Lisandro Otero, director de la Academia Cubana de la Lengua

El escritor y periodista cubano Lisandro Otero, uno de los narradores m¨¢s importantes de la etapa revolucionaria y director de la Academia Cubana de la Lengua desde 2004, falleci¨® ayer en La Habana a la edad de 75 a?os, v¨ªctima de un c¨¢ncer. Otero, con una amplia labor period¨ªstica en M¨¦xico, donde residi¨® en los a?os noventa y lleg¨® a ser jefe de la p¨¢gina editorial del diario Excelsior, fue autor de una abundante obra literaria, con m¨¢s de 20 t¨ªtulos en los g¨¦neros de novela, testimonio, ensayo y periodismo, por los que obtuvo numerosos premios.

Nacido en La Habana el 4 de junio de 1932, se gradu¨® en Periodismo y Filosof¨ªa y Letras en la Universidad de La Habana, y complet¨® sus estudios en la Universidad francesa de La Sorbona entre 1954 y 1956. Otero se implic¨® desde el inicio en el proceso revolucionario, fue fundador de la Uni¨®n de Escritores y Artistas de Cuba y ocup¨® puestos de consejero cultural en las embajadas de Cuba en Chile, Reino Unido y la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica.

Galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 2002, era reconocido como uno de los escritores cubanos contempor¨¢neos m¨¢s sobresalientes, con una obra de ficci¨®n en la que traz¨® un fresco de la historia de la Cuba republicana y revolucionaria, con novelas como La situaci¨®n, En ciudad semejante y ?rbol de la vida, integrantes de una trilog¨ªa. Asimismo fue autor de Pasi¨®n de Urbino, ganadora de la menci¨®n en el Concurso Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral, y Temporada de ?ngeles (1983), premio de la cr¨ªtica literaria.

Tras formar parte de diversas instituciones culturales y defender con vehemencia los postulados revolucionarios, en los a?os noventa se radic¨® en M¨¦xico, donde dirigi¨® las p¨¢ginas de opini¨®n del diario Excelsior y colabor¨® con prestigiosos medios internacionales, cuestionando con acidez muchas de las pol¨ªticas que entonces se aplicaban en su pa¨ªs. De dicha ¨¦poca es el testimonio Llover sobre mojado, en el que repas¨® y revis¨® autocr¨ªticamente muchos episodios de su vida y de la ¨¦poca m¨¢s intolerante de la cultura cubana.

Durante m¨¢s de 50 a?os de ejercicio period¨ªstico colabor¨® con decenas de publicaciones cubanas y peri¨®dicos en Am¨¦rica y Europa como Le Monde Diplomatique, The Washington Post y El Nacional de Caracas. Fue distinguido con la Orden Nacional al M¨¦rito, concedida por el Gobierno franc¨¦s, y el premio del Club de Periodistas de M¨¦xico, y sus ¨²ltimos a?os de vida, de vuelta en su pa¨ªs, los dedic¨® a una intensa actividad period¨ªstica, con escritos en contra de la globalizaci¨®n neoliberal y el pensamiento ¨²nico.

A su regreso a Cuba, al terminar la d¨¦cada de los noventa, fue reconocido con diversos premios, entre ellos el Premio Nacional de Literatura y el de Periodismo Cultural. Desde su puesto de director de la Academia Cubana de la Lengua, que dirigi¨® desde la muerte de Dulce Mar¨ªa Loynaz, dio un nuevo impuls¨® a dicha instituci¨®n y abri¨® sus puertas a figuras como Carlos Manuel de C¨¦spedes, una de las personalidades m¨¢s representativas del clero cubano.