La BBC a vueltas con la monarqu¨ªa
Los espectadores brit¨¢nicos han podido comprobar esta semana que si bien a su reina no le falta car¨¢cter tampoco ha llegado nunca a perder los papeles, al menos en presencia de las c¨¢maras televisivas. La BBC emiti¨® el lunes el primer cap¨ªtulo de la serie Monarqu¨ªa: la familia real trabajando, despu¨¦s de corregir su montaje inicial, donde se suger¨ªa err¨®neamente que Isabel II hab¨ªa dado un portazo a Annie Leibovitz durante una sesi¨®n fotogr¨¢fica en Buckingham Palace. "No pienso cambiar nada. Ya he hecho suficiente visti¨¦ndome as¨ª, muchas gracias", murmura la reina por los pasillos de palacio, visiblemente agobiada por el peso del traje de gala y la capa de la Orden de la Jarretera. El programa arrancaba con esta escena, previa a la audiencia con Leibovitz, que registra la irritaci¨®n de la soberana cuando una asesora le indica que quiz¨¢ deba modificar su atuendo durante el posado fotogr¨¢fico. Minutos despu¨¦s, y ante la petici¨®n de la propia fot¨®grafa de que se despoje de la tiara de diamantes, Isabel responde con aire displicente: "Tendr¨ªa que irme para retocar el peinado". El encuentro, tenso al principio, fue resuelto con profesionalidad por ambas mujeres. La reina suaviz¨® compostura, acab¨® cediendo a todas las demandas y se dej¨® retratar, con y sin corona, para las p¨¢ginas de la revista Vanity Fair, en v¨ªsperas de su visita oficial a Estados Unidos el pasado mes de mayo.
La producci¨®n de la serie hizo rodar cabezas en la cadena brit¨¢nica
?sa es la secuencia finalmente emitida por la televisi¨®n p¨²blica y que logr¨® una audiencia considerable en horario nocturno (25,7% de cuota), en parte atribuida a la pol¨¦mica que arrastraba la serie y que hizo rodar cabezas en la BBC. El clip promocional del programa invert¨ªa el orden de las im¨¢genes para dar la impresi¨®n de un desplante real que nunca se produjo, tal como inform¨® la prensa especializada que pudo visionarlo en un pase privado. Las denuncias de manipulaci¨®n provocaron una tormenta en la cadena p¨²blica, que intent¨® descargar toda responsabilidad en la productora que ejecut¨® el trabajo (RDF), pero acab¨® forzando la dimisi¨®n del responsable del primer canal, Peter Finchman, el pasado octubre.
La BBC destinar¨¢ las ganancias de la venta de la serie en el extranjero a organizaciones caritativas que designe la casa real, objeto del desaguisado pero tambi¨¦n beneficiaria de un programa que refleja su cara m¨¢s distendida y humana. A lo largo de cinco cap¨ªtulos se muestra entre bambalinas el trabajo de los integrantes de La Firma (como se conoce popularmente a la familia Windsor), con un rico anecdotario que incluye, por ejemplo, el nerviosismo de George y Laura Bush ante la inminente llegada a la Casa Blanca de su graciosa majestad.
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