"Un grupo de ni?os soldado le cort¨® las manos y los pies"
Un testigo relata las atrocidades cometidas en Sierra Leona en el juicio que se sigue en La Haya contra Taylor
"Varios ni?os soldado acorralaron a un chiquillo y lo arrastraron hasta un tronco cercano. Gritaba desesperado y lloraba preguntando qu¨¦ hab¨ªa hecho, mientras le cortaban las manos y los pies. Al final, lo cogieron por los mu?ones entre todos y lo arrojaron a un sumidero", declar¨® ayer Alex Tamba Teh, sacerdote sierraleon¨¦s superviviente de una masacre de civiles perpetrada por el Frente Revolucionario Unido (RUF), guerrilla supuestamente apoyada por el ex presidente de Liberia, Charles Taylor. Una de las singularidades del proceso del Tribunal Especial de Sierra Leona que sigue contra Taylor (se celebra en La Haya para no desestabilizar ?frica Occidental) es que ni siquiera sus abogados niegan estas crueldades, lo que rechazan es su participaci¨®n.
El problema jur¨ªdico que ello entra?a a la hora de demostrar que s¨ª lo hizo, que con las armas pagadas con diamantes alent¨® tan sangrientos festines, deber¨¢ resolverlo la fiscal¨ªa. Para la comunidad internacional, que tiene a su favor haber presionado para que se le juzgara, queda la derrota moral de no haber evitado hechos como los relatados.
Seg¨²n sus recuerdos, Tamba Teh formaba parte de un grupo de 250 civiles cercados por el RUF en el distrito diamant¨ªfero de Kono en 1998. Los hombres fueron separados de las mujeres y los ni?os, y unos cuantos perecieron enseguida a tiros. Un comandante rebelde llamado Rocky le dijo que rezara por los vecinos antes de abrir fuego contra ellos con una ametralladora. A continuaci¨®n, un grupo de ni?os soldado recibi¨® la orden de decapitar a los muertos.
Cr¨ªmenes de guerra
"Algunos eran cr¨ªos de 12 a?os que apenas pod¨ªan cargar con las armas que llevaban", dijo Tamba Teh, sin poder explicarse a¨²n por qu¨¦ no le mataron. El religioso no vincul¨® a Taylor con los hechos relatados ayer ante el tribunal, que son el nexo esencial para que la fiscal¨ªa pruebe los 11 cargos de cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad que le imputa. La defensa aprovech¨® para quejarse de la acusaci¨®n "por distraer la atenci¨®n con historias llamadas a presentar a su cliente como un monstruo".
Las cosas cambiaron con el tercer testigo, que empez¨® a declarar ayer. Se llama Varmuyan Sherif y fue jefe de seguridad de Taylor entre 1997 y 2000. Tranquilo y vestido con un atuendo tradicional africano, explic¨® c¨®mo el ex l¨ªder liberiano le mand¨® a Sierra leona a encontrarse con Sam Bockarie, jefe militar del Frente Unido Revolucionario. ?ste, apodado Mosquito, por su habilidad para atacar de improviso a sus v¨ªctimas, fue llevado ante Taylor "que le dio dinero y un tel¨¦fono v¨ªa sat¨¦lite".
M¨¢s de 250.000 personas murieron en Sierra Leona y Liberia en unas guerras financiadas por los diamantes de sangre, cuyo principal instigador habr¨ªa sido Charles Taylor. Cuando el RUF lograba el control de las minas de Kono, pod¨ªan conseguir hasta 125 millones de d¨®lares anuales para comprar armas.
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