La revoluci¨®n iran¨ª en color
La ropa femenina ha sido siempre un campo minado en la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n. El r¨¦gimen de los ayatol¨¢s exigi¨® a su fundaci¨®n en 1979 que la mujer fuera cubierta de pies a cabeza y no mostrara ni el pelo, con una vestimenta amplia, que velara su silueta, y el negro como color, precisamente porque no lo es. Un cuerpo especial de polic¨ªa fue creado para que esa llam¨¦mosle moda se impusiera a rajatabla.
La elecci¨®n del presidente reformista Mohamed Jatam¨ª, en 1997, permiti¨® abrir un poco la mano y algo de color se introdujo en los atuendos, so pretexto de que la negrura del chador causaba depresi¨®n en mujeres y ni?os. Recientemente, se ha dado un nuevo paso, pese a que en la presidencia figura un integrista como Mahmud Ahmadineyad, con la introducci¨®n de una cuasi alta costura revolucionaria. Los vestidos de la modista Simin Ghodstinat son elegantes, recuperan antiguas tradiciones persas, indias, afganas, ¨¢rabes y kurdas en dise?o y estampado, junto a una paleta de colores que va desde el verde lujuriante hasta el rosa con un toque arg¨¦nteo, pasando por el casta?o claro color desierto. Y, aunque los precios para Ir¨¢n pueden ser altos, en la Europa del euro no pasan de una futesa: desde menos de 300 euros y hasta 600 para el culmen de la combinaci¨®n pict¨®rica.
Para la burgues¨ªa iran¨ª, incluso alta burgues¨ªa, que, pese a todos los esl¨®ganes de la revoluci¨®n, parece ocupar un lugar de creciente importancia en la sociedad, sobre todo con el vertiginoso aumento de los ingresos petrol¨ªferos, las creaciones de la modista se han convertido en una v¨¢lvula de escape social.
Y Ghodstinat, de 57 a?os, ha tenido donde aprender, puesto que de los 13 a los 34 a?os vivi¨® en Europa y EE UU, y cuando volvi¨® a su pa¨ªs afirm¨® que lo hizo para recuperar sus ra¨ªces.
Con veros¨ªmil cautela, la dise?adora le ha dado el nombre de Tradici¨®n a su l¨ªnea de ropa, y tiene buen cuidado de que las formas femeninas sigan rindi¨¦ndose ¨²nicamente a la imaginaci¨®n.
Un islam riguroso como el iran¨ª critica a Occidente porque, usando terminolog¨ªa feminista, hace de la mujer "un objeto", pero no parece que su soluci¨®n al problema vaya a complacer a nadie.
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