"Occidente es la ¨²nica civilizaci¨®n que duda y se cuestiona a s¨ª misma"
En tiempos de correcci¨®n pol¨ªtica y de blandura moral, ?lie Barnavi ha publicado un panfleto. Desde la misma advertencia, que sirve de pr¨®logo a las poco m¨¢s de 100 p¨¢ginas de Las religiones asesinas (Turner), habla de guerra, llama a la acci¨®n, se?ala al enemigo, exige romper esta tibieza y anomia que caracteriza a las sociedades occidentales actuales, y procura sacudirlas para que tomen conciencia de que corren malos tiempos para la libertad. Defender el laicismo frente a la emergencia y belicosidad de los fundamentalismos religiosos violentos ya no es s¨®lo una opci¨®n recomendable. Es una urgencia: lo que est¨¢ en juego es el porvenir de nuestros hijos.
Naci¨® en Bucarest en 1946, emigr¨® a los 15 a?os a Israel, estudi¨® all¨ª Historia y Ciencias Pol¨ªticas. Ha sido embajador de Israel en Francia entre 2000 y 2002 y director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Tel Aviv. Autor de numerosos libros de an¨¢lisis pol¨ªtico, es ahora director cient¨ªfico del Museo de Europa de Bruselas y con su reciente panfleto ha vendido ya en Francia 26.000 ejemplares. Recuerda con admiraci¨®n, por su lucidez para vislumbrar el futuro, a Malraux, que dijo que "el siglo XXI ser¨¢ religioso o no ser¨¢" y afirma con rotundidad que empiezan a estar en juego nuestras libertades. "No me gusta referirme a la libertad en abstracto, prefiero hablar de libertades. La de ir y venir, la de hablar de cualquier cosa, la de pensar lo que quieras, incluso la de hacer caricaturas ofensivas. Todo eso est¨¢ en peligro".
"Corre peligro la libertad de ir y venir, la de hablar de cualquier cosa"
"La mayor parte de las v¨ªctimas del islamismo son los musulmanes"
"Quiz¨¢ sea un peligro que ahora resulta todav¨ªa difuso", a?ade Barnavi. "Pero lo mismo pas¨® el siglo pasado cuando irrumpieron el nazismo o el comunismo. Los fundamentalismos religiosos que se convierten en ideolog¨ªas pol¨ªticas totalitarias tienen exactamente el mismo peligro". Y hay que defenderse. ?C¨®mo? Reivindicando lo que es propio de Occidente, el laicismo, la democracia, los derechos humanos, la herencia de la Ilustraci¨®n.
Las religiones asesinas tiene un tono pedag¨®gico, y al tiempo exigente. Son nueve tesis. Cada una de ellas pretende profundizar en las distintas cuestiones que han saltado al debate p¨²blico desde que la amenaza del terrorismo islamista se fue concretando en su diab¨®lica cadena de atentados. No hay una sola religi¨®n, comienza explicando, son muchas y en ellas hay distintas iglesias y corrientes. Cualquier religi¨®n es pol¨ªtica, tiene vocaci¨®n de poder. Poco a poco va afinando y se centra en las tres grandes religiones, las que tienen un corpus de textos sagrados a los que referirse. Trata de los fundamentalismos de cada una de ellas que, en principio, pod¨ªan quedarse en meras curiosidades. Y va llegando al grano: hay un momento en que determinados fundamentalismos se convierten en revolucionarios. Consideran que tienen derecho de servirse de la violencia para imponer su lectura de los textos sagrados a los imp¨ªos. Quieren conquistar el poder, imponer su verdad, borrar toda disidencia.
"Lo que ha ocurrido en el mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n es que se ha revelado incapaz de conquistar la modernidad", comenta Barnavi. "Ha probado en distintos lugares y momentos el laicismo, el socialismo, el nacionalismo... Nada termin¨® de funcionar bien. As¨ª que ha vuelto la vista atr¨¢s, hacia su gloria pasada, y han decidido convertir su religi¨®n en ideolog¨ªa de combate. No hay margen para otras cuestiones, la religi¨®n se convierte en el ¨²nico referente, y no hay di¨¢logo posible".
Barnavi reconoce que, del mismo modo que el fundamentalismo islamista ha ido ganando adeptos, tambi¨¦n en Israel hay sectores que reniegan del talante secular que fue dominante al principio del sionismo, y adoptan posiciones mesi¨¢nicas y radicales. "El catolicismo, en cambio, ya no puede ser hoy un fundamentalismo revolucionario. Lo fue, y de qu¨¦ manera, en tiempos de Felipe II con la Liga Santa. Pero con el tiempo, y con la separaci¨®n entre Iglesia y Estado que se consigui¨® gracias a la influencia de la Ilustraci¨®n, es inconcebible que pretenda imponer su verdad de manera totalitaria. Bush puede recurrir a la religi¨®n para apoyar su causa, pero no es comparable con Bin Laden, que ha hecho del islam un arma totalitaria".
Barnavi llama la atenci¨®n sobre la tentaci¨®n de simplificar. "La mayor parte de las v¨ªctimas del fundamentalismo islamista son los propios musulmanes", dice. Le obsesiona, sobre todo, la actitud de Occidente. "Es la primera civilizaci¨®n que aprende a dudar y a cuestionarse a s¨ª misma. Y a veces parece que dimite, que es incapaz de defender sus valores. Por eso hay que buscar un acuerdo de todos en torno al laicismo, y luchar por las libertades que tanto cost¨® conquistar".
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