El cambio clim¨¢tico, un desaf¨ªo global

Ahora sabemos que el clima global est¨¢ cambiando significativamente y sabemos, tal y como ha declarado el Panel Intergubernamental sobre Cambio Clim¨¢tico de la ONU, que la emisi¨®n de gases de efecto invernadero generados por la actividad humana es la causa principal de dicho cambio. A medida que nuestro planeta se calienta crece el riesgo de que toda la humanidad afronte una serie de consecuencias catastr¨®ficas debidas al calentamiento global. Al fundirse los casquetes polares en Groenlandia y la Ant¨¢rtida Occidental, muchos pa¨ªses podr¨ªan verse sumergidos. Una modificaci¨®n en el curso de la corriente del Golfo podr¨ªa acarrear dr¨¢sticos cambios clim¨¢ticos y gran parte de la biodiversidad podr¨ªa quedar borrada para siempre.

Aunque se trate de riesgos a largo plazo y queden muchas incertidumbres, hay una toma de conciencia creciente sobre la necesidad de actuar r¨¢pido, de comenzar a adoptar medidas que reduzcan estos riesgos. El ¨²ltimo Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, "Combatiendo el cambio clim¨¢tico: solidaridad humana en un mundo dividido", a?ade, adem¨¢s, una segunda raz¨®n poderosa para ponerse en marcha de forma inmediata: un retraso en las medidas tendr¨ªa graves consecuencias para el desarrollo humano en algunos de los lugares m¨¢s pobres del mundo, y podr¨ªa minar los esfuerzos para combatir la pobreza. Los pa¨ªses m¨¢s pobres sufrir¨¢n, a corto plazo, la mayor parte de la carga del cambio clim¨¢tico: mayores sequ¨ªas, cat¨¢strofes meteorol¨®gicas extremas, tormentas tropicales y aumentos del nivel del mar. Y es que, tal y como se?ala el informe del PNUD que recientemente hemos presentado en Brasilia junto al presidente brasile?o, Luiz In¨¢cio Lula da Silvia, en Etiop¨ªa, por ejemplo, que un ni?o nazca durante un a?o de sequ¨ªa aumenta sus probabilidades de estar desnutrido en un 35%.

Si no actuamos ahora, el cambio clim¨¢tico profundizar¨¢ las actuales desigualdades globales de renta. Toda la inversi¨®n que hemos hecho para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio podr¨ªa quedar desvirtuada y se podr¨ªa producir un retroceso en los avances en desarrollo humano conseguidos. De hecho, aunque se produjera una mitigaci¨®n inmediata y efectiva, las emisiones del pasado hacen ya inevitable un serio impacto en gran parte de ?frica, en muchos peque?os estados insulares y en los grandes deltas fluviales de Asia. Por ello, m¨¢s all¨¢ del aplacamiento del cambio clim¨¢tico, debemos tambi¨¦n ayudar a que las poblaciones m¨¢s afectadas puedan hacerle frente y adaptarse a lo inevitable.

Una acci¨®n coherente para mitigar el cambio clim¨¢tico requiere la participaci¨®n global en la reducci¨®n de emisiones. Pero, tanto por justicia como por factibilidad, los pa¨ªses ricos deben dar ejemplo con el primer paso. Los pa¨ªses en desarrollo han contribuido muy poco a la cantidad de gases de efecto invernadero ya existentes en la atm¨®sfera y los ricos tienen los recursos y la tecnolog¨ªa para afrontar una reducci¨®n de emisiones temprana y profunda. Por su parte, los pa¨ªses de renta media cuentan con capacidad para abordar su crecimiento de modo sostenible; si bien tendr¨¢n m¨¢s capacidad de aplicar un nuevo modelo de crecimiento si cuentan con el respaldo de los pa¨ªses industrializados. Uno de los ejes decisivos para alcanzar el ¨¦xito pasar¨¢, sin duda, por facilitar el acceso a financiaci¨®n y tecnolog¨ªa que contribuya al esfuerzo en mitigaci¨®n, especialmente ahora que los gases de varios pa¨ªses de renta media se incrementan de forma significativa.

La mitigaci¨®n efectiva exige generalizar el establecimiento de un precio a las emisiones de gases de efecto invernadero. Los sistemas incipientes de fijaci¨®n de precio muestran ya c¨®mo esto conduce a profundas transformaciones en c¨®mo producimos y usamos la energ¨ªa. Al mismo tiempo, los pa¨ªses en desarrollo necesitan enormes inversiones para proporcionar la energ¨ªa necesaria para favorecer el crecimiento econ¨®mico, la creaci¨®n de empleo y las mejoras en desarrollo humano. Es esencial que dichas inversiones sean compatibles con la protecci¨®n del sistema clim¨¢tico. Porque es el clima de todos el que quedar¨ªa protegido mediante el uso de tecnolog¨ªas m¨¢s limpias, en consonancia con otras acciones. Esto acarrear¨¢ gastos adicionales, especialmente para muchos pa¨ªses de renta media: por ello, es necesario encontrar los cauces de financiaci¨®n adecuados que les permitan paliar esos costes adicionales.

Adem¨¢s de cambiar nuestros h¨¢bitos energ¨¦ticos, debemos aplicar con decisi¨®n otras medidas, incluyendo la protecci¨®n de los bosques tropicales. Gran parte de esta masa forestal se encuentra en Brasil y otros pa¨ªses de renta media. Cuando esos pa¨ªses protegen sus selvas, est¨¢n proporcionando un servicio universal a la humanidad. Brasil y otros pa¨ªses en desarrollo, sin duda, deben hacer un esfuerzo de protecci¨®n de sus bosques, contribuyendo de este modo a la reducci¨®n global de emisiones, pero ?no podr¨ªan reforzarse si contaran con apoyo financiero adecuado de la comunidad internacional? Un apoyo financiero que, sin duda, debe ser especialmente relevante en los pa¨ªses menos desarrollados.

Apoyar las pol¨ªticas de mitigaci¨®n en los grandes pa¨ªses en desarrollo asegurar¨¢ que desciendan los riesgos de cat¨¢strofes meteorol¨®gicas y mejorar¨¢ el rendimiento de las inversiones que hace el mundo para promover el desarrollo. Es el momento de una acci¨®n concertada de los gobiernos. No hay excusas.

Kemal Dervis es administrador del PNUD y Leire Paj¨ªn es la secretaria de Estado de Cooperaci¨®n Internacional.