Me llamo G¨®gol
Odiaba llamarse G¨®gol. No solamente porque le parec¨ªa que entre todos los escritores rusos del universo, Nikol¨¢i G¨®gol, literato depresivo y suicida al que deb¨ªa su nombre, era el m¨¢s raro sino porque de alguna manera ese nombre, que le hab¨ªa puesto su padre por razones de peso que ¨¦l desconoc¨ªa, supon¨ªa un v¨ªnculo at¨¢vico con su familia que, como tantas, vino un d¨ªa de la India y se instal¨® en Nueva York, la ciudad donde ¨¦l naci¨®, a la que cre¨ªa pertenecer y donde la gente no ten¨ªa nombres de escritores rusos. Y entonces se lo cambi¨® por el de Nick que, para americanos como ¨¦l, era sin duda, un buen nombre. Esa an¨¦cdota peque?a, que despu¨¦s de dos horas de proyecci¨®n resulta grande y conmovedora, justifica el t¨ªtulo y es la met¨¢fora central de El buen nombre, de Mira Nair.
El buen nombre (The namesake)
Mira Nair
Int¨¦rpretes: Irfan Khan, Kal Penn, Tabu
Fox, 2006
La boda del Monz¨®n (Monsoon wedding)
Mira Nair
Int¨¦rpretes: Naseeruddin Shah, Lillete Dubey, Shefali Shetty
DeaPlaneta (dentro del Pack Festival de Venecia), 2001. A partir del 9 de enero de 2008
En G¨®gol, acertadamente interpretado por Kal Penn, viven al un¨ªsono Mira Nair y Jhumpa Lahiri, la escritora indo-brit¨¢nica que concibi¨® la novela del mismo t¨ªtulo que, publicada en 2003, se convirti¨® en best seller. Lahiri naci¨® en Londres y vivi¨® dos culturas al mismo tiempo. En las calles fue la brillante estudiante de literatura inglesa graduada con honores en el Barnard Collage, primero, y, m¨¢s tarde, en la Universidad de Boston, en Estados Unidos, donde se fue a vivir con su familia, y dentro de su casa, en Inglaterra o en Estados Unidos, fue siempre una chica como las de la India, educada bajo los designios y costumbres de la cultura bengal¨ª. De estos contrastes, a veces hirientes, hablaban los nueve relatos de Int¨¦rprete de emociones, su primer libro, que recibi¨® el Pulitzer en 2000, y del mismo tema trata El buen nombre, su primera novela.
"Yo s¨¦ perfectamente lo que es estar en un lugar y so?ar con otro", ha declarado Mira Nair (Bhubaneshwar, 1957), la otra G¨®gol de esta historia. "Me cri¨¦ en un pueblo peque?o, y all¨ª siempre so?aba con el mundo entero". No ha sido f¨¢cil para esta directora sensible ascender al estrellato, no ya en la industria de Bollywood, donde naturalmente debi¨® desarrollarse, sino en Hollywood, donde lleg¨® para quedarse gracias a que su filme, hoy de culto, Salaam Bombay! (1988), historia triste de los ni?os pobres de Bombay, fue nominado al Oscar a la mejor pel¨ªcula extranjera. Hoy residente en Estados Unidos, donde ha desarrollado una carrera triunfal, Nair parece haber entendido a la perfecci¨®n las motivaciones, angustias y contradicciones de su G¨®gol y, como ¨¦l, parece haber comprendido que el mundo es amplio y que se puede ser de aqu¨ª sin necesariamente dejar de ser de all¨¢. "Yo he tenido que tolerar en Estados Unidos espectadores que me preguntan si en la India tenemos agua potable y escuchar a magnates que me ped¨ªan, cuando buscaba financiaci¨®n para mi pel¨ªcula Mississippi Masala (1991), protagonizada por Denzel Washington, que creara un buen personaje blanco. Pero en la India, al no hacer pel¨ªculas de Bollywood, tambi¨¦n he sido ajena y extra?a", escrib¨ªa en un art¨ªculo para la revista Time.
Quiz¨¢ por ello, no hay odio ni desprecio en El buen nombre. No habla de brotes xen¨®fobos brutales de los americanos contra esta familia de inmigrantes. Tampoco rechazos sociales bruscos. Y cuando est¨¢ con su c¨¢mara en la India no desde?a aquella cultura, pero tampoco la idealiza como lugar perfecto. Nair saca belleza a los grises de Nueva York y posa la mirada en los colores festivos de la India. Nos dice que hay belleza y fealdad tanto en un sitio como en el otro, sin que ninguno sea perfecto, y t¨¢citamente se suma a un presentador de televisi¨®n norteamericano que dec¨ªa que Nueva York es Nueva Delhi sin vacas. Ella prefiere deslizarse por las sutilezas y resalta las peque?as cosas que marcan las grandes diferencias entre las dos culturas. El padre (Irfan Khan, conocido actor en Bollywood), a?os despu¨¦s de casado quiere saber por qu¨¦ su mujer (espl¨¦ndida Tabu, toda una diva de la industria india del cine) acept¨® un matrimonio concertado con ¨¦l. Ella necesita, en un momento determinado, decirle "te quiero" como hacen los americanos y el hijo rebelde decide que ser¨¢ arquitecto cuando queda obnubilado ante el imponente Taj Mahal. Son estos peque?os momentos grandes los que hacen que El buen nombre no sea una pel¨ªcula de la India ni de Estados Unidos, sino que sea simplemente una pel¨ªcula, que habla de nosotros, de la gente y nuestras motivaciones, de las decisiones, equivocadas o acertadas, que tomamos, una pel¨ªcula que lo que viene a decirnos es que el mundo es uno y que no deber¨ªan existir fronteras.
