La revoluci¨®n americana de Barack Obama
Durante ocho a?os, George W. Bush ha conseguido encarnar y reforzar todos los prejuicios y estereotipos negativos de Estados Unidos en el mundo. Se ha enemistado con otros pa¨ªses mucho m¨¢s que cualquier otro presidente anterior y ha debilitado gravemente el poder blando estadounidense con su uso ineficaz y desmesurado del poder duro.
Por consiguiente, la reconciliaci¨®n de Estados Unidos consigo mismo y con el mundo debe ser la doble prioridad del pr¨®ximo presidente. Y, si hay un candidato que puede lograrlo, que puede contribuir en una fracci¨®n de segundo a restaurar la reputaci¨®n internacional de Estados Unidos, es Barack Obama [ganador el jueves en la votaci¨®n del caucus de Iowa por la candidatura dem¨®crata].
Obama representa en EE UU pasar de la cultura del miedo a la de la esperanza
Las ¨¦pocas excepcionales, a veces, engendran l¨ªderes excepcionales. Sin la Revoluci¨®n Francesa, Napole¨®n Bonaparte habr¨ªa seguido siendo un oficial subalterno lleno de talento y frustraciones. Los ¨²ltimos a?os en Estados Unidos y en sus relaciones con el mundo han sido verdaderamente excepcionales, y necesitan a un dirigente que sea capaz de cambiar por completo la visi¨®n que la mayor¨ªa del mundo tiene de que Estados Unidos se ha vuelto arrogante, impotente y ego¨ªsta.
Por supuesto, los antiamericanos recalcitrantes nunca se convencer¨¢n, pero son una minor¨ªa, con la posible excepci¨®n del mundo musulm¨¢n. La mayor¨ªa silenciosa est¨¢ dispuesta a dejarse convencer de que hay vida despu¨¦s de Bush.
?Por qu¨¦ es Obama tan distinto de los dem¨¢s candidatos presidenciales y por qu¨¦ podr¨ªa tener tanta influencia en la opini¨®n internacional? Al fin y al cabo, en cuestiones de pol¨ªtica exterior, el pr¨®ximo presidente va a tener muy poco margen de maniobra. Tendr¨¢ que permanecer en Irak, intervenir en el conflicto entre Israel y Palestina al lado de Israel, enfrentarse a una Rusia m¨¢s dura, tratar con una China cada vez m¨¢s ambiciosa y abordar el problema del calentamiento global.
Si Obama puede cambiar las cosas no es por las decisiones pol¨ªticas que tome, sino por lo que es. En el momento en el que aparezca en las televisiones del mundo, victorioso y sonriente, la imagen y el poder blando de Estados Unidos experimentar¨¢n algo parecido a una revoluci¨®n copernicana.
Piensen en la impresi¨®n que su elecci¨®n causar¨ªa no s¨®lo en ?frica, sino en Asia, Oriente Pr¨®ximo e incluso Europa. Con su ascensi¨®n a la hegemon¨ªa mundial, Estados Unidos se convirti¨® en la encarnaci¨®n de Occidente, y Occidente era "blanco". El poder en Estados Unidos pas¨® de la costa Este a la costa Oeste, y luego al Sur. Pero ?qu¨¦ hay m¨¢s revolucionario en Estados Unidos que traspasar la frontera racial?
Es evidente que reducir a Obama al color de su piel es una simplificaci¨®n excesiva y muy grave, pese a que ¨¦l ha hecho hincapi¨¦ en sus "ra¨ªces negras". Y la verdad es que los afroamericanos no le apoyan del todo. Con su madre blanca y su padre africano, no se ajusta a los precedentes afroamericanos.
Sin embargo, ¨¦se es otro motivo que hace excepcional a Obama: su compleja identidad le convierte en verdaderamente universal, un candidato globalizado para una era globalizada. Gracias a su extraordinaria historia personal, puede ser un puente entre ?frica, Am¨¦rica e incluso Asia -donde estudi¨® de ni?o, en una escuela musulmana- y, de esa forma, revivir la imagen universal y el mensaje de Estados Unidos.
Ahora bien, por encima de todo, lo que hace que Obama sea extraordinario, dada la trayectoria de Estados Unidos durante los a?os de Bush, es la naturaleza del mensaje que encarna, y que se resume a la perfecci¨®n en el t¨ªtulo de su libro The Audacity of Hope
[La audacia de la esperanza]. Para que Estados Unidos pueda pasar de una cultura del miedo a una cultura de la esperanza -y volver a ser un modelo de esperanza para el mundo-, necesita a un gobernante que personifique el sue?o americano: moderno y dotado de un mensaje religioso humanista, en contraste con la ansiosa irracionalidad del movimiento conservador cristiano que ha nutrido la base pol¨ªtica de Bush.
Independientemente de que Obama sepa hacer realidad sus promesas, Estados Unidos no volver¨¢ a disfrutar la posici¨®n que ocup¨® entre 1941 y 2000. Con o sin Obama, el "siglo americano" no va a repetirse. Pero Obama puede aprender de los errores cometidos por Jimmy Carter al principio de su mandato, a mediados de los a?os setenta. El neo-aislacionismo no es una opci¨®n, y la contenci¨®n, basada en la confianza y la prudencia, s¨ª.
El mundo necesita un Estados Unidos m¨¢s modesto y confiado. Para un europeo que ha visto con profunda inquietud y tristeza la evoluci¨®n de Estados Unidos en el ¨²ltimo decenio, Obama parece, de todos los candidatos presidenciales declarados, el m¨¢s capaz de encarnar un Estados Unidos as¨ª.
Dominique Moisi, fundador y consejero en el Instituto Franc¨¦s de Relaciones Internacionales, es profesor en el Colegio de Europa de Natolin, Varsovia. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia. ? Project Syndicate, 2007. www.project-syndicate.org
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