"Nuestra polic¨ªa es la peor pagada y la m¨¢s eficiente de la regi¨®n"
La autoridad m¨¢xima de la Polic¨ªa Nacional de Nicaragua es una mujer de 55 a?os, con el grado equivalente a teniente general, que pas¨® por el noviciado, la lucha guerrillera contra la dictadura de Somoza y 28 a?os en el Ministerio del Interior y la Polic¨ªa. Cat¨®lica practicante y sandinista de coraz¨®n, Aminta Granera (Le¨®n, 1951) defiende con orgullo el que es, probablemente, mejor legado de la revoluci¨®n de 1979. Han pasado casi tres d¨¦cadas y la polic¨ªa es la segunda instituci¨®n m¨¢s confiable para los nicarag¨¹enses, despu¨¦s de la Iglesia. Algo inusitado en Am¨¦rica Latina, donde los cuerpos policiales son caldo de cultivo de la corrupci¨®n.
"Es una expresi¨®n del respeto que nos hemos ganado durante estos a?os", dice orgullosa la primera comisionada de la polic¨ªa, que fue nombrada hace un a?o por el presidente derechista Enrique Bola?os y ratificada en enero por el sandinista Daniel Ortega. Aquella revoluci¨®n ha quedado diluida en un sue?o incumplido. El Frente Sandinista ha vuelto al Gobierno tras 16 a?os en la oposici¨®n, pero hoy es una caricatura de lo que fue.
Sin embargo, la Polic¨ªa Nacional, que hasta 1990 se llam¨® Polic¨ªa Sandinista -"no llev¨¢bamos el escudo de Nicaragua, sino la estrella roja", explica Granera-, ha luchado contra viento y marea, bajo Gobiernos de distinto signo, para conservar la ¨¦tica de sus or¨ªgenes. ?Cu¨¢l ha sido la clave del ¨¦xito? "Combatir la corrupci¨®n sin descanso", responde la comisionada. "Nuestra polic¨ªa es la peor pagada de la regi¨®n, la que tiene menos efectivos y es la m¨¢s eficiente. Aqu¨ª se hace un trabajo muy grande por el honor de vestir este uniforme". Nicaragua es uno de los pa¨ªses m¨¢s seguros de la regi¨®n. "La media de homicidios en Latinoam¨¦rica por cada 100.000 habitantes es de 36. En Nicaragua tenemos 14. Otros pa¨ªses de Centroam¨¦rica superan los 100".
El modelo policial nicarag¨¹ense se diferencia de las naciones vecinas, por ejemplo, en el trato a las maras o pandillas juveniles. En El Salvador, Honduras y Guatemala la estrategia ha sido mano dura y tolerancia cero. "Nosotros tratamos de integrar a estos j¨®venes. Si va un domingo a Tipitapa, Ciudad Sandino o cualquier otro barrio popular, ver¨¢ a los polic¨ªas jugando al f¨²tbol con los pandilleros. Trabajamos permanentemente con 10.000 j¨®venes desmovilizados de las maras, les damos cursos de formaci¨®n y les conseguimos trabajo". Otro frente es el narcotr¨¢fico, que utiliza el pa¨ªs como base para el transporte de droga. "Hemos desarticulado la infraestructura del cartel de Sinaloa (M¨¦xico) y estamos llegando a cifras r¨¦cord de incautaciones". En sus or¨ªgenes, la polic¨ªa tuvo asesor¨ªa t¨¦cnica cubana. "Despu¨¦s hemos trabajado muy de cerca con la polic¨ªa de Suecia, dice Granera. Cuando los sandinistas entregaron el poder, la polic¨ªa ten¨ªa 20.000 efectivos. Hoy tiene la mitad. De ellos, 3.000 son mujeres, que ocupan el 35% de los cargos directivos.
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