Tres meses por la selva con un beb¨¦
El hijo de Clara Rojas fue separado de su madre tras una marcha muy dura
"Un enfermero que no termin¨® los estudios me ayud¨® en el parto" Ingrid Betancourt le cantaba nanas en franc¨¦s al beb¨¦ y le hizo unos guantes
"Mi nieta fue un aliciente para resistir", afirma Consuelo Gonz¨¢lez "Los soldados y polic¨ªas viven encadenados todo el d¨ªa"
Clara Leticia Rojas habl¨® con voz serena a los periodistas de Caracol Radio que la entrevistaron, a trav¨¦s del tel¨¦fono m¨®vil, minutos despu¨¦s de dar el tan esperado abrazo, de mirar a los ojos a su madre, do?a Clara.
El ni?o naci¨® el 16 de abril de 2004. En principio esperaban un parto normal, pero las cosas se complicaron. "No dilat¨¦", ha contado la reh¨¦n liberada y fue necesaria la ces¨¢rea. Por una entrevista que concedi¨® tambi¨¦n a Caracol Radio su compa?era de cautiverio y libertad, Consuelo Gonz¨¢lez de Perdomo, a Clara la separaron del campamento donde estaban todos los civiles un mes antes del parto. "?ste fue", dijo Clara, "un parto tenaz, muy duro". Un enfermero de la guerrilla atendi¨® a la parturienta. "?l me dijo que hab¨ªa estudiado medicina, pero no termin¨®". Dos enfermeras, que tambi¨¦n estudiaron all¨¢, lo ayudaron. "Ellos b¨¢sicamente son pr¨¢cticos; me atendieron con lo disponible; estoy viva". Pero todos pensaron que el ni?o iba a morir.
Del pap¨¢ del ni?o dijo poco: "No tengo noticia, la realidad". Es un guerrillero, uno de sus captores. Clara Rojas estuvo 40 d¨ªas en recuperaci¨®n, sin moverse, sin poder levantarse de la cama. "Era lo m¨¢s peque?ito, lo m¨¢s bonito; me impact¨® su sonrisa, su llanto", afirm¨® emocionada. Y ella misma se interrumpi¨®: "No puedo ser objetiva; soy la mam¨¢".
Fueron d¨ªas dif¨ªciles. "Ten¨ªamos todo el tema militar encima, los helic¨®pteros, el hecho de estar todo el d¨ªa encerrados y no poder salir", manifest¨® la reh¨¦n liberada en la entrevista con Radio Caracol. Pero tambi¨¦n sufr¨ªa porque no ten¨ªa los elementos m¨ªnimos para cuidarlo. "Al principio no llegaban las cosas. Luego lleg¨® la dotaci¨®n de leche en polvo y pa?ales desechables".
En esos 40 d¨ªas de recuperaci¨®n le asignaron a una guerrillera para que cuidara a Emmanuel. "Yo estaba al lado y a m¨ª tambi¨¦n me asignaron una persona que me cuidara". Entretanto, Ingrid Betancourt, ex candidata presidencial, su colega y amiga -las dos fueron secuestradas en febrero de 2002-, sigui¨® a trav¨¦s de cartas todo lo que le ocurr¨ªa: "Yo la ten¨ªa al tanto de lo que iba pasando".
Cuando regres¨® con sus compa?eros de cautiverio se reencontr¨® con Ingrid. Ella alzaba a Emmanuel, le cantaba en franc¨¦s y le hizo, con una s¨¢bana vieja, unos mitones, unos guantes cortados. Clara Leticia trajo los mitones en su morral. "Se los quiero mostrar a mi mam¨¢ y compartir con la mam¨¢ de Ingrid". Al poco tiempo las dos amigas fueron separadas: "Hace tres a?os que no s¨¦ nada de Ingrid".
Pero Clara Rojas s¨®lo estuvo con su hijo unos ocho meses. Los separaron, cont¨® Consuelo, la otra liberada, despu¨¦s de una marcha muy dura a trav¨¦s de la selva, durmiendo en cualquier parte, tres meses. En esa marcha participaron Clara y su beb¨¦. Entonces Emmanuel necesitaba atenci¨®n m¨¦dica. Empez¨® as¨ª una larga etapa de incertidumbre. "Ellos [los guerrilleros de las FARC] me dec¨ªan que estaba bien, que no me preocupara, pero yo no ten¨ªa noticia del ni?o". Su deseo era que entregaran el peque?o a la mam¨¢ de Clara, a la abuela del ni?o. Mand¨® cartas a la Cruz Roja Internacional, a Manuel Marulanda Tirofijo, el viejo comandante de las FARC: "Pero pasaban los d¨ªas, los meses, los a?os y esto no ocurr¨ªa", cont¨® Clara en la larga entrevista.
