El retorno del sector p¨²blico
2007 ha sido un a?o bipolar. Hasta el mes de junio todo era optimismo, apenas matizado por la desaceleraci¨®n del sector inmobiliario o un tensionamiento de la inflaci¨®n que nadie acababa de tomarse muy en serio (mientras no hay reclamaciones salariales apoyadas por unos sindicatos fuertes, nadie piensa en la "espiral inflacionista").
Y, de repente... el ¨²ltimo verano. Casi todos los grandes de la banca de inversi¨®n internacional humillados por la magnitud de las p¨¦rdidas acumuladas en los derivados de cr¨¦dito, tan enormes y s¨²bitas como un alud de nieve.
Sin embargo, las Bolsas se han mostrado sorprendentemente calmadas y casi todas acumulan ganancias para el conjunto del a?o. Ganancias que, si bien mantenidas entre espasmos, resultan realmente milagrosas porque en los ¨²ltimos siete meses se han producido no menos de 30 acontecimientos que, cada uno por s¨ª solo, y todos juntos con mucha m¨¢s raz¨®n, hubieran bastado para hundir las cotizaciones en cualquier otro momento. ?Qu¨¦ es lo que explica esta "levitaci¨®n", para colmo mantenida en un contexto de ca¨ªda imparable de la cotizaci¨®n del d¨®lar?
"2007 ha sido bipolar. Hasta junio todo era optimismo, pero en el verano la banca se llen¨® de p¨¦rdidas acumuladas en derivados de cr¨¦ditos"
Si bien nunca un argumento explica todo de manera satisfactoria, se puede aventurar una respuesta: el retorno del sector p¨²blico. O, dicho con otras palabras, el que el sector p¨²blico se haya lanzado al rescate del sistema crediticio y, por ende, del sistema financiero y de la econom¨ªa mundial. Lo curioso de la situaci¨®n actual es que junto a los bancos centrales de EE UU y Europa est¨¢n participando en el rescate otros agentes inesperados: China, Singapur, Abu Dhabi... Mientras los primeros suministran fondos a un mercado interbancario que ha dejado de funcionar con normalidad, los segundos, a trav¨¦s de sus instituciones p¨²blicas de inversi¨®n (los llamados "fondos soberanos") inyectan capital a los grandes bancos de negocios que est¨¢n publicando resultados desastrosos por causa de sus inversiones apalancadas (es decir, realizadas con elevado endeudamiento) y vinculadas con las hipotecas de baja calidad en los EE UU.
De modo que lo que inicialmente parec¨ªa un problema de liquidez o de solvencia del sector bancario y para-bancario se est¨¢ transformando en un problema fiscal, pues instituciones del sector p¨²blico de uno u otro tipo se van a ver obligadas a absorber parte de las p¨¦rdidas de esta crisis, repartiendo as¨ª su impacto entre el conjunto de los contribuyentes.
?Por qu¨¦ v¨ªa concreta se va a producir esa socializaci¨®n de las p¨¦rdidas? En Europa no est¨¢ claro pero en los EE UU la soluci¨®n ya est¨¢ en marcha. Y quien tenga dudas, no tiene m¨¢s que comparar la desproporci¨®n entre los fondos que est¨¢ prestando la Reserva Federal en sus intervenciones (20.000 millones de d¨®lares) y los que est¨¢ poniendo en juego el Banco Central Europeo (500.00 millones de d¨®lares). ?Qui¨¦n est¨¢ suministrando la diferencia a los bancos norteamericanos? Principalmente, un grupo de 12 cooperativas de cr¨¦dito (o Federal Home Loans Banks) en las que los asociados son otras instituciones financieras; fueron creadas durante la Gran Depresi¨®n, y han incrementado sus cr¨¦ditos durante el tercer trimestre en 200.000 millones de d¨®lares. Gracias a ellas a¨²n se sigue concediendo cr¨¦dito hipotecario en los EE UU. Aunque no son de Derecho P¨²blico hay un acuerdo general de que el Gobierno norteamericano nunca las dejar¨ªa quebrar.
En 2008 los Gobiernos europeos tendr¨¢n que decidir qui¨¦n va a desempe?ar ese papel a este lado del Atl¨¢ntico, optando as¨ª por una soluci¨®n mucho m¨¢s discreta que hacer intervenir al Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos. Tendr¨¢n tambi¨¦n que convencer a sus conciudadanos de la necesidad de socializar las p¨¦rdidas, por v¨ªa presupuestaria o por medio de la inflaci¨®n.
Se abrir¨¢ as¨ª una vez m¨¢s el debate sobre la moralidad de que una parte del sector privado pueda actuar de manera irresponsable sabiendo que, cuando el mercado deje de funcionar, siempre estar¨¢ el Estado para frenar la ca¨ªda, igual que la red frena al trapecista. Un debate inacabable, al que s¨®lo las circunstancias de cada caso dar¨¢n una respuesta apropiada. O no, dependiendo de la lucidez de los gobernantes y de la sabidur¨ªa de quienes tienen que votarles.
Juan Ignacio Crespo es Director Europeo en Reuters Gesti¨®n de Activos.
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