Espa?a, el Quijote antinuclear
El Gobierno intent¨® evitar que la cumbre del clima apoyara las centrales at¨®micas - Zapatero quiere sustituir los reactores por m¨¢s molinos de viento
La primera semana de mayo, la ciudad tailandesa de Bangkok acogi¨® a delegados de 130 pa¨ªses para revisar el informe de los cient¨ªficos de la ONU sobre c¨®mo mitigar el cambio clim¨¢tico. Palabra por palabra, los gobiernos escudri?aban el texto preparado por el Panel Intergubernamental de Cambio Clim¨¢tico (IPCC) para hacerlo suyo. Cada l¨ªnea era proyectada en una pantalla y los representantes intentaban inclinar la redacci¨®n hacia sus posiciones.
EE UU, Finlandia, Reino Unido y Francia quieren m¨¢s reactores
El panel de la ONU sobre cambio clim¨¢tico apoya la energ¨ªa nuclear
La energ¨ªa nuclear no emite CO2, pero genera residuos reactivos
Socialistas de la vieja guardia defienden ahora m¨¢s centrales
Seg¨²n dos de los presentes, Espa?a ocup¨® un papel discreto hasta que lleg¨® el turno de revisar la p¨¢gina 13 de las 24 del informe. "Seg¨²n los costes relativos de otras opciones de suministro, la energ¨ªa nuclear, que representaba el 16% del suministro de electricidad en el a?o 2005, puede tener un 18% del total del suministro de electricidad en el a?o 2030 [...], pero la seguridad, la proliferaci¨®n de armas y los desechos contin¨²an siendo obst¨¢culos", dec¨ªa el texto acordado.
La menci¨®n a la proliferaci¨®n y los residuos ya era una concesi¨®n a los pa¨ªses antinucleares, ya que no figura en los borradores. Ah¨ª Espa?a alz¨® la voz. "Espa?a se opuso radicalmente y se aferr¨® a que la nuclear no es una opci¨®n, ni peque?a, contra el calentamiento", explic¨® a este diario uno de los presentes. Al empe?o se sum¨® Austria, pa¨ªs que no tiene ninguna nuclear y que importa gran parte de la electricidad de Suiza.
La negociaci¨®n no avanzaba y el presidente del IPCC, el indio Rajendra Pachauri, opt¨® por indicar a Austria y Espa?a que pod¨ªan expresar su disconformidad en un pie de p¨¢gina del informe. En el alambicado mecanismo del IPCC, ¨¦se es el ¨²ltimo recurso. Asutria acept¨® y Espa?a declin¨® en aras del consenso.
"?Qu¨¦ est¨¢ pasando en Espa?a para destacarse en una cumbre internacional como el pa¨ªs m¨¢s antinuclear?", se pregunta un veterano asistente a estas convenciones. Est¨¢ pasando que, en contra del renacer nuclear en gran parte del mundo, el Gobierno espa?ol, o buena parte de ¨¦l, se opone abiertamente a la opci¨®n nuclear. Y cree que eso es compatible con reducir las emisiones de efecto invernadero.
El propio Zapatero lo dej¨® claro en una entrevista en El Pa¨ªs Semanal en julio de 2006, al hablar de sus convicciones: "Vamos a hacer un calendario de cierre de centrales. Esto va a generar mucha pol¨¦mica porque la mayor¨ªa, estoy seguro, va a apostar por la energ¨ªa nuclear. La energ¨ªa nuclear es la respuesta sencilla. Yo, sin embargo, creo que hay que hacer crecer las energ¨ªas alternativas".
El Gobierno socialista cerr¨® la central de Zorita (Guadalajara) en abril de 2005 por una decisi¨®n de 2002 del Ejecutivo del PP. El calendario de cierre del que hablaba el presidente Zapatero a¨²n no existe. Y la legislatura est¨¢ agonizando. A pesar de sus mensajes antinucleares, la acci¨®n del Gobierno en este campo se basa en la inacci¨®n. En mayo de 2005, Zapatero anunci¨® por sorpresa en el Congreso "una mesa de di¨¢logo para establecer una aproximaci¨®n a un horizonte temporal a un calendario de cierre de la energ¨ªa nuclear en Espa?a".
En el PSOE no todos comparten las ideas antinucleares del presidente y la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, Industria y Econom¨ªa no lo ven tan claro. Industria convirti¨® la anunciada "mesa de di¨¢logo sobre el cierre de la energ¨ªa nuclear" en una "mesa sobre el futuro de la energ¨ªa nuclear". No hay que ser House para darse cuenta de que no es lo mismo debatir sobre el cierre de algo que sobre su futuro. A la mesa acudieron administraci¨®n, ecologistas, autonom¨ªas, empresarios, el¨¦ctricas y termin¨® sin conclusiones relevantes.
