Philip Agee, ex agente de la CIA
El esp¨ªa denunci¨® en sus memorias las actividades secretas de la agencia estadounidense en Latinoam¨¦rica
Philip Agee, ex agente de la CIA y "amigo leal de Cuba", muri¨® en La Habana el pasado lunes, seg¨²n el diario oficial Granma. Contaba 72 a?os de edad y hab¨ªa estado ingresado en el hospital por unas ¨²lceras sangrantes desde el pasado 15 de diciembre.
Durante 12 a?os, Agee fue un leal empleado de la CIA, desempe?ando misiones primero en las oficinas de Washington y posteriormente en Uruguay, Ecuador y M¨¦xico. Vivi¨® de lleno los a?os m¨¢s duros de la guerra fr¨ªa y sus batallas sat¨¦lite en Latinoam¨¦rica. Agee fue oficial de la CIA hasta que rompi¨® con esa agencia en 1968 "por motivos de conciencia", seg¨²n Granma, que califica al ex agente de "un leal amigo de Cuba y ferviente defensor de la lucha de los pueblos por un mundo mejor".
Su primera misi¨®n fue la de romper las relaciones diplom¨¢ticas entre Ecuador y Cuba, un trabajo al que dedic¨® cuatro a?os. Al final, el Gobierno de izquierdas del presidente Carlos Arosemena cay¨® en 1963, sustituido por una junta militar.
En una misi¨®n digna de una novela de John LeCarr¨¦, coloc¨® escuchas en la sede de la Rep¨²blica ?rabe Unida (la federaci¨®n formada por Egipto y Siria entre 1958 y 1961) en Montevideo. Sus compa?eros se encontraron con que los mensajes entre El Cairo, Damasco y Montevideo estaban cifrados. Agee fue capaz de captar las vibraciones de las m¨¢quinas de transmisi¨®n y entregar las cintas a la CIA para que las descodificara. As¨ª, la agencia supo de los planes de Mosc¨² para Oriente Pr¨®ximo en los a?os sesenta.
Estos turbios episodios de su vida los cont¨® Agee en sus memorias, Inside the company: CIA diary (Dentro de la compa?¨ªa: diario de la CIA), en las que denunciaba las actividades de la "compa?¨ªa" especialmente en Latinoam¨¦rica, publicadas en 1974 y traducidas a 30 lenguas. En sus p¨¢ginas, el esp¨ªa describe c¨®mo el 12 de diciembre de 1965 visit¨® a un alto cargo del Ej¨¦rcito uruguayo en Montevideo. En el despacho contiguo oy¨® gritos de una voz familiar. Se trataba de Oscar Bonaudi, un sospechoso que ¨¦l hab¨ªa delatado a la polic¨ªa. Le estaban torturando. En ese momento fue cuando Agee se dio cuenta de que su trabajo consist¨ªa en apoyar a Gobiernos "miserables, corruptos e inefectivos". "En los a?os setenta los peores horrores imaginables ten¨ªan lugar en Latinoam¨¦rica: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, Guatemala, El Salvador... Todos dictaduras militares con escuadrones de la muerte, con el apoyo de la CIA y del Gobierno de EE UU", escribi¨®.
Acept¨® algunos encargos de seguridad en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨¦xico en 1968 y luego dimiti¨®. Se march¨® a Cuba en 1971 a "hacer algo de investigaci¨®n". Posteriormente viajar¨ªa a Par¨ªs, ciudad en la que la agencia comenz¨® a espiarle. En sus memorias cuenta c¨®mo un "buen amigo" le dej¨® una m¨¢quina de escribir. Agee se dio cuenta de que le hab¨ªan colocado un micr¨®fono dentro del teclado.
Se mud¨® a Londres, donde se asent¨® con su primera mujer y sus dos hijos, pero no por mucho tiempo. Se tuvo que convertir en un n¨®mada al publicar las memorias, en las que contaba sus operaciones con la CIA con todo lujo de detalles. Daba, incluso, los nombres reales y en clave de todos los agentes con los que trabaj¨®. El Gobierno de EE UU le calific¨® de traidor, y exigi¨® su deportaci¨®n. Perdi¨® la nacionalidad en 1979. Del Reino Unido huy¨® a los Pa¨ªses Bajos en 1977. Ser¨ªa expulsado luego de Holanda, Francia, la Rep¨²blica Federal de Alemania e Italia. El secretario de Estado Henry Kissinger se encarg¨® de que ning¨²n pa¨ªs europeo le diera cobijo.
Al final encontr¨® refugio y residencia legal en la isla caribe?a de Granada, en 1980. De all¨ª pasar¨ªa a Nicaragua, hasta que el Gobierno sandinista cay¨® en 1990 y le retir¨® el pasaporte. Finalmente obtendr¨ªa la residencia alemana a trav¨¦s de su mujer, la bailarina de ballet Giselle Roberge. Ambos han vivido desde entonces en Hamburgo y La Habana. En 2000, mont¨® una agencia de viajes online, cubalinda.com, desde la que planificaba viajes de estadounidenses a Cuba desafiando el embargo norteamericano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.