El origen del nombre de G¨®gol es quiz¨¢ la met¨¢fora m¨¢s emocionante de la pel¨ªcula para explicarlo. Su padre, siendo joven, ten¨ªa la convicci¨®n, inculcada por su abuelo, de que los libros existen para que uno pueda viajar sin moverse un mil¨ªmetro. Eso, justamente, le contaba a un hombre que conoci¨® en un tren que descarril¨®, mientras le¨ªa un libro de Nikol¨¢i G¨®gol. No sab¨ªa que estaba a punto de morir pero aquel desconocido le dijo, contradiciendo a su abuelo: "Coge una manta y una almohada y vete a ver el mundo. No te arrepentir¨¢s". Y las ¨²ltimas palabras de aquel hombre le empujaron a irse a hacer las Am¨¦ricas y en honor a ese momento le puso a su primer hijo el nombre de G¨®gol que, como ¨¦l al inicio, terminar¨¢ la pel¨ªcula viajando en un tren y leyendo al escritor ruso que hab¨ªa marcado la vida de su padre y ahora la de ¨¦l. Entendi¨® que no es una novia rubia y americana lo que lo har¨ªa diferente de los suyos, que tampoco una boda concertada a la manera de la India era una soluci¨®n para insertarse ni mucho menos la diferencia que hay entre llamarse G¨®gol o llamarse Nick. As¨ª, con su Gogol libre de ataduras culturales, Nair cierra su ciclo generacional.
Cada quien hace lo que le indica su propio impulso. N. M. Shyamalan, brit¨¢nico de origen indio, ha preferido darse a conocer como un cineasta de misterios, que cree en fuerzas ultraterrenas, alien¨ªgenas y fantasmas, y Mira Nair, en una que habla de los contrastes entre las culturas que ha sorbido para bien o para mal. Nair atesora un cat¨¢logo de pel¨ªculas fuertemente marcadas por este tema. En La boda del Monz¨®n quiso hablar sobre el mundo globalizado a trav¨¦s de un matrimonio arreglado en una familia acomodada de Nueva Delhi, que atrae hasta la ciudad a un grupo de lo m¨¢s variopinto con allegados y amigos procedentes de lugares tan remotos como Estados Unidos y Australia que se asombran de las costumbres insospechadas de los modernos habitantes de Delhi. "Quer¨ªa capturar mi India", declar¨®. "Un lugar que siempre ha vivido varios siglos al un¨ªsono, una India donde conviven los tel¨¦fonos m¨®viles con pavos reales, donde las amas de casa colocan su dinero en la Bolsa y donde los habanos cubanos son saboreados". Pero tambi¨¦n ha querido demostrar que las vidas de los inmigrantes son m¨¢s bien universales y en su estridente pel¨ªcula Cuando sal¨ª de Cuba (1995) narr¨® una peripecia de cubanos en Estados Unidos no muy distinta a la de sus cong¨¦neres de la India. Con menos tino, ha abordado otras tem¨¢ticas, sinti¨¦ndose tambi¨¦n atra¨ªda por historias ex¨®ticas del pasado. En Kamasutra: una historia de amor (1996) se fue a la India del siglo XVI y en La feria de las vanidades (2004) narr¨® una historia brit¨¢nica de enredos de palacio en medio de las guerras napole¨®nicas. Ahora trabaja en un nuevo proyecto que responde a las inquietudes de cruces culturales que siempre le han movido. Protagonizada por Jhonny Depp, Shantram (en posproducci¨®n) narra la historia de un adicto a la hero¨ªna que, tras fugarse de una c¨¢rcel australiana, se va a Bombay, donde se hace pasar por m¨¦dico y termina liderando una mafia que batalla con criminales rusos en Afganist¨¢n.
Filmograf¨ªa b¨¢sica
Salaam Bombay!, 1988. Con esta historia, triste y entra?able, Mira Nair salt¨® a la fama. Una mirada tierna y realista de los ni?os de la calle en la India.
Mississippi Masala, 1991. Una prueba de fuego para Nair en sus aspiraciones a quedarse en la industria americana. Aun cuando era su primera exploraci¨®n del tema de cruces culturales y conflictos de inmigraci¨®n, ten¨ªa un v¨¦rtice americano de peso.
Kamasutra: una historia de amor, 1996. Mira Nair tiene cierta debilidad por las superproducciones de lujo y por ex¨®ticas o pintorescas historias del pasado. En esta se puede sentir cu¨¢nto le gusta y cu¨¢nto empe?o puede poner a la hora de cuidar los detalles pero no es la que mejor le ha resultado.
La boda del Monz¨®n, 2001. Pel¨ªcula clave en la filmograf¨ªa de Mira Nair. La celebraci¨®n de un matrimonio arreglado es su pretexto narrativo pero los descabellados invitados, situaciones absurdas, el perfil ingenioso de los protagonistas, un gui¨®n de asombrosa agilidad y, muy especialmente, el retrato de la Nueva Delhi contempor¨¢nea, que oscila entre lo surrealista y lo delirante, conforman las verdaderas claves de esta comedia.
La feria de las vanidades, 2004. Como Kamasutra, trae un envoltorio de lujo que encierra una historia no siempre atinada en la que Mira Nair luce encorsetada y ajena. Quiz¨¢ les falte malicia y picard¨ªa a estas superproducciones de la cineasta.
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