Un divorcio a medida de la Paramount

Calificado de calculador por unos y de seductor por otros, Brad Grey es una de las personalidades m¨¢s pol¨¦micas de Hollywood. Un productor al viejo estilo: con grandes taquillazos, batacazos sonoros, asuntos turbios y, ahora, un sonado divorcio. Jill Grey, la madre de sus dos hijos de 12 y 18 a?os, acaba de pedirle el divorcio aduciendo "diferencias irreconciliables". Viv¨ªan en casas diferentes desde el pasado mes de octubre. Ahora se abre un largo proceso en el que Jill Grey pedir¨¢ su parte de la cuantiosa fortuna de su todav¨ªa marido.

Con los a?os, Grey se ha convertido en uno de los productores m¨¢s ricos de Hollywood, a trav¨¦s de su trabajo de cazatalentos y productor de series y largometrajes. Siempre ha llevado sus cuentas con secretismo y se ha negado a revelar cu¨¢l es su patrimonio.

Grey naci¨® en el Bronx, en Nueva York, hace 50 a?os. De joven vend¨ªa hebillas de cintur¨®n en la calle. Estudi¨® administraci¨®n de empresas y se mud¨® a Hollywood en los ochenta. Se dice que un fin de semana se march¨® a Hawai con un presupuesto muy apretado para forzar un encuentro "fortuito" con el cazatalentos Bernie Brillstein. En unos meses ambos crearon la agencia de representaci¨®n de artistas Brillstein-Grey Entertainment.

En 1992, se embarc¨® en la producci¨®n de El show de Larry Sanders, que result¨® ser todo un ¨¦xito de audiencia. Como productor ejecutivo le dio a EE UU uno de sus tesoros m¨¢s preciados: la serie Los Soprano, que comenz¨® a emitirse en 1999 y le report¨® un Globo de Oro. Y, en 2002, cre¨® con Brad Pitt y Jennifer Aniston la productora Plan B, cuyo primer largometraje ser¨ªa Troya. En 2005 produjeron Charlie y la f¨¢brica de chocolate, de Tim Burton.

Su momento de oro le lleg¨® en 2005, cuando Sherry Lansing dej¨® la presidencia de la Paramount y el Consejo de Administraci¨®n le eligi¨® a ¨¦l para darle nuevos aires a sus producciones. De sus esfuerzos naci¨®, por ejemplo, el gran ¨¦xito de Martin Scorsese en la ¨²ltima edici¨®n de los Oscar, Infiltrados.

Sin embargo, en el mismo mes en que Grey tom¨® posesi¨®n de su cargo comenzaron a desvelarse algunos negocios no muy limpios. El productor recibi¨® una visita del FBI y fue citado a declarar en un juzgado por su posible implicaci¨®n en el caso de Anthony Pellicano, un investigador privado al que se acusaba de colocar escuchas en las residencias de actores y dem¨¢s famosos para ayudar a clientes en disputas legales. A pesar de que se sospecha que el abogado de Grey pudo utilizar los servicios de Pellicano, al directivo s¨®lo se le cit¨® como testigo, seg¨²n revel¨® posteriormente el FBI.