Despu¨¦s, Zapatero anunci¨® que decidir¨ªa c¨®mo cerrar las nucleares cuando tuviera en su mano el estudio Prospectiva energ¨¦tica 2030, una evoluci¨®n a largo plazo sobre si es viable cerrar las nucleares, que est¨¢ a punto de concluir y que previsiblemente tampoco entrar¨¢ en detalles.
En los cuatro a?os que lleva gobernando el PSOE, la situaci¨®n ha cambiado mucho: el petr¨®leo ha pasado de 30 a 100 d¨®lares -y no se vislumbra su techo- y el cambio clim¨¢tico causado por el consumo masivo de petr¨®leo y carb¨®n ahora marca la agenda pol¨ªtica mundial y la campa?a electoral.
Esto, unido a que el recuerdo de Chern¨®bil se difumina m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, ha hecho que la energ¨ªa nuclear, en letargo desde que en los ochenta se fren¨® la construcci¨®n masiva de centrales por los altos costes, haya vuelto al primer plano.
El Reino Unido, probablemente el pa¨ªs que con m¨¢s decisi¨®n combate el cambio clim¨¢tico, se est¨¢ planteando construir m¨¢s centrales para reducir su dependencia del exterior y rebajar sus emisiones de gases de efecto invernadero; Estados Unidos alarga la vida de sus centrales de los 40 a 60 a?os y tiene en proyecto 30 reactores que se sumar¨ªan a los 103 que ya funcionan; Francia (59 reactores y un 80% de su electricidad de origen nuclear) exporta centrales y tecnolog¨ªa a China, Marruecos, Argelia, Libia, T¨²nez... En el mundo hay actualmente 435 reactores en funcionamiento, otros 30 en construcci¨®n (cinco en China y Rusia, siete en India, uno en Finlandia, dos en Ucrania, entre otros) y centenares en proyecto.
El debate sobre si es conveniente la energ¨ªa nuclear es tan encarnizado como est¨¦ril. Est¨¦ril porque hay poderosos argumentos a favor y en contra, aunque los ecologistas no reconocer¨ªan lo primero y los empresarios lo segundo.
A favor: las centrales producen electricidad de forma constante, a un coste previsible. Aunque el precio del uranio se ha multiplicado por 12 desde 2002 (debido a este renacer), sigue siendo una parte muy peque?a del coste de la generaci¨®n nuclear. No depende del exterior, por lo que no hay que estar pendiente de si Argelia corta un gasoducto o de si las tensiones en Turqu¨ªa disparan el precio del gas. Y eso, en un pa¨ªs como Espa?a, que importa el 85% de su energ¨ªa, es fundamental. Por ¨²ltimo, no emiten CO2. En Espa?a, un mal a?o nuclear implica un aumento de emisiones. Desde el 1 de enero hasta el 28 de noviembre, la producci¨®n nuclear ha ca¨ªdo un 8,55% respecto al mismo periodo del a?o anterior. Pese a que la producci¨®n hidroel¨¦ctrica ha aumentado un 22% y las renovables, un 11,79%, no compensan en emisiones de di¨®xido de carbono la bajada de la nuclear.
Por eso, Medio Ambiente estima que Espa?a acabar¨¢ el a?o emitiendo un 49% m¨¢s que en 1990 (muy lejos del 15% de aumento que fija el Protocolo de Kioto). Cuando en 2006, las emisiones en Espa?a bajaron cuatro puntos (cifra que Zapatero y el Gobierno recuerdan cada d¨ªa, aunque no la provisional de 2007) se debi¨® en parte a que 2005 fue un muy mal a?o nuclear (Vandell¨°s II estuvo m¨¢s de seis meses parada, por un grave problema de seguridad) y en 2006 funcionaron a pleno rendimiento. Pero estos mismos aspectos demuestran las debilidades de la energ¨ªa nuclear. De repente, una central puede estar medio a?o parada y no producir nada. Los residuos de las centrales son radiactivos durante miles de a?os. ?Qui¨¦n paga eso? El tratamiento durante los pr¨®ximos 70 a?os est¨¢ contemplado en la tarifa el¨¦ctrica y hasta hace dos a?os sal¨ªa de todos los consumidores. Los pronucleares suelen argumentar que las energ¨ªas renovables est¨¢n muy subvencionadas, pero es dif¨ªcil encontrar mayor subvenci¨®n que ¨¦sa: que el Estado se haga cargo con fondos p¨²blicos de tus residuos que, por otra parte, nadie sabe qu¨¦ hacer con ellos ni cu¨¢nto costar¨¢. Adem¨¢s la construcci¨®n de las plantas siempre se dispara de pcoste y es casi imposible hacerlas sin apoyo p¨²blico. Aun as¨ª, hay m¨¢s o menos consenso en que a medio plazo la energ¨ªa nuclear es m¨¢s barata que el petr¨®leo, el gas o las renovables.
