestra pol¨ªtica exterior", argument¨® el senador por Illinois en la cena del mi¨¦rcoles, "est¨¢ basada en una tradici¨®n bipartidista que es necesario conservar. Y yo creo ser la persona m¨¢s adecuada para esa labor".
Es verdad que Obama no es v¨ªctima de la furibunda campa?a de descr¨¦dito e insultos que Clinton sufre desde hace a?os de parte de numerosas comentaristas de radio ultras. En parte, seguramente, porque todav¨ªa no ha llegado hasta donde ella est¨¢. Pero, a estas alturas y despu¨¦s de dolorosos episodios, esos ataques han servido para fortalecerla m¨¢s que para debilitarla. Son, probablemente, sus enemigos desde sus tiempos de primera dama los que han hecho de Clinton la roca que hoy es, algo impenetrable y ¨¢spera, pero incombustible, casi indestructible.
Hace pocas semanas, en una conversaci¨®n a micr¨®fono cerrado con un grupo de periodistas, Bush admiti¨® que Hillary Clinton era una persona de gran preparaci¨®n y con serias opciones de sucederle en el cargo. Muchos republicanos, pese a despedazarla en sus discursos, comparten en privado ese criterio.
Est¨¢n lejos todav¨ªa las elecciones. Un a?o es mucho tiempo en pol¨ªtica y cualquier cosa puede suceder a¨²n. Hillary Clinton va arrancando las hojas del calendario y quemando etapas conforme al plan previsto. En la ¨²ltima de esas hojas est¨¢ escrito el 1600 de Pennsylvania Avenue. Pero, de momento, su prop¨®sito es s¨®lo el de convencer a 120.000 votantes del Estado de Iowa.
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