La careta de Ch¨¢vez
Ch¨¢vez se ha quitado la careta. De aprobarse por refer¨¦ndum el 2 de diciembre la nueva Constituci¨®n, confeccionada a su medida, le otorgar¨¢ plenos poderes. El l¨ªder venezolano est¨¢ traspasando el l¨ªmite de lo tolerable, pues la democracia no es s¨®lo votos, sino tambi¨¦n reglas de juego que permitan el juego Gobierno-oposici¨®n y, sobre todo, el respeto de las minor¨ªas. Y esto, ¨¦l no lo quiere. Si no, no estar¨ªa machacando a los partidarios del no.
El refer¨¦ndum se va a celebrar sin las m¨¢s m¨ªnimas garant¨ªas. El Consejo Nacional Electoral est¨¢ controlado por el chavismo y el censo est¨¢ corrompido. Hay protestas de los estudiantes y otros sectores. Incluso hay rumores de descontento en el Ej¨¦rcito. En un gesto poco habitual, las academias venezolanas (incluida la de la Lengua) han manifestado su preocupaci¨®n porque esta reforma constitucional se realice sin una elecci¨®n previa y limpia de una asamblea constituyente.
Su enfrentamiento con el Rey puede darle alas para explotar durante mucho tiempo la cr¨ªtica a Espa?a, pues no hay que olvidar la fecha de 2010 en que empiezan las conmemoraciones bicentenarias de las independencias de los pa¨ªses latinoamericanos. Adem¨¢s de poner en sordina los problemas internos, su populismo bolivariano sacar¨¢ entonces un enorme partido de todo este rifirrafe.
Hacia el exterior, la tensi¨®n con Espa?a tiende a aislarle del resto de Am¨¦rica Latina donde, salvo un pu?ado de dirigentes, se le teme m¨¢s que ama. Quiere convertirse en la referencia de la izquierda latinoamericana revolucionaria y no le faltan seguidores que aplaudan su apuesta. Pero la cuesti¨®n es saber si el caudillo venezolano, pese a contar con los beneficios del petr¨®leo, no ha alcanzado ya lo que Clausewitz llamaba ese "punto culminante de la victoria" que hace muy costoso el mantenimiento de las conquistas.
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