Luego est¨¢ la seguridad, exterior e interior. Aunque en teor¨ªa las centrales est¨¢n dise?adas para soportar un atentado con avi¨®n, nadie lo ha probado. Tras el 11-S, Espa?a modific¨® las rutas del puente a¨¦reo siguiendo las recomendaciones de Estados Unidos porque los aviones sobrevolaban la central de Zorita y la de Trillo (Guadalajara). Adem¨¢s, existe la probabilidad de un accidente, cuyas consecuencias ser¨ªan tan desastrosas que la Ley de Responsabilidad Ambiental exonera a las el¨¦ctricas de tener un seguro por todos los da?os que pudieran causar y los limita a 700 millones, que los seguros en Espa?a no quieren cubrir.
Finalmente, est¨¢ la geopol¨ªtica: Marruecos ya tiene proyectos. Al riesgo de accidentes y atentados se suma la posible carrera de proliferaci¨®n armament¨ªstica. Las nucleares, adem¨¢s, producen electricidad pero no suplen la gasolina de los coches.
Con todos estos argumentos, cada pa¨ªs tiene que elegir. Economistas, empresarios, el secretario general de Comisiones Obreras, Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, y muchos expertos empiezan a alzar la voz pidiendo m¨¢s centrales en Espa?a o por lo menos que se alargue la vida de las existentes. Destacados socialistas de la vieja guardia como Felipe Gonz¨¢lez, Joaqu¨ªn Almunia (los dos predecesores de Zapatero), Luis Atienza, Carlos Solchaga o Claudio Aranzadi.
Sin embargo, el Gobierno parece firme en la posici¨®n contraria. El borrador del programa electoral del PSOE en medio ambiente se opone a la energ¨ªa nuclear. El texto anuncia "el cierre de la central nuclear de Garo?a en 2009" y el apag¨® "de las restantes a los 40 a?os de funcionamiento", que se producir¨¢ progresivamente hasta 2028. ?Y c¨®mo suplir las centrales que ahora funcionan? ?O c¨®mo cubrir el aumento de la demanda sin nuevas nucleares? El sector nuclear asegura que de aqu¨ª a 2030 Espa?a necesita 10 nuevas centrales. En cambio, el Gobierno apuesta por triplicar en 20 a?os la capacidad e¨®lica instalada, llegando hasta los 40.000 megavatios (hoy hay 13.000) y construir 5.000 m¨¢s en el mar, donde a¨²n no hay ninguno y que generan mucho rechazo social.
El viento, que hace 10 a?os era marginal, aporta hoy el 10% de la electricidad y en momentos muy por encima de esa cifra. El 19 de marzo pasado, a las 17.40, la e¨®lica gener¨® el 27% de la electricidad. Pero en olas de fr¨ªo o de calor, cuando es m¨¢s necesario, muchos molinos est¨¢n parados, ya que esas situaciones suelen coincidir con un anticicl¨®n. Un molino de viento funciona una de cada cuatro horas del d¨ªa. Y se debe instalar potencia convencional (gas, carb¨®n) de reserva por si est¨¢ parado.
Zapatero insiste en que es antinuclear por convicci¨®n y tiene el apoyo de la calle. Una macroencuesta del CIS del pasado junio refleja que el 74,3% prefiere disminuir la energ¨ªa nuclear, y s¨®lo el 6,9% aumentarla.
Espa?a parece haber elegido m¨¢s energ¨ªas renovables caras, menos nuclear barata, menos carb¨®n contaminante, menos petr¨®leo inasequible, m¨¢s electricidad importada de Francia y aun as¨ª reducir dr¨¢sticamente las emisiones de CO2. El Gobierno considera que puede luchar contra el cambio clim¨¢tico sin medidas impopulares. Cuando en julio de 2004 Narbona dijo que habr¨ªa que subir la luz para pagar la factura de Kioto, La Moncloa la desminti¨®; cuando un proyecto de Medio Ambiente dijo que para reducir las emisiones de efecto invernadero Espa?a tendr¨ªa que reducir el consumo de energ¨ªa, el texto fue cambiado para decir que se moderar¨ªa el aumento; cuando Industria pidi¨® subir la electricidad un 10%, La Moncloa lo par¨®; cuando se supo que el programa electoral del PSOE para las municipales planteaba el peaje en las grandes ciudades, fue tachado y desmentido sobre la marcha; el ecoc¨¦ntimo ha sido nonato pese a tener un respaldo importante. El Gobierno conjuga planes para llevar autov¨ªas a todos los rincones con discursos que fomentan el transporte p¨²blico. Y el cierre nuclear con la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Veremos.
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