Guerra contra la Tierra
La lucha contra el calentamiento global corre el riesgo de verse como otra guerra, esta vez de nosotros mismos contra la Tierra o viceversa. El discurso de Al Gore al recibir el pasado lunes en Oslo el premio Nobel de la Paz va, desgraciadamente, en esta direcci¨®n. Desgraciadamente porque, quiz¨¢s para persuadir al p¨²blico estadounidense, recog¨ªa fraseolog¨ªa propia de la disuasi¨®n nuclear durante la guerra fr¨ªa, como la "destrucci¨®n mutua asegurada", o hablaba de una "amenaza universal", y de "movilizaci¨®n" como para la guerra.
Incluso cit¨® c¨®mo se ignor¨® la amenaza de Hitler, aunque esta vez el enemigo es el CO2. Este discurso belicista de la cat¨¢strofe, sin embargo, no lleva a un an¨¢lisis de teor¨ªa de juegos frente a un rival, la Tierra, que no es un actor racional, sino, justamente, natural.
El calentamiento global se sit¨²a en tercer lugar de los temores de los ciudadanos
Esta teor¨ªa se hubiera podido aplicar a la cumbre de Bali, que ha aprobado in extremis una "hoja de ruta" hacia un Kioto II, t¨¦rmino que ¨²ltimamente reemplaza la falta de acuerdos. Depender¨¢ del pr¨®ximo presidente de EE UU (algo que fue Gore durante un tiempo). Sea como sea, hoy en d¨ªa, con el discurso norteamericano dominante, parece como si todo tuviera que ser una guerra, contra el sida, contra las drogas, contra el terrorismo, y ahora contra el calentamiento global.
No es un lenguaje neutro. Vivimos en la era del temor o del miedo, age of fear como la describ¨ªa recientemente un suplemento de The Wall Street Journal que giraba en torno a una encuesta sobre los mayores temores de los europeos ante la sociedad global. En primer lugar se sit¨²a el terrorismo (17%; 27% en el caso de Espa?a), seguido de la guerra, y en tercer lugar (en cuarto en Espa?a tras la crisis econ¨®mica) llegaba el calentamiento global y otros da?os al medio ambiente. Una mayor¨ªa de los encuestados (50%) considera que, como sociedad global, vamos a peor.
Gore, que en su ¨²ltimo libro ha criticado el discurso del miedo en EE UU desde el 11-S, puede estar cayendo en un error paralelo. Ha hecho mucho por alertar del calentamiento global, aunque quiz¨¢s no tanto como para merecer el Nobel. ?l y muchos de su edad en EE UU se educaron refugi¨¢ndose bajo los pupitres ante un supuesto ataque nuclear sovi¨¦tico y posteriormente con el miedo al invierno nuclear, que mencion¨® en su discurso, que vendr¨ªa tras una guerra at¨®mica. Despu¨¦s lleg¨® el 11-S y lo que sigui¨®. Y ahora llega este nuevo miedo a los efectos del calentamiento.
Los ni?os de hoy en d¨ªa se est¨¢n educando bajo este nuevo temor, este discurso de la cat¨¢strofe medioambiental, que est¨¢ causando ansiedad en algunos de ellos como empiezan a reflejar algunas encuestas en el Reino Unido. Puede que este discurso sirva, en los pa¨ªses desarrollados o en las partes m¨¢s ricas de los en v¨ªas de desarrollo, para que apaguen las luces de sus cuartos cuando salen o cierren los grifos del agua. Pero a lo que no se est¨¢ educando realmente es a que la lucha contra el calentamiento global causado por el ser humano requiere, sobre todo, un cambio en la forma de vida, avanzar hacia un consumo, no consumismo, responsable.
Como se?ala la ONG WorldWatch, en muchas partes del mundo la poblaci¨®n se ha estabilizado, pero en ninguna parte ha disminuido el consumo, y el 80% de los materiales que consumimos se usan una vez y se tiran. Hace no mucho se descubri¨® que, pese a los progresos logrados en los a?os anteriores con la prohibici¨®n de los gases CFC, el agujero de ozono se estaba reabriendo debido a la utilizaci¨®n de estos materiales en los aires acondicionados y otros aparatos en la China en desarrollo. Es dif¨ªcil decirles a los chinos que no pueden aspirar a vivir como nosotros vivimos.
No es s¨®lo que el discurso de la seguridad haya entrado en el del medio ambiente, sino tambi¨¦n al rev¨¦s. Varios informes empiezan a hablar de las consecuencias del deterioro medioambiental, como causas de guerras, lo cual es hist¨®ricamente verdad, pero no s¨®lo en tiempos de calentamiento, sino tambi¨¦n de enfriamiento.
Las guerras siguen en muchas ocasiones a los precios de los alimentos y ahora ¨¦stos se encarecen, no debido al calentamiento sino a la demanda de bioenerg¨ªa y otras causas. Francia quiere revisar la doctrina europea de seguridad durante su presidencia comunitaria en el segundo semestre del a?o pr¨®ximo, y estar¨ªa pensando en introducir en ella la seguridad alimentar¨ªa, que es una forma de reforzar la pervivencia de la ya absurda Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n.
aortega@elpais.es
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