Yolanda Salas y la corte de Barlovento
La venezolana Yolanda Salas, notable investigadora del imaginario popular latinoamericano, falleci¨® en Caracas a finales de diciembre pasado. Hab¨ªa estudiado en el prestigioso Departamento de Folklore y Etnomusicolog¨ªa de la Universidad de Indiana, Bloomington, especializ¨¢ndose en historia oral. Su libro Bol¨ªvar y la historia de la conciencia popular (1987) es fundamental para comprender la dimensi¨®n mesi¨¢nica del h¨¦roe libertador y su impronta popular. Gracias a sus extensos trabajos de campo, document¨® el sistema de valores asociado al imaginario de Bol¨ªvar. En los ¨²ltimos a?os se encontraba investigando las "dramatizaciones" del culto bolivariano en el escenario pol¨ªtico del "chavismo". Hab¨ªa descubierto que la figura del "guerrero" emerg¨ªa desde la religiosidad popular configurando un "campo sem¨¢ntico", un espacio de articulaci¨®n cultural. En su libro Manuel Piar, el h¨¦roe de m¨²ltiples rostros (2004) demostr¨® que la polaridad hist¨®rica que enfrenta a Bol¨ªvar y el general negro Piar, a quien hizo fusilar en 1828, es asumida como fratricidio por la historia oral. La conflictiva historia de regiones, guerras, dictaduras y luchas internas que subyace al desarrollo moderno de Venezuela, fue cartografiada por Yolanda Salas como una biograf¨ªa de la cultura popular. Su extraordinaria tesis de que el imaginario popular contempor¨¢neo venezolano est¨¢ dominado por cortes de esp¨ªritus guerreros, la llev¨® a trabajar con presos por violencia en la c¨¢rcel de Catia. Tambi¨¦n ellos se asum¨ªan como guerreros.
Lejos tanto del romanticismo etnol¨®gico esencialista como de la visi¨®n politizada y populista, Salas produjo en los ¨²ltimos a?os estudios multidisciplinarios sobre el pentecostalismo, las identidades urbanas violentas, y las cortes de santos afrovenezolanos. Su independencia cr¨ªtica le permiti¨® advertir que el "bolivarianismo" confrontacional pod¨ªa dividir el mito bolivariano, que es unitario. Le preocupaba que las esperanzas terminaran en desesperanza.
A comienzos de los noventa fue directora de la productiva ¨¢rea de investigaciones del Centro de Estudios Latinoamericanos R¨®mulo Gallegos; presidenta del Instituto Interamericano de Etnomusicolog¨ªa y Folklore y en sus ¨²ltimos a?os form¨® parte del Programa Cultura, Comunicaci¨®n y Transformaciones Sociales en el Centro de Investigaciones de Postgrado de la Universidad Central de Venezuela. Tambi¨¦n, fue profesora visitante en la Universidad de Brown y residente en la de Londres. Y fue invitada central de congresos acad¨¦micos en Suiza, M¨¦xico, Chile, Cuba, Argentina, Ecuador, y varias universidades norteamericanas. Hab¨ªa nacido en 1948.
Es excepcional su capacidad de di¨¢logo con los m¨¢s pobres. Su objetividad disciplinaria no oculta su admiraci¨®n por la calidad imaginativa de la sobrevivencia urbana. Sol¨ªa internarse, a trav¨¦s de su red de amistades, en los cerros y ranchos de Caracas, donde pocos se han atrevido. Pertenec¨ªa a una antigua familia meride?a que incluye a Mariano Pic¨®n Salas, el gran ensayista venezolano del siglo XX, y a Julio C. Salas, etn¨®logo reputado. De esa escuela ten¨ªa la dignidad democr¨¢tica, y el buen gusto liberal. Su sentido del humor fue una forma de la tolerancia. No sin iron¨ªa, se refer¨ªa a su propio trabajo como "sagas patriarcarles". Debe haber sido ese humor lo que celebraban los presos cuando la recib¨ªan anunci¨¢ndole que ingresaba "al ¨²nico lugar seguro de Caracas". Organiz¨® para ellos un "taller de historia oral".
En la costa caribe?a encontr¨® que la poblaci¨®n negra cultiva una corte de santos cuyas estampas componen una baraja. Poniendo en pr¨¢ctica el mecanismo cultural de la apropiaci¨®n, incorporan a su baraja nuevos h¨¦roes para estar mejor protegidos. Casi todos son, en efecto, guerreros. Conservo la figura de Erik el Rojo, con que Yolanda Salas me obsequi¨®: un vikingo rubicundo copiado de una pel¨ªcula y convertido en el h¨¦roe m¨¢s poderoso que ha trabajado en Barlovento.
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