Los ataques racistas aumentan en el este de Alemania
El Gobierno no logra acabar con los grupos neonazis
Los incidentes racistas y xen¨®fobos, cometidos por elementos neonazis por lo general en medio de la indiferencia de la poblaci¨®n, se repiten con frecuencia en el Este de Alemania, en los Estados federados que pertenec¨ªan a la desaparecida RDA.
Los planes de educaci¨®n c¨ªvica puestos en marcha por el Gobierno federal y los Estados federados no consiguen acabar con las bolsas de neonazismo latente, tal vez como consecuencia de la falta de perspectivas vitales de muchos j¨®venes y la ausencia de tradiciones democr¨¢ticas arrastrada desde los tiempos de la dictadura comunista.
No son los grandes pogromos de los a?os noventa con incendios y ataques a los centros de acogida a refugiados pol¨ªticos o residencias de extranjeros. Ahora se trata de un goteo continuo de acciones violentas de la ultraderecha.
Una selecci¨®n de incidentes de los ¨²ltimos meses se puede iniciar con los sucesos en agosto en la ciudad de M¨¹geln, en Sajonia, de unos 5.000 habitantes. Media docena de indios, que viven all¨ª desde hace a?os, participaban en la fiesta del pueblo cuando se produjo un incidente por un empuj¨®n en el baile, que degener¨® en pelea. Una horda de alemanes m¨¢s o menos borrachos persiguieron a los indios, que se refugiaron en la pizzer¨ªa de un compatriota. La llegada de la polic¨ªa los salv¨® de un posible linchamiento.
En una ciudad de 17.000 habitantes, Mittweida, tambi¨¦n en Sajonia, un grupo atac¨® a una extranjera y una joven sali¨® en su defensa. Los atacantes le grabaron con una navaja la cruz gamada en la nalga.
El Estado que se lleva la palma es el de Sajonia-Anhalt. En Pretizien, pueblo de apenas 1.000 habitantes, un grupo neonazi organiz¨® una pira para quemar el libro de El diario de Ana Frank, la joven jud¨ªa que muri¨® en el campo de concentraci¨®n de Bergen-Belsen. En Halberstad, menos de 500 habitantes, otra horda de radicales atac¨® a un grupo de actores que hab¨ªan representado una obra, por su indumentaria y aspecto.
En la capital del Estado, Magdeburgo, de 230.000 habitantes, una iraqu¨ª embarazada subi¨® a un autob¨²s con un cochecito en el que llevaba a su hijo de dos a?os. Unos viajeros empezaron a protestar y decir a voces: "?Turcos de mierda!" y "aqu¨ª s¨®lo hay sitio para los alemanes". Su cu?ada, una joven de 15 a?os, sali¨® en su defensa. Les rompieron el cochecito y la embarazada acab¨® en el hospital. Los viajeros que iban en el autob¨²s no intervinieron.
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