Modelo de convivencia
Historia. Entre 1609 y 1614 el Gobierno de Felipe III marc¨® un precedente notorio de lo que se conocer¨ªa en el siglo XX como limpieza ¨¦tnica al expulsar de Espa?a a una minor¨ªa racial que no hab¨ªa sabido asimilar. Como resultado de sus pragm¨¢ticas, gran n¨²mero de moriscos, que sus contempor¨¢neos estimaban entre seiscientos mil y un mill¨®n, fueron echados del pa¨ªs, con desastrosas consecuencias demogr¨¢ficas y econ¨®micas. En 1702, un historiador ingl¨¦s de la expulsi¨®n, Michael Geddes, resumi¨® sus efectos con las siguientes palabras: "Esta gran p¨¦rdida de gente, acaeciendo sobre un pa¨ªs que estaba lejos de ser sobrepoblado antes... y que, adem¨¢s de los expulsados, ten¨ªa pocos que eran industriosos o habilidosos en manufacturas provechosas, era un golpe tan fatal para Espa?a, que hasta hoy d¨ªa no se ha recuperado de ¨¦l ni es probable que lo haga jam¨¢s".
Los moriscos de Villarrubia de los Ojos (siglos XV-XVIII) Historia de una minor¨ªa asimilada, expulsada y reintegrada
Trevor J. Dadson
Iberoamericana-Vervuert. Madrid, 2007
1.328 p¨¢ginas. 68 euros
?sta ser¨ªa la doctrina convencional hasta bien entrado el siglo XX. Al expulsar la parte m¨¢s industriosa de su poblaci¨®n en este acto de fanatismo, Espa?a hab¨ªa a?adido un elemento m¨¢s a los muchos que la condenaban a un declive irreversible. A medida que avanzaba el siglo XX, sin embargo, distintos aspectos de la historia aceptada llegaron a ser cuestionados como resultado de las nuevas investigaciones. El movimiento de salarios y precios, por ejemplo, no parec¨ªa soportar la noci¨®n de que la expulsi¨®n hab¨ªa sido una cat¨¢strofe econ¨®mica. La meticulosa investigaci¨®n llevada a cabo por el historiador franc¨¦s Henri Lapeyre redujo el n¨²mero de moriscos expulsados a unos doscientos setenta y cinco mil, cifra luego aumentada por Antonio Dom¨ªnguez Ortiz y Bernard Vincent hasta alrededor de trescientos mil. Los trabajos de Julio Caro Baroja, seguidos de una nueva generaci¨®n de historiadores con conocimientos del mundo isl¨¢mico, proporcionaron nuevas visiones del car¨¢cter de la comunidad morisca y reforzaron la creencia de que el fracaso de la Espa?a cristiana en asimilar a sus moriscos durante el siglo XVI dej¨® a las autoridades con un problema insoluble, que fue exacerbado por la confrontaci¨®n con el Imperio Otomano.
A pesar de todos estos reparos, la doctrina convencional sigue siendo ampliamente aceptada. Pero el nuevo y extraordinario estudio de Trevor Dadson del pueblo de La Mancha conocido hasta el siglo XVIII como Villarrubia de los Ojos no s¨®lo desaf¨ªa esa doctrina convencional, sino que la pone patas arriba. Conocido hasta ahora por sus trabajos sobre la literatura del Siglo de Oro, Dadson ha encontrado y explotado un tesoro de documentos del archivo de los condes de Salinas, ubicados ahora en Zaragoza (Archivo Ducal de H¨ªjar, Archivo Hist¨®rico Provincial). Los papeles de don Diego de Silva y Mendoza, hijo de la princesa de ?boli y conde consorte de Salinas, y un pol¨ªtico importante, resultaron ser especialmente ricos y cubren todo el periodo de la expulsi¨®n. A partir de estos papeles, Dadson evoca con gran habilidad la composici¨®n y el car¨¢cter de la comunidad morisca de Villarrubia, sus relaciones con los vecinos cristianos viejos y con el se?or del pueblo, el conde de Salinas, y el proceso por el cual fueron -o no- expulsados.
El libro est¨¢ lleno de sorpresas, y contiene algunos hallazgos sensacionales. Lejos de no ser asimilados, los moriscos -un 40% de la poblaci¨®n- estaban bien integrados. Lejos de pertenecer a las categor¨ªas sociales m¨¢s bajas, se inclu¨ªan entre miembros de las clases profesionales que desarrollaban un papel importante en la vida urbana. Villarrubia parece haber sido un pueblo con una convivencia genuina entre los dos grupos raciales. Las consecuencias de ello se hicieron notar en el momento de la expulsi¨®n. No s¨®lo resistieron los moriscos utilizando todas las medidas a su disposici¨®n, sino que la comunidad en su totalidad vino a apoyarlos. Hay momentos, mientras se desenvuelve el drama, en que Villarrubia parece una versi¨®n racialmente mixta de Fuenteovejuna. Con el conde de Salinas empleando toda su influencia pol¨ªtica y habilidad para impedir la expulsi¨®n de sus vasallos, fue bloqueado un intento tras otro de limpiar Villarrubia de sus moriscos, y en un cierto momento muchos de los expulsados volvieron a sus casas, a una comunidad que estaba lista y dispuesta a reincorporarlos.
Estos hallazgos, si se repiten en otras partes, plantean preguntas importantes tanto sobre las estad¨ªsticas de p¨¦rdida de poblaci¨®n aceptadas como sobre la naturaleza de las relaciones entre cristianos viejos y moriscos. Pero ?hasta qu¨¦ punto fue t¨ªpica la experiencia de Villarrubia? Durante mucho tiempo se ha reconocido que los moriscos no formaban una poblaci¨®n homog¨¦nea y que hab¨ªa grandes variaciones entre, por ejemplo, los de Castilla y los de Valencia. Quedar¨¢ para otros historiadores comparar sus hallazgos con los de Trevor Dadson. Pero ¨¦ste les ha desafiado ya con un libro voluminoso y ricamente documentado que representa un hito en los estudios moriscos. Tambi¨¦n es un libro con implicaciones contempor¨¢neas de gran significaci¨®n, pues demuestra c¨®mo, aun en una ¨¦poca y una sociedad celebradas por su intolerancia, una comunidad al menos mostr¨® que era posible para gente de distintas razas vivir juntos en armon¨ªa. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.