Las ¨²nicas noticias, ocasionales, las escuchaba por la radio. La ¨²ltima semana del pasado diciembre, en medio de todo el vergonzoso episodio del operativo Emmanuel, que supuestamente iba a terminar con la libertad de ella, Consuelo Gonz¨¢lez de Perdomo y el ni?o, supo que su hijo estaba bajo la protecci¨®n de Bienestar Familiar. "La primera sorprendida fui yo". Hoy sue?a con abrazarlo, quiere que entre ya al colegio. Est¨¢ segura de que cuando lo llame Emmanuel, ¨¦l recordar¨¢ su nombre original, ya que en Bienestar Familiar lo llaman Juan David. "Emmanuel significa, como dice la Biblia, una bendici¨®n con nosotras".
A Consuelo Gonz¨¢lez, la otra mujer liberada, fue tambi¨¦n una ni?a, su nieta Mar¨ªa Juliana, quien la ayud¨® a aguantar en las c¨¢rceles del pueblo, como llaman las FARC a los sitios cerrados, alambrados donde tienen a sus rehenes. Lo cont¨® esta mujer, una pol¨ªtica de 57 a?os que fue secuestrada en septiembre de 2001, tambi¨¦n a Caracol, la primera ma?ana de libertad. A trav¨¦s de los mensajes que le enviaban sus hijas -en los programas radiof¨®nicos que en este pa¨ªs de absurdos est¨¢n destinados para que familiares y secuestrados tengan alguna comunicaci¨®n- sigui¨®, paso a paso, el embarazo y el parto. "Fue un aliciente para resistir y sobrevivir".
Desde ayer empez¨® no a recuperar los seis a?os que le rob¨® esta guerrilla, sino a aprovechar el tiempo que tiene de ahora en adelante para compartir. Hicieron un pacto: hasta las cuatro de la ma?ana ella escuch¨® a sus hijas todas sus experiencias vividas en estos largos a?os y se dedic¨® a disfrutar a Mar¨ªa Juliana. "Ella llen¨® de ilusi¨®n mi vida". Y fue tambi¨¦n por estos mensajes que se enter¨® de la muerte de su esposo, Jairo Perdomo, dos a?os despu¨¦s de estar cautiva. "Sent¨ª que se me derrumbaba todo, que mi vida no ten¨ªa salida".
La meditaci¨®n y la oraci¨®n le ayudaron a recuperar la tranquilidad. Y se aferr¨® al recuerdo de sus hijas y al deseo intenso de estar con ellas. Y hac¨ªa todo lo posible por distraerse. "Le¨ªa todos los libros y revistas que llegaban al campamento, jugaba, cos¨ªa, bordaba, hac¨ªa gimnasia diariamente. Lo hac¨ªa para mantener la salud y para tener resistencia para las marchas, que pod¨ªan durar meses, horas, d¨ªas o semanas".
Consuelo Gonz¨¢lez dedic¨® gran parte de la entrevista a hablar de sus compa?eros de cautiverio, en especial de los soldados y polic¨ªas sometidos a condiciones absolutamente infrahumanas. "Viven encadenados todo el d¨ªa; los tienen amarrados al cuello y llevan una maleta al hombro, para irla soltando o enrollando para ir a comer, para ba?arse". Por la noche, la cadena se amarra a un palo al pie de la cama; a los tres pol¨ªticos rehenes los amarraban por la noche.
"En este siglo, que en el mundo est¨¦ ocurriendo esto es inadmisible", se?al¨® dolorida. Algunos de sus compa?eros de pesadilla llevan m¨¢s de nueve a?os sufriendo humillaciones.
"Nos est¨¢n dando una lecci¨®n de coraje", agreg¨® Gonz¨¢lez. Sali¨® decidida a hacer todo lo que estuviera a su alcance para que vuelvan a sus familias y fue enf¨¢tica: es necesaria la mediaci¨®n de Ch¨¢vez. "No se puede acudir a la guerra para solucionar este conflicto".
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