Dimitir
El verbo dimitir adquiere un sentido caracter¨ªstico en la Comunidad Valenciana. Vimos dimitir en 2002 a un presidente de la Generalitat para ser ministro. Eduardo Zaplana dej¨® la instituci¨®n p¨²blica de m¨¢s alto rango en Comunidad Valenciana para desempe?ar la cartera de Trabajo en el Gobierno de Espa?a. De alguna forma fueron dimisionarios San Vicente Ferrer, Llu¨ªs Vives y Vicente Blasco Ib¨¢?ez, porque todos ellos abandonaron airados la tierra valenciana, aunque por diferentes motivos. Los tres fueron, cada uno en su estilo, valencianos de ¨¦xito en el universo de su tiempo.
Hace poco hemos asistido a la dimisi¨®n del secretario general y l¨ªder del Partido Socialista valenciano. Joan I. Pla, despu¨¦s de varios a?os liderando el PSPV, se ha visto obligado a retirarse en una operaci¨®n de acoso y derribo (2007).
Dimisiones sonadas van jalonando la historia y la trayectoria de los valencianos. El segundo alcalde socialista, Ricard P¨¦rez Casado, dimiti¨® en medio de una tormenta pol¨ªtica (1988). En 1958, dimit¨ªan en una bronca pol¨ªtica de sonada trascendencia el alcalde de Valencia, Tom¨¢s Tr¨¦nor Azc¨¢rraga, Marqu¨¦s del Turia, y Mart¨ªn Dom¨ªnguez Barber¨¢, director de diario Las Provincias. Los dos se posicionaron a favor de los intereses valencianos frente a la desp¨®tica actitud del Gobierno, que nunca cumpli¨® sus promesas de remediar los da?os de la riada de octubre de 1957. Al Marqu¨¦s del Turia se le amenaz¨® con su cese fulminante y a Mart¨ªn Dom¨ªnguez se le fue reduciendo el cupo de papel para imprimir el diario.
Dimiti¨® en enero de 1986 Vicente Iborra Mart¨ªnez, primer presidente de la Confederaci¨®n Empresarial Valenciana a consecuencia de una denuncia an¨®nima. Vicente Iborra pas¨® de una situaci¨®n de liderazgo indiscutible de los empresarios valencianos al ostracismo m¨¢s elocuente. Iborra gozaba de una posici¨®n de poder que supon¨ªa un contrapunto inc¨®modo para los pol¨ªticos en ejercicio en la Transici¨®n. La ca¨ªda de Vicente Iborra arrastr¨® a todo su equipo. Les sustituyeron Pedro Agramunt y Luis Espinosa. El primero dimiti¨® para ser presidente del Partido Popular en la Comunidad Valenciana (1989) y el segundo dimiti¨®, en 1996, a ra¨ªz del esc¨¢ndalo de los fondos para los cursos de formaci¨®n, cuya onda expansiva alcanz¨® al tercer presidente de la CEV, Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez de la Iglesia (1997). En 1988 present¨® la dimisi¨®n Jos¨¦ Mar¨ªa Sim¨® Nogu¨¦s en la presidencia de la C¨¢mara de Comercio de Valencia, acuciado por una campa?a de desprestigio hacia su persona. Las presiones inusitadas, las consecuencias de una grave enfermedad y su intenci¨®n de preservar la independencia de la C¨¢mara dieron como resultado una estampida traum¨¢tica.
Fue Winston Churchill quien dijo en el cierre de su ¨²ltimo discurso antes de dimitir, en 1955: "'Es posible que llegue el d¨ªa en que el juego limpio, el amor a los compatriotas y el respeto por la justicia y la libertad permitan a generaciones atormentadas marchar adelante, serenos y triunfales, desde la ¨¦poca espantosa en la que tenemos que vivir. Mientras tanto no flaqueen, no se harten y no desesperen jam¨¢s".
Pero quiz¨¢s la peor de las dimisiones es la que protagoniza una sociedad cuando se inhibe ante el despilfarro, la injusticia, la corrupci¨®n, los atentados a la libertad, el mal gusto, los atropellos y el desgobierno. No cabe duda de que cuando suenan palabras como las de Mart¨ªn Dom¨ªnguez, para decir: "Valencia estaba llena de peque?os silencios y peque?as claudicaciones"', hac¨ªa referencia a una evidente dimisi¨®n colectiva frente a un hecho determinado (1958), pero que, con el tiempo, podemos extrapolar a las notables renuncias que nos cuestan caras.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.