Betancourt y los enredos franceses
La inminente entrega de tres rehenes de las FARC al presidente venezolano es el pre¨¢mbulo de la esperada liberaci¨®n de Ingrid Betancourt. Para que la victoria de Hugo Ch¨¢vez sea completa, s¨®lo falta que el propio Nicolas Sarkozy haga uno de sus viajes rel¨¢mpago desde Par¨ªs para asistir al espect¨¢culo de la recepci¨®n de la ex candidata presidencial, que Caracas prepara minuciosamente. En su af¨¢n de humillar a su hom¨®logo colombiano, ?lvaro Uribe, imperdonable aliado de Washington en la regi¨®n, Ch¨¢vez parece haber convencido a Francia de que Bogot¨¢ es el principal escollo para que la guerrilla libere a la m¨¢s famosa y cotizada de sus m¨¢s de 600 secuestrados.
Ingrid es colombiana por nacimiento y francesa por su primer matrimonio con un diplom¨¢tico del Quai d'Orsay, con el que tiene dos hijos. El ex primer ministro Dominique de Villepin, que fue su profesor en el Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Par¨ªs, se cuenta entre sus amigos cercanos. Y su hermana Astrid est¨¢ casada con un antiguo embajador franc¨¦s en Bogot¨¢, Daniel Parfait.
Las FARC, que se nutren del gran negocio de la coca¨ªna en su pa¨ªs, no desconocen las leyes del mercado y se han dado cuenta de que la demanda para la liberaci¨®n de Ingrid era m¨¢s alta en Par¨ªs que en Bogot¨¢. Por eso, la guerrilla, que la secuestr¨® como colombiana en febrero de 2002, la quiere negociar ahora como francesa.
Los pol¨ªticos franceses cayeron en la trampa de las FARC hace mucho tiempo, desde que el embajador Parfait y el entonces ministro de Exteriores, Villepin, hicieron de la liberaci¨®n de Ingrid una cuesti¨®n personal. En 2003, Villepin mand¨® un avi¨®n de transporte militar a la Amazonia brasile?a, cerca de la frontera con Colombia, para intentar rescatarla. Una docena de agentes secretos franceses viajaban a bordo, bajo las ¨®rdenes de un estrecho colaborador del ministro. La chapucera "Operaci¨®n 14 de Julio" no contaba con autorizaci¨®n brasile?a ni colombiana. El presidente Jacques Chirac y el entonces ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, que preparaba en esos d¨ªas una visita oficial a Colombia, ignoraban todo del asunto. Se enteraron cuando Brasil orden¨® la salida del avi¨®n franc¨¦s de su territorio.
Desde su llegada al El¨ªseo, el propio Sarkozy se ha encargado personalmente del caso y ha emprendido una negociaci¨®n a varias bandas, que incluye contactos de los servicios de inteligencia con las FARC. Sarkozy espera tener ¨¦xito donde Villepin fracas¨® hace cuatro a?os. Ser¨ªa una manera de desquitarse de las malas artes de su rival pol¨ªtico en la pasada lucha por la candidatura a la presidencia.
Ingrid Betancourt se ha vuelto, a su pesar, una pieza clave en una jugada geopol¨ªtica que rebasa incluso a las FARC. El control de la negociaci¨®n parece estar ahora en manos de Ch¨¢vez y su mentor, Fidel Castro, que han encontrado en Francia el interlocutor id¨®neo porque no hay ning¨²n contencioso hist¨®rico entre ellos. En cambio, s¨ª hay un inter¨¦s com¨²n para encontrar una salida "humanitaria" al caso y, tambi¨¦n, para firmar con la empresa francesa Total un importante acuerdo de explotaci¨®n petrolera en Venezuela.
Ahora bien, ?qu¨¦ puede ofrecer Par¨ªs para obtener la liberaci¨®n de la reh¨¦n? Unas concesiones econ¨®micas a La Habana y un apoyo diplom¨¢tico a Caracas les vendr¨ªan bien a ambos. Sin embargo, podr¨ªan conformarse con la humillaci¨®n que implicar¨ªa para Colombia y su presidente el hecho de que una organizaci¨®n terrorista saque provecho pol¨ªtico de un secuestro y, adem¨¢s, reciba el agradecimiento internacional. Cuando Ingrid est¨¦ por fin de regreso con los suyos, ?tendr¨¢ Sarkozy la grandeza de desagraviar a ?lvaro Uribe con una condena rotunda de las FARC?
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