Caos en torno al Hermano Gu¨ªa
La visita del coronel Muammar el Gaddafi a Espa?a est¨¢ planteando dificultades especiales a los servicios de protocolo y seguridad, que han tenido que lidiar con la falta de interlocutores bien definidos en un r¨¦gimen muy personalista, que adem¨¢s no define para su l¨ªder una personalidad institucional clara: no es jefe de Estado ni de Gobierno. Gaddafi es hoy por hoy simplemente el "Hermano Gu¨ªa de la Gran Revoluci¨®n de Al Fateh", sin responsabilidades administrativas.
Su visita no puede ser, por ello, de Estado. Ha sido catalogada como oficial. El fin de semana en Andaluc¨ªa tiene car¨¢cter privado y podr¨¢ ser tan peculiar como su protagonista, un l¨ªder "panafricano" dispuesto a instalar su jaima de beduino en los jardines de un hotel de lujo pr¨®ximo a Sevilla.
En Madrid, utilizar¨¢ la residencia oficial de El Pardo, pero una vez m¨¢s s¨®lo el jard¨ªn. Su casa ser¨¢ la jaima. Seguir¨¢ un programa similar al de los l¨ªderes extranjeros que nos visitan, pero muy simplificado. Parece que, finalmente, el Rey ir¨¢ a recibirle a El Pardo, despu¨¦s de que el ministro de Defensa, Jos¨¦ Antonio Alonso, lo haga en Barajas. Pero probablemente no tendr¨¢ honores militares ni har¨¢ la ofrenda floral protocolaria a los que dieron su vida por Espa?a, ya que la visita no es de Estado. S¨ª parece que ir¨¢, en cambio, al Ayuntamiento, pero no tiene prevista ninguna intervenci¨®n. Sobre el programa, Gaddafi pasar¨¢ poco m¨¢s de 24 horas en Madrid sin pronunciar discurso ni declaraciones p¨²blicas.
Tampoco ser¨¢ recibido en Las Cortes, estaci¨®n habitual de estas visitas, y no parece que ello se deba a que inspire el rechazo de las fuerzas pol¨ªticas, como le ocurri¨® en su d¨ªa al aut¨®crata guineano Teodoro Obiang Nguema. A diferencia de Francia, donde hasta los filosocialistas en el Gobierno han visto con esc¨¢ndalo la llegada de Gaddafi, s¨®lo IU ha censurado la presencia en Espa?a de un dirigente que sigue siendo tan perverso para los derechos humanos como cuando Estados Unidos le colocaba en el centro del eje del mal.
La visita oficial se reduce a tres actos: una entrevista en la tarde del lunes con el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, seguida de una cena en La Moncloa; un encuentro con empresarios -Repsol, Cepsa, Abengoa, T¨¦cnicas Reunidas, Ferrovial, Navantia, Indra, Flores Vall¨¦s, Himo¨ªnsa, entre otras- el martes por la ma?ana, y un almuerzo con el Rey en el Palacio Real, que, en una visita oficial, suele ser con m¨¢s frecuencia una cena de gala. En medio de tanta confusi¨®n, a nadie deber¨ªa de extra?arle que todo ocurra de otra manera y Gaddafi termine por quedarse una semana.
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